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MENOS EUROPA Y MÁS POPULISMO.

El auge de los populismos y partidos de ultraderecha en Europa.

Las recientes elecciones al Parlamento Europeo de 2024 han dibujado un panorama político diverso y cambiante en Europa. Si bien los grupos políticos tradicionales han logrado mantenerse, se enfrentan a nuevos desafíos derivados del fortalecimiento de partidos populistas y de extrema derecha en varios países de la Unión Europea.

Este fenómeno no es reciente ni puntual, sino que ha experimentado un crecimiento lento pero constante durante años, especialmente desde las elecciones europeas de 2014. Se trata de una respuesta de amplios sectores de la sociedad europea a una serie de factores socioeconómicos y políticos, entre los que destacan:

  • Los efectos de las sucesivas crisis económicas: La crisis financiera de 2008 y la reciente crisis provocada por la pandemia de COVID-19 han generado un clima de incertidumbre y malestar social, especialmente entre los sectores más vulnerables de la población.
  • Desconfianza hacia las elites urbanas y los medios de comunicación: Una combinación de factores económicos, culturales y de percepción, acompañado de cierto conservadurismo social, ha llevado a que en las áreas rurales prolifere una sensación de abandono y de marginación frente a los grandes núcleos urbanos, con mayor diversidad y acceso a oportunidades.
  • La precariedad laboral: El aumento del desempleo, la temporalidad y los bajos salarios han alimentado la sensación de descontento y frustración entre los trabajadores.
  • El encarecimiento de la vivienda: El acceso a una vivienda digna se ha convertido en un problema cada vez más acuciante en muchas ciudades europeas, lo que ha generado un sentimiento de exclusión y resentimiento entre la población.
  • La inmigración: La llegada de inmigrantes a Europa ha generado debates y controversias, siendo utilizada por algunos partidos populistas como un elemento para exacerbar los miedos y prejuicios de la población.
  • La desilusión con los partidos tradicionales: Muchos ciudadanos europeos se sienten desencantados con la actuación de los partidos políticos tradicionales, a los que perciben como alejados de sus preocupaciones y necesidades.

Este conjunto de factores ha creado un caldo de cultivo propicio para el auge de los populismos y partidos de ultraderecha, que ofrecen soluciones simples y directas a problemas complejos, apelando a menudo a emociones como el miedo, la ira o el nacionalismo.

El auge de la ultraderecha en Europa.

El panorama político europeo ha experimentado una transformación significativa en las últimas décadas, caracterizada por el crecimiento constante del voto a la ultraderecha. Esta tendencia se ha materializado en las sucesivas elecciones al Parlamento Europeo, desde 1990 hasta 2020.

El notable incremento en el porcentaje de votos a partidos de ultraderecha en la mayoría de los países europeos, especialmente a partir de la década de 2010, es un fenómeno que no puede pasarse por alto. Países como Francia, Italia, Alemania y España presentan picos significativos en los últimos años, lo que indica un crecimiento sostenido de la popularidad de estas formaciones políticas.

1. Factores que impulsan el auge de los populismos.

El ascenso de los partidos populistas, especialmente de extrema derecha, se puede atribuir a una combinación de factores clave:

  • Descontento económico y social: Amplios sectores de la sociedad europea experimentan un creciente malestar debido a factores como la precariedad laboral, la desigualdad económica, la falta de oportunidades y la sensación de exclusión social.
  • Tensiones migratorias: La llegada de inmigrantes a Europa ha generado debates y controversias, siendo utilizada por algunos partidos populistas como un elemento para exacerbar los miedos y prejuicios de la población.
  • Escepticismo hacia la Unión Europea: Muchos ciudadanos europeos se sienten desencantados con la actuación de la Unión Europea, a la que perciben como alejada de sus preocupaciones y necesidades.
  • Reacción contra las políticas ambientales: Algunos sectores de la población se oponen a las medidas tomadas para combatir el cambio climático, considerando que estas afectan negativamente a su estilo de vida y a la economía.
  • Fragmentación y declive de los partidos tradicionales: La pérdida de confianza en los partidos políticos tradicionales ha abierto un espacio para que nuevas fuerzas políticas, con discursos más radicales y propuestas más simples, ganen terreno.

2. Un nuevo panorama político europeo.

El auge de los populismos no es una causa única, sino un conjunto de factores interconectados que han contribuido a este fenómeno. Es importante comprender las raíces del malestar social para poder abordar este desafío de manera efectiva.

La nueva realidad política europea, impulsada por el descontento económico, las preocupaciones sobre la inmigración, el escepticismo hacia la Unión Europea y la resistencia a las políticas medioambientales se traduce en una mayor fragmentación y polarización política en el continente.

Nueva radiografía del Parlamento Europeo.

El resultado de las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 ha redefinido el panorama político europeo, con un fortalecimiento significativo de las formaciones de ultraderecha. Estas fuerzas políticas obtuvieron un total de 205 escaños, lo que representa el 28,47% de la representación en la nueva Eurocámara.

La ultraderecha logró ser la primera fuerza política en países de gran relevancia para la Unión Europea, como Francia, donde el partido Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen duplicó en votos al partido de Emmanuel Macron; Italia, donde Hermanos de Italia, liderado por Giorgia Meloni, se convirtió en la primera fuerza con el 28,8% de los votos; Bélgica, donde el Vlaams Belang obtuvo el 15,2%; y Austria, donde el FPÖ alcanzó su mejor resultado desde 1996 con más del 25% de los votos. En Alemania o en los Países Bajos, la ultraderecha se posicionó como la segunda fuerza política más votada.

1. Tres grupos de ultraderecha en la Eurocámara.

Este auge se ha materializado en una nueva composición del Parlamento Europeo, donde tres de los ocho grupos parlamentarios, se identifican con formaciones políticas populistas y de extrema derecha:

  • Patriotas por Europa (PPE), promovido por el húngaro Viktor Orbán y su partido Fidesz, liderado por Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen y que integra también a Vox de España. Es el grupo de extrema derecha más grande con 84 escaños.
  • Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), liderado por Giorgia Meloni y Hermanos de Italia. Considerado como el grupo «más moderado» dentro de la ultraderecha por su apoyo a Ucrania en la guerra contra Rusia. Cuenta con 78 escaños.
  • Europa de las Naciones Soberanas (ESN), impulsado por Alternativa para Alemania (AfD) tras su expulsión de Identidad y Democracia. Es el grupo más radical de los tres e incluye partidos de Bulgaria, Chequia y Polonia, sumando 25 escaños.

Se trata de un bloque heterogéneo con un denominador común, la oposición al statu quo.

A pesar de sus diferencias y fuertes liderazgos, estos grupos comparten una postura crítica hacia la Unión Europea y sus políticas, defendiendo posiciones nacionalistas, antiinmigratorias y proteccionistas. La cuestión del apoyo a Ucrania o Rusia ha sido un punto de fricción que ha impedido su unión en un solo grupo parlamentario.

Si se suman los 11 eurodiputados de extrema derecha no adscritos a ningún grupo parlamentario, la cifra total asciende a 196, lo que representa el 27,5% de los escaños de la Eurocámara.

2. Un Parlamento Europeo más fragmentado.

La composición del nuevo Parlamento Europeo tras las elecciones de 2024 queda definida de la siguiente manera:

  1. Partido Popular Europeo (EPP): 188 escaños
  2. Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D): 136 escaños
  3. Patriotas por Europa: 84 escaños
  4. Conservadores y Reformistas Europeos (ECR): 78 escaños
  5. Renovar Europa (Renew Europe): 77 escaños
  6. Los Verdes/Alianza Libre Europea (Greens/EFA): 53 escaños
  7. Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL): 46 escaños
  8. Europa de las Naciones Soberanas (ENS): 25 escaños

Hay que indicar que, en el Grupo de Eurodiputados no adscritos, lo conforman 33 eurodiputados, entre los que se encuentran los 11 eurodiputados de extrema derecha no adscritos a ningún grupo parlamentario.

Es evidente que nos encontramos ante un nuevo escenario supone todo un desafío para la democracia y la cohesión europea.

Primeras complicaciones.

La presencia de estos tres grupos parlamentarios de extrema derecha en el Parlamento Europeo y sus marcadas diferencias, en conjunto, van a tener varios efectos en la toma de decisiones en el ámbito de las políticas europeas.

1. Mayor polarización y fragmentación ideológica.

Esta presencia en el Parlamento Europeo facilitará a los grupos de extrema derecha amplificar su discurso, ya que esta institución se convertirá en una excelente plataforma para difundir su discurso populista.

Lo que sí resulta una incógnita saber es si la actual división entre estos grupos se va a mantener en el tiempo. Dentro de cinco años, podrían confluir en la formación de coaliciones más fuertes y coherentes dentro de este ámbito ideológico.

Otra incógnita será saber cómo la sobreexposición del discurso de extrema derecha va a influir en el resto de los grupos parlamentarios en la Eurocámara. Si se mantendrá un bloque compacto frente a estas formaciones políticas o terminará por generar también división entre ellos.

2. Influencia limitada, ¿o no?

Aunque el frente de eurodiputados de ultraderecha cuente con un número significativo de escaños, muchos analistas creen que sus diferencias internas limitarán su capacidad de acción o influencia en la toma de decisiones en la política europea.

En principio, el grupo liderado por Giorgia Meloni (ECR) quiere marcar diferencias con Patriotas por Europa (Viktor Orbán, Marine Le Pen, Santiago Abascal) y puede que adopte posturas más moderadas para acercarse a otros partidos tradicionales y ganar influencia. Sin embargo, esto está por ver, ya que en esta ecuación no hay que olvidar que la distribución de cargos en las instituciones europeas puede condicionar este tipo de acercamiento. Además, aparentemente existe un “cordón sanitario” frente a la ultraderecha y que este tipo de acercamiento a partidos tradicionales en el seno de la Unión Europea puede influir en la política interna italiana.

3. Tensiones internas y externas.

Creo que cinco años son muchos años y se avecinan acontecimientos tanto a nivel interno como en el ámbito internacional que podrían cambiarlo todo.

Muchos de los países miembros de la Unión Europea han de afrontar procesos electorales en los que el resultado que obtengan estas formaciones políticas puede incidir en las decisiones que tomen en Europa.

Por otro lado, el devenir de la Guerra de Ucrania, los posicionamientos frente a un hipotético acercamiento a Rusia y el resultado de las elecciones norteamericanas pueden generar tensiones y afectar la cohesión en la política exterior de la Unión Europea. Sin embargo, lo que hoy separa a estos grupos parlamentarios de extrema derecha podría unirlos más adelante.

¿Pueden continuar creciendo los partidos populistas y de extrema derecha en Europa?

Quizás sea esta la pregunta que muchos nos hacemos tras el crecimiento que han experimentado en los últimos años.

En principio, creo que nadie duda de que las posibilidades de que este tipo de formaciones políticas continúen creciendo en Europa en los próximos cinco años son significativas. Sin embargo, pienso que ello dependerá de ciertas limitaciones y de los desafíos a los que han de enfrentarse.

1. Factores que pueden favorecer el crecimiento de los partidos de ultraderecha en Europa.

  • Contexto Político y Económico: Los efectos derivados de una posible crisis económica, la evolución de la inflación, la precariedad laboral, la inmigración y la inseguridad pueden continuar alimentando el descontento con los partidos tradicionales, impulsando el apoyo a opciones más radicales.
  • Normalización y Adopción de Retóricas: Muchos partidos políticos de corte conservador o centristas están adoptando retóricas y políticas de ultraderecha, especialmente en temas como la inmigración y la identidad nacional, lo que está llevando a normalizar las posturas de los partidos de ultraderecha. Esto, más que beneficiar a estos partidos tradicionales, lo que pueden hacer es facilitar el crecimiento y una mayor legitimación de las políticas de ultraderecha.
  • Estrategias Electorales: La habilidad de los partidos de ultraderecha para formar coaliciones estratégicas y su participación en gobiernos nacionales y/o regionales, les ha proporcionado mayor visibilidad y legitimidad. Si esta tendencia continúa, acentuará su poder y recursos económicos, lo que les permitirá financiar su crecimiento.

2. Desafíos y limitaciones al crecimiento de los partidos de ultraderecha en Europa.

  • Divisiones Internas: Las significativas diferencias ideológicas entre los partidos de ultraderecha presentes en la nueva Eurocámara, especialmente en temas como el apoyo a Ucrania o las relaciones con Rusia, dificultan la formación de un frente unido. Esto limita su capacidad para ejercer una influencia cohesiva en el Parlamento Europeo, lo que restringe su influencia política efectiva.
  • Reacción de otros grupos políticos tradicionales: Los partidos centristas y de izquierda continúan oponiéndose a la integración de la ultraderecha en coaliciones gobernantes y, a menudo, establecen «cordones sanitarios» para limitar su influencia.
  • Impacto en la gobernabilidad a largo plazo. Si bien hay un aumento en el apoyo a los partidos de ultraderecha, su capacidad para mantener y consolidar ese apoyo a largo plazo depende de su habilidad para gobernar de manera eficaz y resolver los problemas que los votantes perciben como prioritarios.

Sea como fuere, las perspectivas futuras de crecimiento para los partidos de ultraderecha en Europa son muy favorables. Su influencia está destinada a seguir creciendo, al menos en el corto plazo.

Si estos partidos políticos logran superar sus diferencias internas y formar coaliciones efectivas, podrían aumentar significativamente su poder e influencia en la política europea. Sin embargo, la resistencia de los partidos tradicionales y las dinámicas cambiantes del panorama político europeo serán factores críticos que determinarán la magnitud de este crecimiento.

Dada la convergencia de todos estos factores, es relativamente alta la probabilidad de que estos partidos experimenten un aumento significativo en su influencia durante los próximos cinco años.

Si bien no se trata de un análisis riguroso, considerando la información disponible y los análisis de varias fuentes, creo que podemos estimar que, la probabilidad de que se confirme un incremento significativo en la influencia de los partidos de ultraderecha en Europa en los próximos cinco años, se puede situar en un rango de entre el 70% y el 80%. Un rango de probabilidades que toma en cuenta tanto los factores favorables como los desafíos mencionados anteriormente.

¿Qué podemos esperar del crecimiento de los partidos populistas y de extrema derecha en las elecciones al Parlamento Europeo de 2029?

Para responder a esta pregunta, es necesario realizar un ejercicio de «política ficción».

Como apuntara anteriormente, insisto en que la proyección que voy a realizar no tiene una base científica o metodológica, sino que se basa en mi experiencia.

Hecha esta puntualización, considero que, si las circunstancias les son favorables, los partidos políticos de ultraderecha en Europa podrían alcanzar una tasa de crecimiento anual en torno al 5% durante los próximos 5 años.

Si se confirmara esta tendencia de crecimiento anual del 5%, los partidos populistas y de extrema derecha, aplicando la fórmula de la tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR), podrían aumentar su representación en el Parlamento Europeo de un 28,47% en 2024 a aproximadamente un 35,58% en 2029. Esto implicaría un incremento significativo en su influencia política y su capacidad para afectar las políticas y decisiones dentro de la Unión Europea.

Si los factores que favorecen este crecimiento, descritos anteriormente, se comportan de tal forma que compensen los desafíos o limitaciones que estos partidos deben afrontar, y si la estimación de crecimiento se confirma, y logra superar ese crecimiento del 5% anual que hemos estimado, la representación de los partidos populistas y de extrema derecha en el Parlamento Europeo en 2029 podría alcanzar entre 349 y 369 eurodiputados (actualmente son 205). En el caso más favorable para estas fuerzas políticas, esto supondría una representación de entre el 48.4% y el 51.2% de la Eurocámara (actualmente representan el 28.47%).

Esto significa que los partidos de ultraderecha podrían llegar a constituir casi la mitad, o incluso la mayoría, del Parlamento Europeo si la tendencia actual de crecimiento se mantiene.

Un futuro marcado por la ultraderecha.

Llegados a este punto, la pregunta que nos surge es: si tuviera lugar este incremento de los partidos populistas y de extrema derecha en Europa, ¿cuáles serían las posibles consecuencias para la sociedad europea?

Por un momento, imaginemos que, sin llegar a las cifras indicadas anteriormente, las que hemos marcado como probables en el mejor de los casos, esta tendencia continúa y, del 28,47% actual, en las elecciones del año 2029, estas formaciones políticas logran alcanzar aproximadamente un 38,3% de representación en el Parlamento Europeo.

Si esto ocurre, estaríamos hablando de una mayor influencia y podría tener consecuencias realmente significativas para la sociedad europea.

A continuación, apunto algunas de las posibles implicaciones que creo que podrían surgir.

1. Cambios en la política migratoria.

Los partidos populistas y de extrema derecha podrían influir en la toma de decisiones políticas, impulsando políticas migratorias más restrictivas. Esto supondría cambios significativos que implicarían:

  • Restricciones más severas: Implementación de políticas más duras para la admisión de inmigrantes y refugiados.
  • Repatriaciones: Aumento de las deportaciones y medidas para facilitar el retorno de inmigrantes a sus países de origen.
  • Seguridad fronteriza: Mayor inversión en controles fronterizos y medidas de seguridad.

2. Impacto en la integración europea.

Estos partidos tienden a ser euroescépticos, una posición ideológica que dudamos que cambien a lo largo de estos cinco años. De hecho, si se produce este crecimiento electoral, es una postura que se reforzará y podría materializarse en:

  • Descentralización del poder: Propuestas para devolver más poder a los estados miembros, reduciendo la autoridad de las instituciones centrales de la UE.
  • Referendos nacionales: Aumento de la demanda de referendos para decidir sobre la permanencia en la UE o sobre tratados específicos.
  • Bloqueo de la integración: Obstaculización de iniciativas para una mayor integración política y económica.

3. Políticas económicas y sociales.

Quizás sea este el ámbito donde sus posturas ideológicas van a ser más efectivas y se implementarán casi de inmediato. Esto implicaría:

  • Proteccionismo económico: Mayor énfasis en políticas económicas proteccionistas para proteger las industrias nacionales frente a la competencia extranjera.
  • Desregulación: Posible reducción de regulaciones laborales y ambientales para favorecer el crecimiento económico nacional en cada uno de los Estados miembros de la UE.
  • Políticas sociales restrictivas: Reducción de programas de bienestar social dirigidos a inmigrantes y posibles cambios en las políticas de igualdad de género y derechos LGBTQ+.

4. Impacto en la cohesión social.

Sin lugar a duda, este sería uno de los impactos más significativos, lo que implicaría:

  • Aumento de la polarización: Mayor división entre diferentes grupos sociales y políticos dentro de los países y entre los estados miembros de la UE.
  • Conflictos sociales: Posibles aumentos en la tensión social y en incidentes de xenofobia y racismo, impulsados por retóricas nacionalistas y excluyentes.
  • Movilización de la sociedad civil: Reacciones y movilizaciones de organizaciones de derechos humanos, grupos progresistas y comunidades afectadas para contrarrestar las políticas restrictivas.

5. Influencia en la política exterior.

Quizás este aspecto sea el más complejo de analizar porque, en política internacional es donde existen las mayores diferencias entre las distintas familias de la extrema derecha en Europa, pero, en caso de que se acerquen posturas podríamos asistir a cambios sustanciales en dos frentes donde, tradicionalmente, ha existido un amplio consenso en la Unión Europea, que son:

  • Relaciones con países no europeos: Posible realineación de las relaciones exteriores, incluyendo una postura más dura frente a países de fuera de la UE y cambios en las políticas comerciales.
  • Relaciones con Rusia y Estados Unidos: Influencia en la política exterior de la UE respecto a potencias globales como Rusia y Estados Unidos, posiblemente buscando un enfoque más aislacionista o de cooperación selectiva.

6. Agenda verde, medio ambiente y cambio climático.

En este tema sí hay un amplio consenso dentro de este grupo ideológico, lo que nos llevaría a tomar decisiones que implicarían:

  • Retroceso en políticas ambientales: Posible debilitamiento de las políticas y compromisos ambientales, con un menor enfoque en la lucha contra el cambio climático y la sostenibilidad.
  • Conflictos sobre el Green Deal: Bloqueo o dilución de iniciativas como el Pacto Verde Europeo, afectando los esfuerzos de la UE para liderar en la acción climática global.

En definitiva, el incremento en la representación de los partidos populistas y de extrema derecha en el Parlamento Europeo podría acarrear cambios significativos en las políticas migratorias, la integración europea, las políticas económicas y sociales, la cohesión social, la política exterior y las políticas ambientales. Estos cambios podrían intensificar la polarización dentro de los estados miembros y en la UE en general, creando un entorno político y social más conflictivo y dividido.

Entre el auge de la ultraderecha y la incertidumbre.

La reciente evolución política en Europa ha puesto de relieve un cambio significativo en el panorama parlamentario: el ascenso de los partidos de ultraderecha. Con 205 escaños en el Parlamento Europeo, lo que representa el 28,47% de la representación total, estos partidos han alcanzado una presencia notable que refleja un descontento creciente con las políticas tradicionales y una mayor aceptación de posturas radicales.

Este crecimiento se ve favorecido por una convergencia de factores económicos, sociales y políticos. La persistente crisis económica, la percepción de una gestión inadecuada de la inmigración y la inseguridad han alimentado el descontento popular, impulsando el apoyo a opciones políticas más extremas. Además, la normalización de las retóricas de ultraderecha por parte de algunos partidos centristas ha contribuido a legitimar sus posturas.

Sin embargo, el auge de la ultraderecha no está exento de desafíos. Las divisiones internas y las diferencias ideológicas significativas entre estos partidos, especialmente en temas como el apoyo a Ucrania o las relaciones con Rusia, limitan su capacidad para formar un frente unido y ejercer una influencia cohesiva. Asimismo, la resistencia continua de los partidos tradicionales y la implementación de cordones sanitarios siguen siendo barreras importantes para su avance.

Las proyecciones más optimistas, si las tendencias actuales se mantienen, indican que estos partidos políticos podrían llegar a representar entre el 48,4% y el 51,2% del Parlamento Europeo en 2029, con un número de eurodiputados que oscilaría entre 349 y 369. No obstante, este escenario está sujeto a múltiples variables y desafíos que podrían modificar estas previsiones.

La política europea se encuentra en constante cambio, y aunque las señales actuales apuntan a un incremento en la influencia de los partidos de ultraderecha, el futuro no está escrito. La capacidad de estos partidos para superar sus divisiones internas, las respuestas de los partidos tradicionales y los eventos socioeconómicos y políticos futuros jugarán un papel crucial en determinar la configuración del Parlamento Europeo en los próximos años. En este contexto dinámico y en evolución, la incertidumbre permanece, y el desarrollo de los acontecimientos continuará siendo observado con atención.

Estos resultados hipotéticos subrayan la importancia de la participación democrática y la necesidad de un diálogo continuo y constructivo entre diferentes fuerzas políticas y la sociedad civil para abordar los complejos desafíos que enfrenta Europa. El fortalecimiento de la ultraderecha en el Parlamento Europeo supone un reto para la democracia y la cohesión europea. Es fundamental comprender las causas de este fenómeno y promover el diálogo y la cooperación entre las diferentes fuerzas políticas para defender los valores fundamentales de la Unión Europea.

Se requiere un análisis profundo y una respuesta firme por parte de las instituciones europeas y los gobiernos nacionales para hacer frente a este complejo fenómeno y defender los valores fundamentales de la democracia, la cohesión social y el respeto a los derechos humanos en Europa.

El futuro de Europa, en definitiva, está en manos de sus ciudadanos y líderes políticos. Si bien las tendencias actuales son significativas, el curso final de la historia aún está por decidirse.

El futuro de Europa no está escrito, pero depende de las acciones que se tomen hoy para asegurar un futuro próspero, democrático y respetuoso con los derechos humanos para todos los europeos.

Fotos: Imágenes generadas con IA.

EUROPA: EN LA ENCRUCIJADA DE LA IA.

Mi análisis de las Elecciones Europeas 2024. Tercera parte.

Tras dos entregas previas, es turno ahora de esta tercera y última reflexión sobre los resultados de las últimas elecciones al Parlamento Europeo.

En mi primera entrega, hacía referencia a la participación electoral y a los factores que han llevado a los partidos de corte populista y de extrema derecha a obtener resultados tan relevantes, continuando una tendencia observada desde las elecciones del año 2014.

En la segunda entrega, he puesto la atención en lo que he venido a denominar como «el poder de una minoría», sobre el papel que ha jugado el voto joven en estas elecciones y cómo, en el contexto de una población en Europa cada vez más envejecida, plantea ciertos interrogantes sobre el futuro político si los jóvenes continúan votando en mayor proporción que los mayores y, de igual manera, se mantiene su afinidad, cada vez más creciente, hacia propuestas populistas y de extrema derecha, tal y como parece que ha ocurrido en las recientes elecciones.

Ahora, en esta tercera entrega, mi intención es reflexionar acerca del papel que ha comenzado a jugar la inteligencia artificial en los procesos electorales y, de manera particular, cómo esta nueva tecnología ha sido y será utilizada por los partidos políticos populistas y de extrema derecha. También analizaré cómo la inteligencia artificial y la propaganda moderna pueden continuar influyendo en el comportamiento electoral y cómo pueden llegar a definir el futuro de la Unión Europea a corto, medio y largo plazo.

Volvamos a la pregunta: ¿y si el futuro de Europa estuviera en manos de una minoría, de los más jóvenes?

Decía que, a mi entender, los partidos políticos de corte populista y de extrema derecha sí que se han formulado esta pregunta y que han encontrado una respuesta.

De ser así y estar en lo cierto, la respuesta de campaña para estas elecciones europeas de 2024 ha sido muy sencilla: incitar un discurso polarizador que, al final, lo que hace es desincentivar el voto de los electores más jóvenes, y dirigirse a esa minoría, los electores más jóvenes, con un discurso populista, con unas formas y estética «cautivadora», así como, con la ayuda de la inteligencia artificial, utilizando sus canales de comunicación, las redes sociales, en particular TikTok, Instagram, YouTube o Telegram.

Igual este análisis es muy simplista por mi parte, pero ¿qué puede haber de cierto?

Ya son algunos años que me dedico a este mundo de la consultoría política y, este fenómeno, al que ya apuntaba en mi artículo de 2019, se ha ido cociendo a fuego lento y los resultados están ahí. Lo que ha ocurrido es que la irrupción de la inteligencia artificial en, especialmente, el auge de la Inteligencia Artificial Generativa, como es Chat GPT, lo ha precipitado todo.

Fue en mayo de 2020 cuando OpenAI lanzó Chat GPT-3 y, como cualquier nueva tecnología, la aceptación por los más jóvenes fue casi inmediata y superó cualquier expectativa. Pensar que solo en España, pasamos de 1,4 millones de usuarios mensuales de Chat GPT, en diciembre de 2022, a más de 4 millones de usuarios únicos en octubre de 2023, que principalmente eran estudiantes y lo utilizaban para preparar sus trabajos y exámenes.

La versión GPT-4 salió al mercado en marzo de 2023 y, los adultos apenas nos dimos cuenta de lo que estaba pasando hasta finales del pasado año 2023 y muchos, aún no saben de qué va esto.

Aunque es difícil de encontrar datos actualizados a 2024 para España, según la empresa Open AI, a nivel global, Chat GPT ha experimentado un crecimiento más que significativo, con más de 180,5 millones de usuarios mensuales y aproximadamente 100 millones de usuarios activos semanalmente hasta junio de 2024. Y según la misma fuente, Chat GPT ha alcanzado un uso considerable en Europa, con cifras que, en octubre de 2023, alcanzaron alrededor de 1.7 mil millones de visitas, lo que refleja una fuerte interacción de los usuarios en una región con alta conectividad y una fuerte adopción tecnológica.

Imaginemos por un momento, con estas cifras, cómo ha podido evolucionar el proceso de aprendizaje de la IA en tan poco espacio de tiempo.

Como veremos más adelante, quienes, si han sabido entender este fenómeno de la IA y cómo utilizar esta herramienta para ayudarles a polarizar a la sociedad europea y acceder de forma más eficaz al electorado más joven, ese que les va a permitir alcanzar el poder, son las formaciones políticas populistas y de extrema derecha.

Nos guste o no, lo han hecho y considero que lo siguen haciendo bien. Pero ¿cómo lo han hecho?, ¿Qué herramientas de IA han utilizado?

Utilización de la IA por los partidos populistas y de extrema derecha en las Elecciones al Parlamento Europeo 2024.

Los partidos populistas y de extrema derecha, básicamente, han utilizado IA para microtargeting, análisis de sentimientos y propaganda en redes sociales. Han empleado bots y tecnologías de deepfake para amplificar sus mensajes y manipular la opinión pública.

Pero vayamos por partes. Estos han sido los tres ejes fundamentales en los que han centrado el aprovechamiento de las potencialidades de la IA:

(1) Microtargeting y Publicidad Personalizada.

Utilizaron IA para llevar a cabo campañas de microtargeting, enviando mensajes personalizados a grupos específicos de votantes, en especial al electorado más joven. Estas campañas se han basado en el análisis de grandes volúmenes de datos demográficos y de comportamiento obtenidos a través de redes sociales y otras fuentes digitales.

(2) Bots y Redes Sociales.

Emplearon bots para amplificar su presencia en redes sociales, generando una percepción de mayor apoyo y difundiendo mensajes clave de manera más eficiente. En el caso de los bots, se trata de una nueva generación que ha sido mejorada considerablemente por la IA y que se ha «humanizado» considerablemente. Ni que decir tiene que, sin desmerecer otras plataformas, la red social estrella ha sido TikTok, una plataforma en la que ya venían trabajando desde hace mucho tiempo estas formaciones políticas y en la que han sido capaces de mejorar mucho su rendimiento y efectividad. Aquí volvemos a lo mismo, entre el electorado más joven.

(3) Análisis de Sentimiento.

Si bien, estas técnicas se venían utilizando desde hace tiempo, con la irrupción de la IA, las herramientas de análisis de sentimientos basadas en IA han aumentado significativamente su capacidad de monitorear y analizar las opiniones y emociones de los votantes en tiempo real, ajustando los mensajes y estrategias en función de las reacciones del público. Y si alguien lo ha sabido hacer son estas formaciones populistas y de extrema derecha.

Fratelli d’Italia: Ejemplo del uso práctico de la IA en campaña.

Sin querer entrar en profundidad, ya que esta materia daría para otro artículo, quiero poner tan solo un ejemplo de cómo estas formaciones políticas han sabido utilizar las potencialidades de la IA.

Aunque me voy a referir a Fratelli d’Italia (FdI), podríamos decir que este proceder tuvo lugar prácticamente en todos los partidos políticos de corte populista o de extrema derecha durante estas elecciones.

Tener en cuenta que este trabajo con la IA no se circunscribió tan solo al periodo de campaña electoral. Ya venían trabajando hace más de un año de forma intensa en esta materia, ya que, especialmente, con la irrupción en el mercado del modelo de Open AI, Chat GPT4, en el mes de marzo del 2023.

De hecho, en mi artículo «28M: Reflexiones de una campaña», que publiqué el 28 de junio de 2023, comentaba como recurrí a la IA para trabajar en aquella campaña en las elecciones municipales y autonómicas en España. Entonces, realmente estamos experimentando en cómo usar la IA en una campaña electoral y, desde entonces, la evolución ha sido espectacular. Tal es así, que ya no concibo la política sin la utilización de la IA y esto, lo han entendido a la perfección los estrategas de campaña de estas formaciones políticas en toda Europa. Un camino que las formaciones políticas tradicionales aún han de realizar.

Pero vayamos al caso de Fratelli d’Italia (FdI), ¿qué es lo que han hecho?

Microtargeting y Publicidad Personalizada.

  • Fratelli d’Italia ha utilizado IA para llevar a cabo campañas de microtargeting, enviando mensajes personalizados a grupos específicos de votantes. Estas campañas se basan en el análisis de grandes volúmenes de datos demográficos y de comportamiento obtenidos a través de redes sociales y otras fuentes digitales.
  • Además, la IA les ha permitido «dosificar» los mensajes, es decir, tanto en la calidad como en la cantidad de impactos, evitando así la saturación de mensajes que, como pasaba no hace mucho, podía resultar contraproducente.

Bots y Redes Sociales.

  • La campaña de FdI ha empleado bots para amplificar su presencia en redes sociales. Estos bots han sido programados para interactuar con los usuarios, compartir contenido y aumentar la visibilidad de sus mensajes.
  • Además, la calidad de los mensajes y la interacción se ha parecido mucho más a la que puede hacer un humano. Casi no se notaba la diferencia, lo que ha incrementado significativamente el llamado «engagement» en todas sus plataformas digitales.
  • Ya hace tiempo que han entendido que las campañas electorales se libran en las redes sociales y, especialmente, en TikTok. Es en esta plataforma donde han centrado sus mayores esfuerzos, en especial en usuarios varones de entre 18 y 34 años.

Análisis de Sentimientos.

  • En esta campaña han utilizado muy eficientemente las nuevas herramientas de análisis de sentimientos basadas en IA.
  • Han podido monitorear y analizar las opiniones y emociones de los votantes en tiempo real sin casi necesidad del componente humano. Prácticamente la IA les ha hecho todo el trabajo.Esto les ha permitido, con la ayuda de la IA, en cuestión de minutos (y podríamos decir que hasta en cuestión de segundos), poder ajustar sus mensajes y estrategias en función de las reacciones del público.

¿Y cuál ha sido el resultado obtenido?

La respuesta resulta más que evidente: la participación alcanzada en la nueva composición del Parlamento Europeo tras estas elecciones.

Fratelli d’Italia ha experimentado un notable aumento en su representación en el Parlamento Europeo, alcanzó un 28,59% de los votos en Italia, convirtiéndose en la fuera política más votada, pasando de 7 a 24 escaños, convirtiéndose en uno de los mayores partidos dentro del grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (CRE). Y ya veremos qué papel va a jugar en la gobernabilidad de la Unión Europea.

Ha logrado también una increíble movilización de sus votantes afines o, podríamos decir, «votantes objetivo», ya que la capacidad de movilizar a los votantes jóvenes y «desencantados» con los partidos tradicionales ha sido significativamente mejorada gracias al uso de IA.

La campaña dirigida y personalizada ha logrado captar el interés de estos votantes, incrementando su participación en las elecciones.

¿Hacia dónde nos dirigimos?

Las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 han marcado un punto de inflexión en la política europea. El auge de los partidos populistas y de extrema derecha, junto al papel cada vez más relevante de la inteligencia artificial (IA) en las campañas electorales, nos sitúa ante un futuro incierto que pasa por dos elementos que considero van a ser determinantes para el futuro incierto al que se enfrenta el continente europeo:

  1. El poder de las minorías: Los jóvenes, cada vez más desvinculados de la política tradicional, se han convertido en el objetivo principal de las formaciones de corte populista y de extrema derecha que, en estas últimas elecciones, han sabido utilizar las redes sociales y la IA para conectar con ellos de forma efectiva.
  2. La IA como herramienta de propaganda: La capacidad de la IA para microtargetizar mensajes, amplificar la presencia en redes sociales y analizar el sentimiento público ha sido aprovechada por estos partidos para manipular la opinión pública y difundir mensajes polarizadores.

¿Qué nos depara el futuro?

Llegados a este punto, nos surge esta otra pregunta para la reflexión que, no por lógica, resulta inquietante.

Podríamos especular, pero lo cierto es que la influencia de la IA en la política europea, al igual que lo hará a nivel global, no hará sino crecer en los próximos años. Es por eso que resulta crucial que las instituciones democráticas y la sociedad civil se adapten a esta nueva realidad y desarrollen mecanismos para garantizar que la IA se utilice de manera responsable y ética. Aunque ya se han dado los primeros pasos regulatorios en el ámbito de la Unión Europea, aún queda mucho por hacer y ser conscientes de que la IA avanzará mucho más rápido que la legislación que pretenda regularla, por no hablar de la supervisión posterior.

En definitiva, Europa se encuentra en una encrucijada. El camino que tomemos determinará el futuro de la democracia y la cohesión social en nuestro continente. Es por eso por lo que, como conclusión, propongo las siguientes preguntas para la reflexión:

  • ¿Cómo podemos garantizar que la IA se utilice de manera responsable en las campañas electorales?
  • ¿Qué papel deben jugar las plataformas digitales para combatir la desinformación y la manipulación?
  • ¿Cómo podemos educar a los ciudadanos para que sean más críticos con la información que encuentran en línea?
  • ¿Qué medidas podemos tomar para fomentar la participación política de los jóvenes?

Reflexiones finales.

Creo que coincidirán conmigo en que, tras estas últimas elecciones europeas, algo ha pasado, algo ha cambiado. Estas elecciones al Parlamento Europeo de 2024 han sido otra cosa y, a partir de ahora, se abre un campo de incertidumbre y, hasta cierto punto, de preocupación.

Sobre ello trataré en mi próximo artículo, sobre los posibles escenarios futuros para Europa, pero el interés en esta serie de tres artículos de análisis sobre el resultado de las Elecciones al Parlamento Europeo de 2024 no ha sido otro que llamar la atención sobre los tres elementos que, tras el resultado electoral de estas elecciones, pueden condicionar la Europa que conocemos hasta el momento:

  • El auge de los partidos populistas y de extrema derecha, así como la decadencia de los partidos tradicionales.
  • El poder de una minoría que viene derivado del giro de una parte importante del electorado más joven de la Unión Europea hacia posiciones vinculadas a propuestas populistas y de extrema derecha.
  • La irrupción con fuerza de la IA en la política europea y cómo puede cambiarlo todo.

Y para concluir esta reflexión, quiero remontarme a aquellas semanas de confinamiento por la COVID-19, especialmente cuando comenzó la «nueva normalidad», y que para mí implicó el inicio de la «nueva anormalidad», un concepto que impulsaba en distintos foros y que ahora, con la perspectiva del tiempo, creo que presagiaba el resultado de estas elecciones europeas y sus posibles consecuencias.

También por aquel entonces, muchos hablaban del «nuevo orden mundial» que surgía tras la pandemia y, también, quizás por llevar la contraria, defendía el concepto del «nuevo desorden mundial». Lamentablemente, el tiempo me ha dado la razón. Después de aquello vino la Guerra de Ucrania y toda la sucesión de acontecimientos que nos han llevado hasta el día de hoy, y los que están por venir.

Parece que hace mucho, pero estamos hablando del año 2020 y, durante los días en que se imponía el uso obligado de las mascarillas, vivíamos en un mundo de restricciones y con la esperanza de una vacuna que nos librara de todo aquello, OpenAI lanzó Chat GPT-3. Aquella situación propició que la Inteligencia Artificial Generativa irrumpiera de la forma que lo hizo. Un año más tarde surge una versión más potente, la versión GPT-4 y, otro año más tarde, en 2024, la IA irrumpe en la política europea de una forma también inimaginable y, quizás lo más preocupante, de la mano de las formaciones políticas populistas y de extrema derecha.

Es precisamente en esa «nueva anormalidad» y en ese nuevo «desorden mundial» donde se materializarán los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 y cómo los elementos planteados en estos tres artículos pueden condicionarlo todo.

Es aquí donde quería llegar. Espero haberlo conseguido y, ahora, les invito a la reflexión.

Fotos: Imágenes generadas con IA.

2024: UN DEBATE PARA LA HISTORIA.

Análisis del primer debate televisado entre los candidatos presidenciales Joe Biden y Donald Trump en CNN.

Finalmente, el tan esperado primer enfrentamiento electoral entre el presidente en ejercicio Joe Biden y el expresidente Donald Trump tuvo lugar.

Debate celebrado en los estudios de la CNN de Atlanta, moderado por Jake Tapper y Dana Bash y que, más allá del propio interés de los ciudadanos norteamericanos, ha sido seguido, textualmente, por medio mundo.

Un interés derivado de un contexto de “desorden mundial”, en que importa, y mucho, quién va a ser el próximo inquilino de la Casa Blanca.

Lo primero que podemos decir es que hemos asistido a un debate en el que los candidatos, no solo tuvieron la oportunidad de exponer sus políticas y responder con propuestas concretas a los problemas críticos a los que se enfrentan los ciudadanos norteamericanos, sino que hemos asistido a la constatación del punto al que hemos llegado como sociedades democráticas.

Ha sido la constatación de cómo una democracia tan consolidada como es la norteamericana y que se ha convertido en el espejo del “nivel político” que impera en buena parte de nuestro planeta y que, entre todos, hemos contribuido a crear.

Pero vayamos por partes. Veamos punto por punto lo que, quizás sea lo más destacado en este debate que ha marcado un antes y un después en esta campaña. Un debate para la historia.

¿CUÁLES HAN SIDO LOS TEMAS PRINCIPALES DEL DEBATE?

1. Políticas económicas e impuestos.

Uno de los temas principales discutidos fue la economía, donde, como era de esperar, ambos candidatos presentaron visiones marcadamente diferentes. Trump, en su discurso populista, exagerado y efectista, acusó a Biden de querer «cuadruplicar» los impuestos. Lo cierto es que Biden aclaró, sin demasiado entusiasmo, que su propuesta es la de aumentar los impuestos solo en un 7% durante la próxima década, enfocándose en los estadounidenses más ricos y las grandes corporaciones. Hizo hincapié en la necesidad de un sistema tributario equitativo para apoyar la estabilidad económica y el crecimiento, en contraste con el énfasis que puso Trump en los recortes de impuestos implementados durante su administración, que, según él, son esenciales para la creación de empleo y la expansión económica.

2. Inmigración.

Aquí otro asunto que, si bien era esperado, no por ello menos polémico. Aunque en el fondo ambos candidatos comparten una misma filosofía, lo cierto es que presentaron puntos de vista opuestos. Biden destacó la disminución de los cruces fronterizos ilegales, atribuyéndola a los esfuerzos diplomáticos con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Defendió las políticas migratorias de su administración, centrándose en el trato humano y la gestión eficaz de las fronteras.

Por su parte, Trump utilizó su retórica habitual para presentar la inmigración ilegal como una amenaza importante. Un discurso similar al que han asumido muchos líderes y formaciones políticas de extrema derecha en Europa, y que, según ellos, les está dando buenos resultados. En este caso, de forma engañosa, Trump hizo varias declaraciones en el debate sobre el impacto de la inmigración, no solo en aspectos de seguridad ciudadana, sino también en la seguridad social y la disponibilidad de empleo para los ciudadanos estadounidenses.

3. Atención sanitaria.

Una vez más, se constata que, si bien hubo un amplio debate, la atención sanitaria sigue siendo una asignatura pendiente. Biden criticó el enfoque de Trump respecto de la Ley de Atención Sanitaria Asequible (ACA), acusándolo de querer desmantelarla. Destacó los esfuerzos de su administración por reducir los precios de los medicamentos recetados y ampliar la cobertura sanitaria. En cambio, Trump prometió hacer que la ACA sea «mucho mejor, más fuerte y mucho menos costosa», pero, más allá de esta declaración, no proporcionó detalle alguno sobre cómo lograr estas mejoras.

4. Aborto.

Otro tema complejo en el que las posiciones de los dos candidatos marcaron sus diferencias ideológicas más amplias, poniendo de relieve la profunda división que existe sobre este tema en la sociedad. Biden abogó por los derechos reproductivos de las mujeres, advirtiendo que las políticas de Trump restringirían severamente estos derechos. En cambio, Trump se posicionó como un defensor de los valores tradicionales, sin entrar en detalles sobre cómo conciliaría su postura con el derecho al aborto.

5. Política exterior.

Quizás, junto con la economía y la inmigración, la política exterior sea el tema que más pueda afectar a los ciudadanos del resto del mundo. En este tema, el debate reveló diferencias significativas en los enfoques de cada candidato.

Biden enfatizó una estrategia «equilibrada» hacia China, combinando sanciones económicas con esfuerzos diplomáticos. Como era de esperar, reiteró el apoyo a Ucrania en su conflicto con Rusia, destacando la importancia de alianzas internacionales como la OTAN. Por su parte, Trump marcó una postura de política exterior fuertemente aislacionista, criticando el enfoque de Biden hacia China por ser demasiado indulgente y sugirió reevaluar el apoyo financiero a Ucrania.

Sobre el otro frente abierto de conflicto, en Medio Oriente, Biden defendió las políticas implementadas por su administración y los esfuerzos diplomáticos para alcanzar la paz y la estabilidad en la zona. En cambio, Trump criticó fuertemente las políticas y acciones de Biden en el conflicto israelo-palestino, elogiando el éxito de su administración con los Acuerdos de Abraham.

¿CUÁLES HAN SIDO LAS PRIMERAS REACCIONES DEL DEBATE?

En un debate que duró unos 90 minutos, podemos concluir que, finalmente, lo que trascendió no fueron las propuestas y los temas sobre los que ambos candidatos tuvieron la oportunidad de debatir. Lo que ha trascendido en todos los medios y en los análisis posteriores al debate ha sido más el «continente» que el «contenido». Es decir, la edad, el estado físico y de salud de ambos candidatos, en especial de Joe Biden, así como el impacto que esto pueda tener en el electorado tras este debate. Pero, junto a estas dos reacciones iniciales, yo añadiría una tercera, que es el resurgir del nombre de Michelle Obama como posible alternativa de los Demócratas en el caso de que Biden se viera forzado a retirarse de la carrera electoral tras los efectos de este debate en la campaña.

1. El factor edad y estado físico/salud de los candidatos.

Si bien este es un tema del que se viene hablando desde hace tiempo, en este debate ha quedado expuesto, en directo, ante millones de votantes norteamericanos. Buena parte, por no decir la mayoría, de las reacciones post debate se han centrado en las edades de Joe Biden, de 81 años, y Donald Trump, de 78, temas de conversación destacados durante y después de este primer debate presidencial.

Tras ver las principales reacciones y evaluaciones sobre esta cuestión, las inquietudes y críticas se han centrado principalmente en la figura de Joe Biden, en ciertos deslices verbales, una debilidad física que resultó más que evidente y cierta vulnerabilidad para el desempeño de sus funciones como presidente y su capacidad para implementar sus propuestas políticas.

Lo cierto es que, antes del debate, en el seno de las filas demócratas, existía mucha preocupación sobre la edad de Biden, en especial por si cometía algún desliz verbal o parecía físicamente fatigado.

Pues bien, en cierta forma, Joe Biden logró hacer todo lo posible por mantener la compostura, pero lo cierto es que, tras el debate, los demócratas tienen motivos para estar más preocupados.

Por su parte, Donald Trump no tuvo que esforzarse demasiado para evidenciar lo que los espectadores podían ver en la televisión. Aunque solo les separan tres años, Trump logró mostrarse un poco más joven y capaz de cumplir su mandato sin que la edad o su condición física pudiera ser un obstáculo para ello. Sus problemas de salud pasados ​​y el estrés de sus batallas legales en curso pasaron a un segundo plano.

La estrategia del equipo de Biden se centró en intentar proyectar una imagen serena y estable para contrarrestar las preocupaciones sobre su edad y minimizar el temor de los votantes sobre su capacidad para manejar las exigencias de la presidencia.

Por su parte, el enfoque dado por Trump ha sido confiar en que su mejor aliado de campaña es precisamente el propio Biden y su edad. Una estrategia centrada en evidenciar en el propio debate la vulnerabilidad política de Biden, enfatizando su percepción de declive en la agudeza verbal y vitalidad física. Y, para ser honestos, Biden contribuyó a ello, con momentos que ya están circulando por todas las redes sociales y medios de comunicación. Momentos en los que Biden parecía menos agudo o atento al ritmo del debate, con deslices verbales y mostrando ciertos signos de fatiga, circunstancia que, sin apenas esfuerzos, Trump ha sabido aprovechar.

Aunque los Demócratas y quienes le dan soporte quieren remarcar la resiliencia y la capacidad de Biden para afrontar las demandas de una nueva presidencia, tras el debate, como ya indicaba, va a resultar muy difícil mantener esta argumentación, ya que han sido muchos los espectadores que, aunque están decididos a dar su voto a Joe Biden, tienen serias dudas sobre si su edad y salud podrían afectar su capacidad para servir a la nación de manera efectiva.

Por otro lado, Donald Trump ha logrado en este debate que su edad y condición física no le resten a su candidatura, ya que consiguió sacar adelante un debate con cierta energía y asertividad, proyectando a sus 78 años una imagen de vitalidad frente a Biden. De alguna manera, es como si durante el debate hubiera dejado atrás las situaciones de estrés que le generaron sus procesos legales.

2. El posible impacto en las percepciones de los votantes.

Si hay algo en lo que hay total unanimidad tras este primer debate electoral, es en cuál puede ser el impacto inmediato que puede tener en las percepciones de los votantes.

Joe Biden mantuvo la compostura durante todo el debate y ofreció un discurso político más enfocado en el detalle y las propuestas. En cambio, Donald Trump no dejó de mostrar ese estilo agresivo que tan eficaz le resulta para captar la atención de los medios.

Por su parte, Biden, con una actitud tranquila y firme, creo que solo atrajo la atención de los votantes demócratas más fieles. Aquellos que ven en él, ya no solo una cierta estabilidad de gobierno, sino la única opción para poder hacer frente a Trump. De alguna manera, no convenció a estos votantes de nada que no estuvieran ya convencidos.

En cambio, en la otra tribuna, pudimos ver a un Donald Trump enérgico y asertivo que se empeñó en reforzar su base de electorado. Aunque no tan histórico como podría haberlo sido, manejó perfectamente el manual polarizador que tan bien le funciona. Si bien es cierto que, la sensación es que las cosas pueden cambiar mucho en el próximo debate electoral, donde vamos a poder ver a un Donald Trump en estado puro y más enfocado al ataque y el descrédito de Biden. Todo ello dependerá de cómo evolucionen las encuestas a partir de este primer debate.

La gran pregunta que todos nos hacemos es si el debate va a influir significativamente o no en los votantes indecisos. Sin embargo, en lo que sí coincidimos es que las opiniones de aquellos electores que ya se inclinaban por un candidato u otro se han solidificado.

Eso sí, lo que sí quedó claro es que el debate mostró el marcado contraste entre ambos estilos de liderazgo, la fuerte polarización política que representan y ese enorme vacío que representan los votantes indecisos.

3. Surge el nombre del Michelle Obama.

En medio del debate, pero especialmente en horas posteriores, han surgido todo tipo de especulaciones sobre una posible participación de Michelle Obama en las elecciones de 2024 como una figura hipotética que podría salvar a los Demócratas tras la imagen de debilidad que Biden mostró en este primer debate.

Si bien, en ningún momento, ella no ha declarado ninguna intención de presentarse como candidata, varias encuestas la han señalado como una alternativa popular, situándola por delante de figuras tan conocidas como la actual vicepresidenta, Kamala Harris, Hillary Clinton o el gobernador de California, Gavin Newsom.

Hemos conocido una encuesta flash de la CNN tras el debate y, al preguntar a los encuestados quién creen que ha sido el ganador del debate, el 67% afirma que Donald Trump y el 33% que ha sido Joe Biden.

Cierto es que aún es pronto, pero en los próximos días, el equipo de campaña de Biden contará con datos más exactos y, mucho me temo que las noticias no van a ser muy alentadoras.

Imagino que desde hace tiempo tienen contemplado un «Plan B». La pregunta es si ese plan pasa por el nombre de Michelle Obama y su activación dependería del resultado de este primer debate electoral.

Técnicamente es posible que los Demócratas puedan sustituir al candidato. Otra cosa es que, a pocos meses de la elección, sea apropiado hacerlo.

Lo que está claro es que un candidato y un liderazgo no se improvisan, pero si hay que tomar esta medida, creo que esa persona es Michelle Obama.

Las razones son muchas. Entre ellas, destacan las siguientes:

  • Su amplia notoriedad y reconocimiento tanto entre el electorado demócrata como republicano. Goza de una gran popularidad y es conocida por ambos partidos políticos.
  • Su edad, energía y preparación la convierten en una candidata ideal para enfrentar a Donald Trump, especialmente en el segundo debate antes de las elecciones. Es joven, tiene mucha energía y está bien preparada para competir contra Trump.
  • Cuenta con el apoyo singular de su esposo y expresidente, Barack Obama. Ambos podrían trabajar juntos de manera muy efectiva en la campaña electoral en todo el país. Además, contaría con el apoyo incondicional del actual candidato, Joe Biden. De esta manera, unirían la fuerza de tres figuras destacadas contra Trump.
  • Una figura como Michelle Obama puede animar a muchos sectores de la población a participar en las elecciones y evitar así una abstención que perjudicaría a los Demócratas. Su presencia podría motivar a muchos votantes a acudir a las urnas.
  • También puede tener un gran atractivo en los estados que son cruciales para ganar estas elecciones, ya que es posible que la presidencia se decida nuevamente por un número reducido de votos. Su popularidad en estos estados clave podría ser decisiva para la victoria demócrata.

Es posible que todo esto sea solo una especulación o un deseo de algunos sectores del Partido Demócrata tras la decepción experimentada en este debate, pero lo cierto es que Michelle Obama reúne las condiciones necesarias para ser una candidata presidencial formidable.

Es una especulación que añade una capa intrigante a la dinámica electoral, lo que sugiere que su influencia podría convertirse en un factor significativo a medida que avanza la campaña. O tal vez sea solo un globo sonda que surge de las filas demócratas para ver cómo reacciona su electorado.

Hace años, en enero de 2017, hice dos publicaciones en mis redes sociales en las que planteaba la posibilidad de que, ante la falta de líderes notables en las filas demócratas, Michelle Obama podría ser esa figura en la que aquel electorado que se sentía huérfano podía apoyarse para hacer frente a las medidas que la administración de Donald Trump iba a tomar tras su victoria electoral.

Por aquel entonces, me llamó mucho la atención su último discurso como primera dama de los Estados Unidos de Norteamérica, un discurso que recomiendo volver a ver. Se trataba de toda una declaración de intenciones y creía que debíamos seguir muy de cerca su trayectoria pública porque, quizás, nos podía sorprender dando un salto significativo a la política. De hecho, planteaba que, si se daban las circunstancias, frente a al resultado obtenido por Hillary Clinton y la ausencia de líderes carismáticos en as filas demócratas, Michelle Obama podría ser la candidata que en el año 2020 podría enfrentarse a Donald Trump. Sería una campaña realmente larga y solo nos quedaba esperar a los acontecimientos.

Finalmente, esto no ocurrió, el candidato fue Joe Biden y en aquellas elecciones del 2020 logró ganar la presidencia por un margen muy pequeño de votos.

Ahora, tras el resultado de este debate electoral y de los rumores que han surgido en torno a la figura de Michelle Obama, me viene a la memoria una frase de aquellos artículos: «quizás sea ella la que va a estar llamada a rebatir la presidencia a Donald J. Trump en un futuro no muy lejano».

Sea como fuere, esta irrupción del nombre de Michelle Obama en este momento de la campaña no deja de ser un elemento disruptivo de campaña realmente interesante.

¿Y AHORA QUÉ?

Quizás, los efectos de este debate los vamos a poder ver en las próximas semanas. Sin embargo, lo que sí que nadie puede negar es que el debate presidencial del 27 de junio organizado por la CNN preparó el escenario para una carrera presidencial altamente competitiva que nos puede deparar alguna que otra sorpresa.

Más allá de que los dos candidatos expusieron sus dos visiones de país, del futuro que proponen a sus ciudadanos y al resto del mundo, en temas como la economía, la inmigración, la atención médica, el aborto o la política exterior, toda la atención se ha centrado en si son aptos o no para afrontar los requerimientos del cargo que han de desempeñar.

El mes de noviembre no está tan lejos como pudiera parecer. Será una campaña de desgaste que, sin piedad, va a potenciar las debilidades expuestas en este primer debate.

Y todo ello en un contexto de suma polarización, de posturas enfrentadas y sin puntos de encuentro, con un alto porcentaje de electorado indeciso al que no le convence ninguno de los dos candidatos y que, en caso de decidir acudir a las urnas, su voto no lo decidirá hasta la última semana o el mismo día de la elección.

Habrá que estar expectantes a los próximos pasos que ambos candidatos y sus organizaciones van a dar en los próximos días y semanas de la campaña. En especial, habrá que ver qué movimiento puede haber, si es que lo hay, en el entorno del partido Demócrata. Constatar si surge un debate en torno a la candidatura de Joe Biden y si se confirma el rumor de las últimas horas, que apunta a retirarlo de la contienda para que suba otro candidato o candidata demócrata, y si al final se confirma que es Michelle Obama.

Y, en el caso de este último supuesto, ver cómo de determinantes van a ser las edades y condiciones físicas de Biden y Trump, y si van a ser factores determinantes en la intención de voto de los electores, por encima de otras cuestiones que les afectan en su día a día.

Sea como fuere, en este primer debate, durante 90 minutos ambos candidatos dejaron de tener apoyo externo en la toma de decisiones. Ambos se mostraron ante el electorado siendo dueños de su propio autocontrol y, como suele decirse, una imagen ha valido más que mil palabras.

El debate no solo reforzó las percepciones existentes entre los partidarios de ambos candidatos, sino que también mostró las virtudes y las debilidades de ambos, que es lo que, en el fondo, los electores van a tener que votar dentro de unos meses.

#USAElections#PresidentialDebate #PresidentialDebate2024

EUROPA: EL PODER DE UNA MINORÍA.

Mi análisis de las Elecciones Europeas 2024. Segunda parte.

Continuando con esta serie de artículos que me he propuesto compartir a modo de reflexión a partir de los resultados de las últimas elecciones al Parlamento Europeo, les invito a compartir esta nueva entrega.

En mi primera entrega, realicé un breve resumen de los resultados de las últimas Elecciones al Parlamento Europeo 2024, reflexionando sobre los datos de participación y las consecuencias que pueden tener para el futuro a corto plazo en la política de la Unión Europea en la nueva legislatura. De forma especial, hice hincapié en intentar profundizar en los factores que pueden haber contribuido al auge de los partidos populistas y de extrema derecha en Europa, principalmente de ámbito socioeconómico, político y cultural.

En esta segunda entrega, les invito a explorar los efectos que puede tener la irrupción del voto joven en estas elecciones, así como el incremento de sus preferencias por partidos políticos de corte populista y de extrema derecha, una circunstancia que no es ajena a la mayoría de los países miembros de la Unión Europea.

La incidencia de los electores jóvenes en las elecciones al Parlamento Europeo de 2024.

La participación de los jóvenes en las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 es y será un tema de sumo interés que requerirá un análisis más profundo. No obstante, si bien aún no contamos con datos suficientes, me gustaría analizar esta cuestión a partir de su comportamiento en elecciones pasadas y llegar a alguna conclusión sobre cuál podría haber sido su comportamiento en estas últimas elecciones.

Lo que sí sabemos es que, que hubo un aumento de la participación juvenil en las elecciones de 2019.Ese aumento se tradujo en un aumento del 50% en la participación del electorado más joven en comparación con las elecciones del año 2014. Sin embargo, este incremento no fue uniforme en toda Europa. Por ejemplo, en Francia, la participación de los jóvenes fue significativamente menor que en países como Dinamarca, Alemania y Bélgica, donde la participación juvenil osciló entre el 60% y el 90%.

Por otra parte, en aquellas elecciones de 2019, se observó una tendencia notable hacia partidos políticos que abordan directamente las preocupaciones más urgentes de los jóvenes, como el cambio climático, las condiciones laborales y la representación democrática. Los partidos verdes y de izquierda encontraron un apoyo considerable entre los votantes jóvenes, quienes buscan políticas más progresistas y sostenibles. No obstante, en ese entonces ya se vislumbraba que los partidos populistas y de extrema derecha también comenzaban a captar la atención de muchos de estos jóvenes europeos.

Y en este contexto, surge la pregunta: ¿han continuado estas tendencias en los últimos cinco años? ¿Se han mantenido las preferencias electorales del electorado más joven?

Para intentar dar respuesta a estos dos interrogantes, quisiera comenzar compartiendo los datos de la pirámide de población europea más actualizada que nos ofrece Eurostat, correspondiente al año 2023.

Análisis de la pirámide de población de Eurostat (2023).

Todos sabemos que nuestra estructura demográfica presenta un notable envejecimiento de la población. La pirámide poblacional tiene una base más estrecha y se ensancha en las edades avanzadas, lo que indica una menor proporción de jóvenes y un aumento de la población mayor de 65 años. En este contexto, me surge la siguiente reflexión: ¿qué sucede si los electores más jóvenes acuden a votar mientras que los de mayor edad se abstienen?

Según Eurostat, la población de la UE en 2023 era de alrededor de 448,8 millones de personas, con una edad promedio de 44,5 años. Más de una quinta parte de la población, el 21,3%, tiene 65 años o más. Entonces, siendo esto así, vuelvo a replantear mi pregunta, si los electores de mayor edad han participado en las elecciones, ¿cómo ha sido su comportamiento de voto? ¿Han votado mayoritariamente por los partidos tradicionales?

También según datos de Eurostat, en 2023, la población de la Unión Europea entre 18 y 35 años, aunque decreciente, sigue representando una parte significativa de la estructura demográfica. El grupo de edad de 20 a 34 años constituye aproximadamente el 20% de la población total de la Unión Europea. En este contexto, surgen nuevas interrogantes: ¿estos electores entre 18 y 35 años acudieron a votar o se abstuvieron? Y, en caso de haber votado, ¿por qué partido se inclinaron? ¿Acaso lo hicieron por formaciones políticas populistas o de extrema derecha?

La influencia de un grupo minoritario.

Sin entrar en detalle sobre los aspectos más relevantes en este grupo de electores más jóvenes de la Unión Europea, en lo que respecta a factores demográficos como su distribución por género y edad, aspectos como su educación, independencia económica o empleo, así como su cada vez mayor movilidad dentro del territorio de la Unión Europea, sí quiero confortar la idea de que, quizás, este grupo «minoritario» de electores sea el que ha condicionado el resultado final de las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 y, con su voto, puede que haya condicionado lo que será la Unión Europea a corto, medio y largo plazo.

Lo cierto es que aún no contamos con datos exactos sobre la participación de la franja de edad de 18 a 35 años en las elecciones europeas de 2024, ya que las elecciones se celebraron entre el 6 y el 9 de junio de 2024. Será necesario esperar a la publicación de los resultados oficiales y los análisis poselectorales que realiza Eurostat y otros organismos.

Sin embargo, lo que sí sabemos es que, en las elecciones al Parlamento Europeo de 2019, la participación de los jóvenes de 18 a 24 años aumentó en comparación con años anteriores, aunque seguía siendo más baja que la participación de los grupos de mayor edad. Según los datos proporcionados por el Parlamento Europeo, la participación de este grupo de edad fue del 42%, lo que representó un incremento notable respecto al 28% registrado en las elecciones de 2014.

Este aumento de la participación se analizaba entonces como resultado de un aumento de la conciencia y la participación de los jóvenes en el proceso electoral. Sin embargo, pocos analizaron en ese momento si se apreciaban ciertas preferencias de este electorado hacia formaciones políticas populistas o de extrema derecha. Ahora es necesario realizar este análisis y reflexión.

Por lo tanto, para tener una idea sobre cuál ha podido ser la participación de los jóvenes en las elecciones al Parlamento Europeo de 2024, a partir de los datos publicados y encuestas realizadas por el Parlamento Europeo y Eurostat, presento esta gráfica con la participación de los jóvenes de 18 a 24 años en las elecciones de 2019 por países miembros de la Unión Europea. Cabe destacar que este grupo de jóvenes, en las elecciones de 2024, se encuentra en la franja de edad de 23 a 29 años.

Participación e influencia de los electores más jóvenes.

Esta fue la participación en el año 2019 y, suponiendo que haya sido muy similar en junio de 2024, seguro que estos datos nos ayudan a entender, país por país, qué posible binomio han conformado los jóvenes y los partidos populistas y de extrema derecha.

Lo que sí es un hecho, al menos hasta el año 2019, es que la participación de los votantes jóvenes en los partidos populistas y de extrema derecha ha mostrado una tendencia al alza elección tras elección.

En las elecciones al Parlamento Europeo del año 2009, los partidos populistas y de extrema derecha ya comenzaban a ganar terreno. Sin embargo, el apoyo de los jóvenes no era tan significativo como lo sería a partir de las elecciones del año 2014. En estas últimas elecciones, hubo un notable incremento en el apoyo juvenil a los partidos populistas de derecha en varios países europeos. Por ejemplo, el Frente Nacional (ahora llamado Reagrupamiento Nacional) en Francia y el Partido de la Libertad de Austria experimentaron un aumento en sus bases de votantes jóvenes.

En las elecciones del año 2019, la participación de los jóvenes en partidos populistas y de extrema derecha experimentó un continuo ascenso. En Francia, se estima que el 32% de los jóvenes de 18 a 25 años mostraban su preferencia por el partido Reagrupamiento Nacional. En Alemania, el 14.5% de los jóvenes de 14 a 29 años apoyaba a Alternativa para Alemania (AfD). En Bélgica, el partido Vlaams Belang recibió un notable apoyo juvenil, especialmente entre los hombres jóvenes (se estima que llegó a alcanzar hasta un 32% de apoyos).

Entonces, ¿nos extrañan los resultados electorales al Parlamento Europeo 2024 en estos tres países?

Un resultado y una tendencia.

Teniendo en cuenta que se trata de resultados aún preliminares, este ha sido el resultado en cada uno de estos países. Me ha parecido oportuno, por su relevancia, incorporar los datos de Francia e Italia.

  • Alemania: Alternativa para Alemania (AfD): 15 escaños (15,9%). Ha incrementado 6 escaños.
  • Bélgica: Interés Flamenco (VB): 3 escaños (14,5% de votos).
  • Austria: El Partido de la Libertad de Austria (FPÖ): 6 escaños (25,4% de votos). Ha incrementado 3 escaños.
  • Francia: La Agrupación Nacional (RN), liderada por Marine Le Pen: 30 escaños (31,4% de votos). Ha incrementado 12 escaños.
  • Italia: Hermanos de Italia (FdI), liderado por Giorgia Meloni: 24 escaños (28,8% de votos). Ha incrementado 14 escaños. También tenemos a La Liga, de Salvini: 8 escaños (9% de votos). Ha perdido 14 escaños.

Sin lugar a duda, estos resultados reflejan una tendencia mucho más amplia en toda Europa, donde los partidos de derecha y populistas han ganado terreno, como se observa en varios estados miembros. Este cambio señala una transformación profunda en el paisaje político dentro de la Unión Europea.

Aún es pronto para responder a todas estas preguntas con datos exactos. Habrá que esperar algún tiempo. Sin embargo, lo que sí podemos hacer es, en mi caso, una aproximación muy personal a esta cuestión: ¿y si el futuro de Europa estuviera en manos de una minoría, la de los más jóvenes?

Quizás sea esta pregunta ya se la formularon hace tiempo las formaciones políticas populistas y de extrema derecha. No solo se la han formulado, sino que han encontrado su respuesta. Una respuesta que pasa por un concepto muy simple y conocido por todos: la propaganda, pero adaptada a los nuevos tiempos.

Y con esto enlazo con el otro elemento sobre el que hemos de reflexionar a la hora de analizar los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo 2024: la utilización de la inteligencia artificial en este proceso electoral por parte de estas formaciones políticas.

Hasta aquí esta segunda reflexión. Una vez más, quiero agradecerles su interés y les invito a una próxima entrega.

Fotos: Imágenes generadas con IA.

EUROPA: PUNTO Y SEGUIDO.

Mi análisis de las Elecciones Europeas 2024. Primera parte.

Las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 han marcado un punto de inflexión en la política europea, reflejando cambios significativos en el panorama político y, dados los previsibles y hasta casi habituales datos de participación, un menor compromiso de los ciudadanos con el proceso democrático o, por lo menos, cierta indiferencia por lo que, en verdad, nos estábamos jugando en estas últimas elecciones del nueve de junio.

Tras los resultados, han sido muchos los análisis de todo tipo que, de algún modo, han querido explicar lo que ha ocurrido y que, no por sorpresivos, más allá de las encuestas, eran bastante previsibles.

En mi caso, como suelo hacer tras finalizar una campaña, pasado unos días, suelo reflexionar sobre aquello que más me ha llamado la atención o la experiencia vivida, pero, en este caso, mi reflexión quizás sea más una preocupación.

Se trata de una preocupación que no es nueva. Ya hace cinco años, en julio del año 2019, escribía un artículo titulado «Política: Mediocridad o Excelencia», en el que reflexionaba sobre el deterioro de la política y el creciente desinterés de los ciudadanos, una situación que, en la actualidad, lo vemos como algo «normal», cuando en verdad no es nada «normal».

Entonces planteaba que la política había dejado de escribirse en MAYÚSCULAS y, visto el resultado de lo vivido en esa última campaña de las elecciones europeas, no andaba demasiado equivocado.

Pues bien, dicho esto, en este mi análisis de las elecciones al Parlamento Europeo de 2024, objeto de esta publicación, quiero centrarme en tres aspectos que, coincidiendo con la opinión de otros analistas, son probablemente los más relevantes y preocupantes de los resultados de estas elecciones.

Y lo haré compartiendo una serie de artículos en los que abordaré mis propuestas para la reflexión en tres entregas independientes, cada una enfocada en un aspecto específico.

En esta primera entrega, intentaré profundizar en los factores que, a mi juicio, han contribuido al auge de los partidos populistas y de extrema derecha en Europa. Analizaré las condiciones socioeconómicas, políticas y culturales que han creado un caldo de cultivo favorable para estas ideologías.

Estos tres elementos para la reflexión los estructuraré en tres artículos que iré compartiendo en diferentes entregas.

En este artículo intentaré profundizar en los factores que han impulsado el crecimiento de los partidos populistas y de extrema derecha.

En la segunda entrega, exploraré la participación y las preferencias de los jóvenes votantes en relación con estas formaciones políticas. Examinaré las razones que motivan a los jóvenes a apoyar a estos partidos y las implicaciones de este fenómeno para el futuro de la democracia en Europa.

En la tercera entrega, me centraré en el impacto que ha tenido la inteligencia artificial (IA) en las últimas elecciones y en las nuevas dinámicas que ha generado. Evaluaré cómo la IA ha sido utilizada por los partidos populistas y de extrema derecha para difundir sus mensajes y movilizar a sus bases electorales.

Eso sí, dejo para un artículo aparte, haciendo uso de lo que podría ser un ejercicio de “política ficción”, realizaré una profunda reflexión sobre los posibles escenarios futuros que podrían derivarse de estos resultados electorales. Exploraré posibles escenarios futuros que, a mi juicio, podrían complicar la estabilidad de Europa si no se toman las medidas adecuadas para abordar el auge de los populismos.

Resultados de las Elecciones al Parlamento Europeo 2024.

Como primera aproximación decir que, como es conocido, en este tipo de elecciones suele haber una baja participación electoral, pero en esta ocasión, en España ha sido realmente preocupante, pasando del 60,72% del año 2019 al 49,21%. Es decir, una caída de ni más ni menos que 11,51 puntos.

Un dato que ilustra a la perfección lo que ha ocurrido en estos últimos cinco años y que, en parte, tiene que ver con aquellos aspectos que ya mencionaba en mi artículo de julio de 2019.

Pero, aunque esto sea así en términos generales, uno de los aspectos más destacados de estas elecciones ha sido el aumento en la participación ciudadana en el conjunto de los países de la Unión Europea. Según los datos que tenemos a la fecha, la participación se ha situado en el 51,08%, frente al 50,66% del año 2019. Sin embargo, para ser francos, un incremento de 0,42 puntos tampoco es algo para estar demasiado contentos, aunque no es el 42,61% del año 2014 o el 42,97% del año 2009.

Aunque no voy a entrar en detalle en las cifras, lo que sí me ha resultado llamativo, aunque no me ha extrañado, es que ha habido una mayor movilización de los votantes jóvenes, que ha sido generalizada en la mayor parte de los países de la Unión Europea, especialmente en aquellos países donde los partidos políticos populistas o de extrema derecha han tenido un resultado relevante. Una circunstancia de la que hablaré más adelante y donde hemos asistido a campañas electorales mucho más efectivas en el ámbito de estas formaciones políticas y ligadas a esa combinación perfecta que ha sido: polarización extrema, redes sociales e inteligencia artificial.

El auge de los partidos populistas y de extrema derecha.

Pasemos ahora a lo que considero el aspecto más destacado y que guarda una estrecha relación con el título de este artículo: el auge de los partidos de corte populista y de extrema derecha.

Entre los factores que pueden explicar su crecimiento, y en los que coincidirán conmigo, se encuentran varios elementos clave que reflejan ciertas tendencias y preocupaciones socioeconómicas en todo el continente. A mi juicio, estos son los que detallo a continuación:

(1) Descontento Económico y Social.

Muchos ciudadanos europeos se sienten abandonados por las políticas tradicionales y los partidos establecidos, percibiendo una falta de respuesta adecuada a sus problemas económicos cotidianos. Esta situación ha reavivado el clásico debate entre Macroeconomía y Microeconomía, donde las grandes cifras no siempre se traducen en mejoras tangibles para el ciudadano común. El descontento es especialmente patente en regiones afectadas por la desindustrialización, zonas agrícolas perjudicadas por el cambio climático, y áreas que aún sufren las consecuencias de la última crisis financiera. En estos lugares, el desempleo, los costes de la vivienda, de la cesta de la compra y la precariedad laboral son elevados. Los partidos populistas han sabido capitalizar este descontento, prometiendo cambios radicales y una mayor atención a las necesidades de la población local. Sin embargo, estas promesas no distan mucho de las estrategias que, en otros periodos históricos, ya han demostrado ser poco efectivas.

(2) Crisis migratoria y temas de seguridad no resueltos.

Sea o no de nuestro agrado, la crisis migratoria continúa siendo un tema candente en Europa, y los partidos populistas de derecha han capitalizado la preocupación pública sobre la inmigración y la seguridad. Una vez más, han demostrado su astucia al aplicar y actualizar las viejas estrategias presentes en el manual de campaña de estas formaciones políticas. La culpabilización del «otro» siempre ha sido una táctica efectiva. En este sentido, estos partidos no solo promueven políticas más estrictas de control fronterizo y deportación, argumentando que son necesarias para proteger la identidad y la seguridad nacional, sino que su mensaje ha resonado entre muchos ciudadanos europeos. Un mensaje que, si bien suele funcionar en otras latitudes, también ha calado hondo en el corazón de la vieja Europa. Basta con observar los resultados en países como Italia, Francia, Alemania o los Países Bajos.

(3) El escepticismo y la oposición a las políticas de la Unión Europea.

Ya sé que es un clásico, elección a elección. Aunque resulte increíble, como nuevamente ha quedado demostrado en estas elecciones europeas, nos encontramos ante una de las asignaturas pendientes y no resuelta de la Unión Europea.

El creciente escepticismo hacia la Unión Europea y sus políticas ha sido, una vez más, otro factor crucial y determinante de estos resultados.

Muchos votantes perciben que la Unión Europea es demasiado burocrática y distante, imponiendo políticas sin considerar las realidades locales. Los partidos populistas han utilizado este sentimiento para promover una agenda euroescéptica, proponiendo la recuperación de la soberanía nacional y la reducción de la influencia de la Unión Europea en los asuntos internos de los Estados miembros.

(4) Reacción en contra de las políticas ambientales.

La resistencia a las políticas ambientales de la Unión Europea, aunque nos resulte incomprensible, también ha jugado un papel significativo en el resultado de estas elecciones.

Las medidas propuestas para combatir el cambio climático, si bien cuentan con el apoyo de muchos, han encontrado oposición entre quienes las ven como una carga económica, especialmente en sectores como la agricultura y la pesca.

Los partidos populistas han prometido frenar estas políticas, ganando apoyo entre los votantes que se sienten perjudicados por ellas, pero, contra todo pronóstico, también entre el electorado más joven, un sector que, según todos los estudios, estaba más concienciado con estos temas. Sin embargo, a tenor de los resultados electorales, parece que este compromiso no es tan fuerte como se pensaba.

(5) La fragmentación y el declive de los partidos tradicionales.

Nos encontramos ante una realidad en ebullición, fruto de un proceso lento que se ha ido gestando durante años. Un patrón recurrente en la historia Europa.

Este fenómeno no es nuevo. Se trata de una realidad que se ha ido gestando poco a poco. Lo hemos presenciado en estas elecciones europeas, pero también en los diversos procesos electorales nacionales que se han desarrollado en los últimos cinco años. La fragmentación del panorama político y el declive de los partidos tradicionales han facilitado el ascenso de los populismos.

Tampoco es nuevo que esta situación se repita una vez más en suelo europeo. La incapacidad de los partidos tradicionales para formar coaliciones estables y responder a las preocupaciones de los votantes ha impulsado una mayor fragmentación y ha creado un espacio político más favorable para los partidos populistas.

Esta tendencia se ha observado en casi todos los estados miembros de la Unión Europea, pero ha sido particularmente evidente en países como Francia y Alemania, donde los partidos de centro, conservadores o moderados han perdido terreno frente a sus contrapartes más radicales.

Y, en el ámbito de los partidos de izquierda, la situación es similar. La socialdemocracia ha experimentado un serio revés en la mayoría de los países de la Unión Europea, excepto en algunos como Suecia, Rumanía o Portugal, donde parece resistir. Sin embargo, los partidos políticos más a la izquierda de la socialdemocracia parecen sumidos en un proceso de fragmentación imparable.

Lo mismo podría decirse de los partidos verdes. Si bien tuvieron su momento de auge, estas elecciones han supuesto un severo revés para ellos en muchos Estados miembros de la Unión Europea.

Un panorama incierto y lleno de desafíos.

Una vez vistos los factores que, a mi juicio, han contribuido al extraordinario resultado de los partidos políticos populistas o de extrema derecha, ¿cuál puede ser su impacto en la política europea?

Por lo pronto, han supuesto un adelanto por sorpresa de las elecciones legislativas en Francia. Un movimiento del actual presidente, Emmanuel Macron, que muchos consideran temerario o de alto riesgo. También nos hemos sorprendido con la dimisión del primer ministro belga, Alexander De Croo.

Nos queda por ver cómo se organizarán las distintas familias políticas en el nuevo Parlamento Europeo y qué poder de facto pueden llegar a alcanzar las fuerzas populistas y de extrema derecha. También nos queda por ver si finalmente se materializará una alianza entre conservadores, socialdemócratas y liberales que permita un gobierno posible para la Unión Europea y si Ursula von der Leyen continuará como presidenta de la Comisión Europea y cómo será el reparto de los distintos comisarios.

Tenemos también un elemento que merece especial consideración: la nueva composición del Parlamento Europeo va a coincidir con la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea que ejercerá Hungría, con la presencia de Viktor Orbán, primer ministro de Hungría.

Pero más allá de estas cuestiones, los interrogantes surgen en torno a cómo impactará la notable presencia de los partidos populistas y de extrema derecha en la composición del Parlamento Europeo y el impacto que van a tener en la política europea. Porque de lo que sí estoy seguro es que, aunque aún es pronto para asegurarlo, terminarán por influir en la agenda legislativa y en las decisiones políticas que puedan tomarse en los próximos cinco años.

Si ya la polarización política es una realidad, la mayor presencia de estas formaciones políticas conllevará un aumento aún mayor, ya que, como veremos más adelante, constituye una pieza clave para consolidar su crecimiento. Y qué mejor escaparate que las instituciones europeas. Tienen una notable presencia y lo harán saber.

Además, esta polarización política prácticamente ya ha sido asumida por los partidos tradicionales en sus discursos. Una corriente que, si estos partidos tradicionales la adoptan, bien podría llevarlos a radicalizar sus posturas políticas, lo que generaría un mayor desapego de los ciudadanos con la política, aumentaría la abstención y contribuiría a crear las condiciones en las que, precisamente, las formaciones populistas y de extrema derecha tienen las condiciones óptimas para seguir creciendo.

Y lo más importante, con toda seguridad condicionarán cierto cambio en las prioridades de la política europea, con un enfoque dirigido hacia asuntos relacionados con la identidad nacional en detrimento del impulso de una mayor integración europea. Habrá tensiones en materia de inmigración, recorte o ralentización de ciertos avances en derechos sociales, cambios significativos en materia de seguridad, así como en política exterior y alianzas con terceros países o la incorporación de nuevos miembros de la Unión Europea.

En definitiva, el nuevo escenario político europeo presenta un panorama incierto y lleno de desafíos. La notable presencia de partidos populistas y de extrema derecha en el Parlamento Europeo obligará a un replanteamiento de las estrategias y prioridades de la Unión Europea. Queda por ver cómo se articularán las fuerzas políticas y qué tipo de alianzas se formarán para hacer frente a los retos que se avecinan.

Es importante destacar que este análisis se basa en una observación inicial de los resultados electorales y que, con el paso del tiempo y la toma de decisiones políticas concretas, la situación podría evolucionar de manera diferente. No obstante, lo que sí parece claro es que la irrupción de estas fuerzas políticas en el escenario europeo marca un antes y un después, y que su impacto en la política europea será significativo en los próximos años.

Las urnas han hablado.

Sin duda alguna, las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 han sido un reflejo de importantes cambios en la política europea, caracterizados por una menor participación ciudadana y un notable ascenso de partidos populistas y de extrema derecha. Este fenómeno puede atribuirse a diversos factores, entre ellos el descontento económico y social, la crisis migratoria, el escepticismo hacia las políticas de la Unión Europea, la reacción en contra de las políticas ambientales y la fragmentación de los partidos tradicionales. Estos partidos han sabido capitalizar el descontento ciudadano, utilizando la polarización extrema, las redes sociales y la inteligencia artificial para movilizar a los votantes, especialmente a los jóvenes.

Bien, esta ha sido mi primera reflexión. Quiero agradecerles su interés y los invito a una próxima entrega en un próximo artículo.

Fotos: Imágenes generadas con IA.

23J: ¿QUIÉN GANA CON ESTAS ELECCIONES?

Hagamos política ficción.

Llevo algún tiempo con una idea que me ronda  la cabeza. No he dejado de pensar en un artículo que escribí y publique es este blog hace casi cuatro años, bajo el título «España: Tres mujeres y tres portadas de periódico”.

Con la perspectiva que nos da el tiempo y dada la actual situación política que estamos viviendo en España, creo recomendable la lectura de este artículo, en el que intentaba dibujar cuál podía ser el futuro político de tres políticas en activo, tres mujeres, tres tipo de liderazgo y tres formas bien diferentes de entender la política.

A priori, las tres contaban con un futuro relevante en la política española, hasta el punto que, hipotéticamente, podían llegar a competir entre ellas como candidatas a la presidencia del gobierno, encabezando las listas de sus  respectivas formaciones políticas en unas futuras elecciones. Etas tres mujeres eran, Carmen Calvo (PSOE), Inés Arrimadas (CIUDADANOS) e Isabel Díaz Ayuso (PP).

Hoy todos sabemos lo que, el destino y la política, les han deparado a cada una de ellas:

Inés Arrimadas, todo fue de mal en peor.

Inés Arrimadas no consiguió alcanzar los objetivos que, en aquel artículo, creía que era su hoja de ruta, me equivoqué. Desde entonces, para Inés Arrimadas todo fue de mal en peor. El resto, ya es de todos conocido.

Carmen Calvo, puede volver a resurgir cual ave fénix.

Con Carmen Calvo, creo que no me equivoqué demasiado, aunque es verdad que no acerté en algo muy importante, en subestimar al que entonces era su jefe, actual presidente y candidato en las próximas elecciones generales, Pedro Sánchez. Me equivoqué porque, no dudó en sacrificarla en aras a una estabilidad de gobierno que le permitiera continuar con su legislatura sin mayores sobresaltos.

A pesar de esta circunstancia, no descartó que la figura política de Carmen Calvo vuelva a ponerse en valor tras el resultado que el PSOE pudiera alcanzar en las próximas elecciones generales. Quizás entonces, si el resultado no resulta del todo favorable para Pedro Sánchez y para el PSOE,  Carmen Calvo puede volver a resurgir cual ave fénix. Lo hará porque, puede que si el resultado es muy malo, muchas miradas en su formación política, se dirigirán a su persona  y quizás, sea una alternativa entre otros candidatos a liderar una nueva secretaría general del PSOE. Eso sí, si esto no ocurre, no creo que vuelva a tener un papel determinante en otras elecciones generales.

Isabel Díaz Ayuso, continúa con su hoja de ruta.

Con quien creo que no me equivoque fue con el pronóstico que hacía en aquel artículo para la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Entonces planteaba que, el principal escollo de su carrera política, estaba en la figura de su “amigo” y presidente del Partido Popular, Pablo Casado. Lo que ocurrió entre ambos ya es historia. Sabemos cómo se rompió aquella amistad, la crisis que generó en su formación política y todos los acontecimientos que se han producido desde aquel momento. Podría decirse que superó uno de los principales escollos que le impedía continuar su hoja de ruta hacia La Moncloa.

Aunque el Partido Popular  cuenta con un líder aparentemente sólido, Alberto Núñez Feijóo, notablemente reforzado tras las últimas elecciones municipales y autonómicas, no es menos cierto que Isabel Díaz Ayuso, sigue fiel a la hoja de ruta que le permitirá ser una nueva inquilina de La Moncloa. Y es precisamente aquí, en esta idea, donde quiero hacer en este artículo, una vez más, algo de política ficción.

Isabel Díaz Ayuso y Pedro Sánchez, los más beneficiados.

Y para hacer esa política ficción que propongo, vamos a tomar como punto de partida aquel artículo escrito hace cuatro años. Un punto de partida que nos va a permitir entender a quién realmente ha ganado con la convocatoria adelantada de las elecciones generales del próximo domingo 23 de julio en España.

Como desarrollaré más adelante, para mí, Isabel Díaz Ayuso y Pedro Sánchez, son los más beneficiados con este adelanto.  Y nótese que no hablo ni del PP, ni del PSOE, sólo me refiero a ellos dos. Pero eso sí, en verdad, creo que la más beneficiada de los dos puede ser Isabel Díaz Ayuso, pero vayamos por partes.

Suele decirse que los polos opuestos se atraen. Este es el caso de Isabel Díaz Ayuso y de Pedro Sánchez, los cuales representan sus némesis respectivos. Ambos se necesitan más de lo que podríamos imaginar. Incluso me atrevería a decir que, en ese mundo de la política ficción, pareciera que entre ambos existiera una especie  pacto no escrito en el que se pueden ayudar el uno al otro y que, en el caso de Isabel  Díaz Ayuso, este pacto no escrito permitiera que sea ella y no Alberto Núñez Feijóo, la próxima inquilina del palacio de La Moncloa.

Es como si las estrategias de Isabel Díaz Ayuso y Pedro Sánchez  se complementaran a la perfección, marcando unas pautas y unos plazos muy concretos para sucederse en el poder, con tiempos y acciones que van a ser determinantes.

Y uno de esos elementos determinantes, ha sido el adelanto de las elecciones generales, que estoy convencido, forma parte de esa hoja de ruta que beneficia a ambos.

Es en esa línea en la quiero seguir  avanzando, no sin antes detenerme en las pasadas elecciones municipales y autonómicas. 

¿Y qué pasó en las elecciones del 28 de mayo de 2023?

Mi teoría es que, en las pasadas elecciones locales y autonómicas, Isabel Díaz Ayuso y Pedro Sánchez   han sido los que más ganaron con el resultado obtenido en las urnas por sus formaciones políticas y que ha dibujado un nuevo mapa político en España.

Para empezar decir que, los dos fueron quienes decidieron la conveniencia de enmarcar las pasadas elecciones municipales y autonómicas en clave nacional. Creo que no fue una decisión proveniente de la estructura de sus formaciones política, fue una decisión personal que les convenía. Los dos entraron a ese juego y les funcionó. Un juego al que arrastraron al resto de candidatos de sus formaciones políticas.

El resultado final de este marco de campaña permitió, por un lado reforzar la imagen de Isabel Díaz Ayuso, no sólo a nivel de la Comunidad de Madrid, sino a nivel nacional, y por otro, la mayoría absoluta  alcanzada, ha reforzado y puesto en valor su figura política, por encima de la propia marca del PP, pudiendo gobernar con holgura  la Comunidad de Madrid sin la necesidad de contar con VOX, diferenciándose así del resto de líderes regionales de su partido. Además, el propio resultado, ha fijado un listón bastante alto en el que Alberto Núñez Feijóo deberá medirse. Un listón que puede pasar factura en un futuro si, a pesar del resultado que obtuviera en las elecciones generales, la aritmética parlamentaria no le permitiera gobernar. Si eso ocurriera, en el PP, todas las miradas se centrarán en Isabel Díaz Ayuso.

A Pedro Sánchez también le vino bien esta estrategia de campaña en clave nacional. Lo creo porque, en su mente, en verdad no estaba sacar un buen resultado en estas elecciones locales y autonómicas, más bien, su mirada estaba puesta en las elecciones generales.

El pasado mes de mayo, el objetivo de Pedro Sánchez pasaba por que el PSOE fuera la lista más votada en muchas circunscripciones, es decir, poder crear una base votos de la izquierda más o menos sólida con la que poder contar en las elecciones generales y así, poder centrar su campaña en votantes indecisos o en los que pueda impactar un mensaje del miedo a la alianza entre el PP y VOX. De paso, aprovecharse de los posibles resultados del PP y VOX en muchos municipios y  comunidades autónomas que le permitirían poder dejar fuera de juego a algunos de los llamados barones regionales, aquellos que no cerraban filas en torno a su liderazgo. Y principalmente, poder dar el estoque definitivo a su socio de gobierno y principal escollo para afrontar su reelección, dejar a UNIDAS PODEMOS fuera de juego, allanando así el terreno a Yolanda Díaz con su proyecto SUMAR.

Hasta aquí, vemos que “el marco” de esta campaña impulsada por Isabel Díaz Ayuso y por Pedro Sánchez, pactado o no, intencionado o no, lo cierto es que les ha beneficiado a los dos por un igual.

Ahora bien, nos encontramos en otro momento, en el que hay que afrontar una convocatoria anticipada de elecciones generales y, esta vez hay  necesitan cambiar de marco y lo han hecho, “Sanchismo o España”.

Entonces, ¿en qué les beneficia el adelanto de las elecciones generales?, ¿ambos siguen necesitándose?, ¿sus estrategias siguen siendo complementarias? Esas son las preguntas que, a continuación, vamos a intentar responder.

¿En qué beneficia a Pedro Sánchez?

El presidente Sánchez afronta estas elecciones generales con la misma capacidad de resistencia de la que ha hecho gala durante todos estos años. Afronta esta campaña como esos jugadores que acuden al casino con la idea de «reventar la banca», donde lo apuestan todo a la última jugada. Lo hace porque creo que, a estas alturas del juego político, tiene mucho que ganar y poco que perder. Quizás tiene mucho más que ganar que de perder porque, si pierde, su futuro lo veremos con toda probabilidad, más allá de nuestras fronteras, con un cargo institucional de cierta relevancia, que le asegurará un retiro privilegiado.

Es por eso que, si le sale bien la jugada, va a poder ser nuevamente presidente del gobierno. Una jugada que dependerá de si es capaz de movilizar el voto de izquierda apelando al factor miedo, a que VOX entre a formar parte en el Gobierno de España. Una movilización centrada en los votantes fieles del PSOE, en aquellos votantes del PSOE  que en las pasadas elecciones locales y autonómicas se fueron “temporalmente” a otras formaciones políticas y en quienes, junto con aquellos más a la izquierda del PSOE, terminen dando su voto a SUMAR.

No obstante, creo que, aunque  esa movilización de su electorado objetivo le funcionara, dudo que logre alcanzar los votos, o más bien, los escaños necesarios para darle una mayoría con cierta holgura  para poder negociar posibles pactos que le faciliten su  investidura.

Creo que es consciente que puede que sea presidente, pero por la mínima, sin la más mínima posibilidad de poder establecer una coalición solida de legislatura, como la que mantuvo con UNIDAS PODEMOS. Puede que logre que le apoyen en su investidura, quizás alguno de sus socios entre en el gobierno pero en una contexto mucho más complejo que el que ha tenido hasta ahora, pero poco más.

Esto hará que tenga que afrontar una legislatura sumamente inestable, con dificultad para sacar adelante los presupuestos. Será una legislatura extremadamente corta, lo justo para  permitirle poder  presidir el último semestre de la Unión Europea, afrontar las próximas elecciones Europeas del 2024 y luego, dependiendo de cómo vayan las cosas, convocar elecciones anticipadas, dar un paso al lado y emprender un nuevo destino internacional.

Si, ya sé que esta estrategia suena un poco enrevesada pero, como decía al principio de este artículo, vamos a permitirnos poder hacer algo de política ficción. Sinceramente, creo que es un escenario perfectamente viable.

Una estrategia y un  escenario que, además, a Isabel Díaz Ayuso le viene muy bien, lo que intentaré explicar a continuación. Y lo voy a hacer, también haciendo uso de un poco de política ficción.

¿En qué beneficia a Isabel Díaz Ayuso?

Como ya hemos comentado unos cuantos párrafos atrás, los resultados obtenidos en las elecciones municipales y autonómicas, no solo le han permitido gobernar la Comunidad de Madrid en solitario, sino que han reforzado su imagen de líder indiscutible. Ahora bien, serán los resultados de las próximas elecciones generales los que van a ser determinantes parara su camino hacia La Moncloa.

Pues bien, la lógica lo que nos dice que, tras el resultado del PP en las elecciones municipales y autonómicas, con las encuestas a su favor, lo más beneficioso para ella y para el PP es que Alberto Núñez Feijóo lograre alcanzar la presidencia del gobierno, un mandato por cuatro años que les permitirá optar por una más que segura reelección por otros cuatro años más pero, ¿existe otro escenario mejor parara Isabel Díaz Ayuso? Creo que sí.

Sinceramente, pienso que ocho años son demasiados para que Isabel Díaz Ayuso pueda optar por ser la sucesora natural de Alberto Nuñez Feijóo. Lo es, no solo para ella, sino especialmente para su asesor, Miguel Ángel Rodríguez. Intentaré explicarme.

Estamos de acuerdo que estamos ante el final y el inicio de un nuevo ciclo en la política española. Si el PP hace bien sus deberes y a Pedro Sánchez le falla su estrategia, es el momento del PP, con lo que ese ciclo, bien podría durar ocho años.

Siendo esto así, el escenario  con el que Isabel Díaz Ayuso va a encontrarse pasados ocho años, puede ser muy distinto al actual, de tal forma que tendrá que competir contra otro cambio de ciclo político en el que los vientos seguramente no le van a soplar tan favorables como en la actualidad, no solo por cambios en la sociedad, sino por el efecto desgaste de ocho años de gobierno del PP. Siendo esto así, sus opciones de ser presidenta pueden verse frustradas, teniendo que asumir otros cuatro u ocho años más para volver a contar con opciones de alcanzar la presidencia del gobierno y, si a todo esto, le sumamos posibles tensiones y cambios en su formación política, igual puede quedarse fuera de juego.

Por otra parte, si VOX hace bien sus deberes, en los próximos años esta formación política irá ganando cada vez más terreno al PP, lo que, reducirá las opciones de Isabel Díaz Ayuso para poder afrontar una elecciones generales dentro de ocho años de una forma más cómoda y sin tener que depender demasiado de esta otra formación política.

Si eso es así, la espera de Isabel Díaz Ayuso y de Miguel Ángel Rodríguez para optar a ser inquilinos de La Moncloa puede resultar muy larga e incierta. Es por eso que, sabiendo que en política en manejo de los tiempos es muy importante, quizás lo más conveniente  puede ser no esperar tanto tiempo.

Ahora todo parece estar a favor de Isabel Díaz Ayuso, salvo un pequeño detalle, Alberto Nuñez Feijóo. Entonces ¿por qué esperar tanto?, ¿quizás la estrategia de Pedro Sánchez que le ha llevado a adelantar las elecciones generales, puede ser otro de esos vientos que juega a su favor?, ¿este adelanto no le permitirá poder acortar los tiempos?

Insisto una vez más, estamos haciendo ciencia ficción pero creo que, en estos momentos más le convine a  Isabel Díaz Ayuso  es que, Alberto Nuñez Feijóo no logre conformar gobierno y que tuviera que pasar a la oposición, junto con un VOX reforzado. Si esto ocurre, la decepción en el votante y las bases del PP será considerable de tal manera que  Alberto Nuñez Feijóo  termine por ser cuestionado y en el PP, si finalmente el gobierno que pudiera conformar Pedro Sánchez  fuera tan inestable que le termine llevando a un nuevo adelanto de las elecciones generales, entonces todas las voces en el PP querrán que sea Isabel Díaz Ayuso la candidata, con lo que a Feijóo no le quedará otra alternativa que, en un gesto de “generosidad”, dar un paso al lado.

Si todo esto pasa, los tiempos para Isabel Díaz Ayuso se acortarían notablemente, podría  aprovechar los vientos que actualmente soplan a su favor, no tendía que esperar tanto tiempo y sería ella quien, por ocho años, lideraría un nuevo ciclo político en España, con el PP y VOX como protagonistas. Y, de paso, haría historia, pasando a ser la primera mujer en presidir el país y, por su parte sería un importante triunfo para su asesor, Miguel Ángel Rodríguez que, por segunda vez, ha sido capaz de llevarla a La Moncloa, tal como lo hizo con José María Aznar.

Como suele decirse, sería una jugada perfecta.

En política, nada es lo que parece, ¿o sí?

Entonces si damos validez a mí tesis, la conclusión a la que llegamos es que, el adelanto de estas elecciones generales, a quién más beneficia es Isabel Díaz Ayuso.

Estaríamos ante una estrategia que pasaría por «seguir el juego a Pedro Sánchez» y sacrificar, como ocurrió con Pablo Casado, a Alberto Núñez Feijóo por un bien superior,  que no será el PP, sino que será, “España”.

A priori puede sonar descabellado pero insisto, puede ser la jugada maestra de Miguel Ángel Rodríguez para Isabel Díaz Ayuso, pero también, lo puede ser para Pedro Sánchez.

No obstante, para averiguarlo solo cabe esperar unos meses, el devenir de los acontecimientos y ya saben, en política, nada es lo que parece, ¿o sí?

COMPROMISO, LEALTAD Y FIDELIDAD

En política, ¿qué es más importante?

En política, como en la vida misma, hay tres palabras, tres conceptos, tres actitudes que  hemos de tener muy presente, y que son: compromiso, lealtad y fidelidad.

Una advertencia que hago porque, con el paso del tiempo, he podido constatar que, en las relaciones interpersonales, existe una tendencia generalizada a confundir estos tres conceptos o, cuando menos, dar por supuesto que implican una misma cosa, pero no es así. Conceptos que, aunque parecieran conformar un todo, pueden terminar por ser excluyentes.

Una vez hecha esta primera consideración, propongo realizar un pequeño alto en el camino y, por unos instantes, detenernos ante la definición que, sobre estas tres palabras, nos da el Diccionario de la Lengua Española (RAE), definiciones que nos ayudaran a comprender el objeto de reflexión propuesto en el presente ensayo.

  • Compromiso: “La obligación contraída”, “la palabra dada”.
  • Lealtad: “Cualidad del leal”.
  • Leal: “Que guarda a alguien o algo la debida fidelidad”, que es “fidedigno, verídico y fiel, en el trato o en el desempeño de un oficio o cargo”, dicho de una acción: propia de una persona fiel”.
  • Fidelidad: “Lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona”.
  • Fe: “Confianza, buen concepto que se tiene de alguien o de algo”, la “creencia que se da a algo por la autoridad de quien lo dice o por la fama pública”.

Aunque no es mi intención realizar un análisis en profundidad del significado e implicaciones que, desde una óptica social y política, van a tener estas palabras, lo que si haré es reflexionar acerca de cómo, el compromiso, la lealtad y la fidelidad, pueden influir en el marco de las relaciones interpersonales, en especial, las que solemos mantener con el equipo de personas que nos rodea, especialmente con nuestros más estrechos colaboradores.

Precisamente, en el ámbito de esas relaciones interpersonales, es donde hemos de poner en valor los conceptos de confianza, de fidelidad y de lealtad.

Y es que, como seres sociales, necesitamos interrelacionarnos. Va a ser en esa forma de interrelacionarnos la que, de un modo u otro, contribuirá al éxito o al fracaso de las acciones que vayamos a emprender, especialmente en el ámbito en el que he querido centrar este ensayo, en el ámbito de la política.

Estamos habitados a conformar equipos de trabajo, rodarnos de un equipo de colaboradores, de un grupo de personas que, aunque resulte obvio, esperamos que muestren cierto compromiso para con la causa que defendemos, para con las ideas, el trabajo y el proyecto en el que nos encontramos involucrados. Sin ese compromiso, poco podemos hacer. Hay veces que solicitamos de forma explícita ese compromiso pero, la mayoría de las veces, ese compromiso lo damos por supuesto.

Pero hay algo más. En ese dar un cierto compromiso por supuesto, también lo estamos haciendo para con la fidelidad y la lealtad que, en principio, también forman parte de una relación de colaboración mutua.

Pocas veces pensamos en ello pero, es justo en este “dar por supuesto”, donde quisiera centrar nuestra atención.

Es por eso que, como primera llamada de atención, he de decir que, aunque de un modo intuitivo, solemos tener una idea más o menos clara de lo que implica la palabra compromiso pero, al mismo tiempo, creo no resulta tan evidente la diferencia que existe entre los términos de  lealtad y de fidelidad.

Siendo esto así, lo que nos preguntamos es: ¿se puede ser fiel pero no mostrar lealtad?, ¿se puede ser leal pero no mostrar fidelidad?, ¿se pueden mostrar ambas cualidades a la vez?

A priori, ser leal implica ser fiel pero, no tengo tan claro que, ser fiel, implique necesariamente ser leal.

Se trata de dos conceptos que, de un modo u otro, tendemos a confundir, entendiendo que ambos son una misma cosa, pensando erróneamente que uno conlleva al otro, pero no es así.  Es justo aquí a donde quiero centrar mi llamada de atención. 

La palabra lealtad y la palabra fidelidad, están infravaloradas porque, lo que vienen a definir, es un mayor o menor grado de compromiso.

Esto es así porque, para que una persona nos sea leal, necesariamente, ésta nos ha de mostrar su fidelidad, de tal forma que, no puede haber lealtad si,  previamente, no hay fidelidad.

Es por eso que, la palabra lealtad, representa un mayor grado de compromiso que, al fin y al cabo, es lo que realmente hemos de requerir a nuestros colaboradores. Por este motivo, es importante no confundir estos conceptos.

Por tanto, ¿qué es más importante, que nuestros colaboradores sean files o leales?

Coincidirán con migo en que este interrogante se responde por sí solo. En pura lógica, lo que queremos es que las personas de las que nos rodeamos nos muestren cierta lealtad y fidelidad, entendiendo que, estamos hablando de una misma cosa, de la muestra más palpable de un compromiso de  pero, ¿esto es siempre así?

Mucho me temo que la respuesta es que no. Lamentablemente, no necesariamente una cosa lleva aparejada la otra. No es lo mismo que nuestros colaboradores nos sean files, a que nos sean leales.

Es por eso que, cuando vayamos a establecer una nueva relación de colaboración, debemos de analizar con profundidad el grado de fidelidad, pero especialmente el de lealtad. Un ejercicio que, por experiencia, diré que no resulta nada fácil de realizar.

Junto a cuestiones de carácter más técnico, formativo, de experiencia o de contar o no con ciertas habilidades, y más allá de requerirles cierto compromiso o fidelidad, lo que en verdad hemos de pedir a nuestros colaboradores, es que nos muestren lealtad.

Una petición que hemos de hacer a sabiendas que, tanto el concepto de compromiso, como el concepto de fidelidad, van a estar condicionados por otro concepto que, especialmente en política, se da con relativa frecuencia, que no es otro que el de la traición, de esa “falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener”. Un término íntimamente vinculado a la condición humana y, especialmente, ligado a la actividad política.

No quiero adentrarme en analizar la condición humana, pero lo que si afirmo es que, para el ser humano, siempre existirá algún motivo que le puede impulsar a cometer una traición. Siempre habrá una “excusa” u una “justificación”, “una causa” que lo pueda motivar a ello.

En este sentido, a mi juicio, la lealtad es precisamente el antídoto contra la traición porque, la experiencia me dice que, resulta mucho más fácil traicionar un compromiso o una fidelidad, que traicionar una lealtad.

La lealtad es el grado máximo del compromiso, es aquello que nos pude blindar frente a una posible traición. Es así porque, en una relación sustentada en un principio de lealtad, es mucho más difícil que pueda prosperar una traición.  

Esto se debe a que, cuando se forja una relación basada en la lealtad, consciente o inconscientemente, se establece una especie de statu quo, un estado de las cosas o de la situación que suele dificultar el impulso humano de una traición, mientras que el compromiso o la fidelidad es mucho más fácil de romper.

Casi siempre, los objetivos que justifican una traición, son más fáciles de asumir por parte del ser humano, por quién ejecuta esa acción de traicionar. Consciente o inconscientemente, siempre vamos a encontrar argumentos que “justifiquen” esa acción.

En cambio, los lazos que se establecen en una relación de lealtad, son más complicados de romper ya que, de plantearse una deslealtad o una traición, ésta suele generar un mayor conflicto mental y emocional, en la medida que esto implicaría romper con ese statu quo, basado en la lealtad, que podamos haber establecido.

En la historia, y en la literatura, podemos encontrar múltiples ejemplos sobre la importancia de mantener relaciones de lealtad. Quizás, el ejemplo más famoso,   es el de la deslealtad que desembocó en traición, la de Judas Iscariote, discípulo destacado de Jesús de Nazaret, que lo traiciona ante el Sanedrín a cambio de treinta monedas de plata. Una traición ya anticipada por el propio Jesús durante la celebración de la Santa Cena, en la que anunció que, lo traicionaría uno de los allí presentes.

En apariencia, todos los apóstoles compartían una causa común, todos habían dado muestra de su fidelidad pero, sólo uno, no era leal. De todos ellos, Judas Iscariote, fue precisamente quien le traicionó, quién no le era leal.  

Y es que, por lo general, la traición también está íntimamente ligado a un concepto de proximidad, es decir, que quien nos traiciona, casi siempre es  quien tenemos más cerca de nosotros. Suele ser la persona en la que hemos depositado una mayor confianza, sustentada en una relación de compromiso y de fidelidad.

Es por eso que debemos de tener bien presente que, las personas que tenemos más cerca de nosotros, aquellas que poseen una mayor información, las que conocen perfectamente cuáles son nuestros puntos débiles y fuertes, van a ser entre las que existe una mayor probabilidad de que nos puedan traicionar.

De hecho, casi nunca, la traición procede de entornos con los que no tenemos cierta proximidad, se da entre aquellos con a los que  hemos establecido una relación de íntima confianza, en entornos muy próximos a nosotros, de personas que, por lo general, su lealtad, la dábamos por supuesta.

Esto, lo que implica, es que nunca debemos de bajar la guardia. Siempre hemos de estar muy atentos para, con suficiente antelación, poder detectar posibles muestras de deslealtad entre nuestros colaboradores más próximos. Indicios que, por lo general, suelen venir camuflados entre excesivas muestras de compromiso o de fidelidad.

En el caso de encontrarnos con esta situación, mi recomendación es actuar de inmediato porque, cuando este “virus” se muestra en uno de nuestros colaboradores, difícilmente nos encontramos ante una situación reversible, terminando, en la mayor parte de los casos por traducirse en una traición.

Es por ello que, aunque en la memoria colectiva contamos con la figura de Judas Iscariote, que nos recuerda que una traición es siempre posible, hemos de ser capaces de poder dedicar el tiempo que sea necesario para analizar y conocer en profundidad a todas y cada una de las personas que integran nuestros equipos, especialmente aquellos que se encuentran en un entorno más próximo, con quienes mantenemos una relación más íntima de confianza y de colaboración porque, es justo en estos entornos donde va a surgir la traición que, en el ejercicio de la actividad política, suele ser mucho más habitual de lo que pudiéramos imaginar.

De alguna manera, tanto la fidelidad como la lealtad, son dos formas de mostrar compromiso, pero lo son en grado bien distinto.

Tras una infidelidad siempre cabe la posibilidad de una reconciliación, en cambio, ante una deslealtad, es muy difícil que se pueda revertir esta situación, es casi imposible.

Aunque siempre puede existir margen a la infidelidad, no solo hemos de ser capaces de rodeamos de colaboradores files y comprometidos, sino que hemos de procurar rodearnos de colaboradores leales, personas con las que seamos capaces de poder establecer una relación de lealtad de doble vía, con las que sellar una especial pacto de lealtad mutua, un statu quo, en el que no quede margen para la deslealtad. Por ese motivo, hemos de poner el foco en la lealtad de las personas.

De un modo u otro, la lealtad va a ser como el pegamento que nos ayudará a alcanzar nuestros objetivos. Si no contamos con colaboradores leales, difícilmente esos objetivos o metas podrán ser alcanzables porque, de lo contrario, la traición, siempre va a estar servida. Por eso, la lealtad es el antídoto de la traición.

Pero no nos engañemos, la lealtad hay que trabajarla. Y se ha de hacer desde el respeto y la complejidad que conllevan las relaciones humanas. Relaciones que han de sustentarse sobre dos pilares básicos, el del compromiso y el de la fidelidad, conceptos desde donde único podemos construir una sólida relación de lealtad. Un vínculo que nos permitirá establecer un statu quo que nos beneficie mutuamente y que haga de corta fuegos para quienes, desde una acción de deslealtad, pretendan desestabilizaros mediante una traición.

Esto no lleva a que, con cierta regularidad, tengamos que preguntarnos por la lealtad de nuestros colaboradores, trabajando el concepto de la lealtad a diario, sin olvidar que, entre quienes con más vehemencia nos dan muestra de su compromiso y fidelidad, es donde, muy posiblemente, se va a enmascarar el virus de la deslealtad.

Nos guste o no, debemos de ser conscientes que, especialmente en política, todos tenemos un precio ya que, en mayor o menor medida, a los seres humanos, se nos puede “manipular” y hasta “corromper”.

Es por eso que, al concepto de lealtad, le hemos de dar el valor y la importancia que le  corresponde. No la demos nunca por supuesta.

Hay que estar muy atentos porque, una deslealtad, casi nunca surge de forma espontánea. Por lo general, suele cocinarse a fuego lento.

Ante el más mínimo indicio de una deslealtad, hay que atajarla cuanto antes, como si de un tumor maligno se tratara. Hay que actuar con celeridad porque, de lo contrario, las consecuencias pueden ser irreparables.

¿Esto significa que hemos de ser “desconfiados” para con las personas que nos rodean? Sí, hay que serlo, especialmente, en el ámbito de  la actividad política.

No debemos de olvidar que, en política, no existen los amigos, y los enemigos asechan por cualquier lado, pueden tomar cualquier forma, especialmente la de ser uno de nuestro más íntimo colaborador. Por eso, siempre hemos de estar alerta.

Por tanto, no confundamos los conceptos de compromiso, fidelidad y lealtad. No demos por hecho que uno lleva al otro.

Procuremos rodearnos de colaboradores fieles y comprometidos, pero, exijámosle lealtad. Forjemos relaciones mutuas de lealtad y nunca la demos por supuesta.

Establezcamos un statu quo que sea beneficioso para ambos, un instrumento que nos proteja, una herramienta que opere como barrera de contención frente a una deslealtad y, por ende, a una traición.

Tanto en política como en la vida misma, reivindiquemos el valor de la lealtad.

ESPAÑA: TRES MUJERES Y TRES PORTADAS DE PERIODICO

Portada

¿Estamos ante tres posibles candidatas a presidir en Gobierno  de España en unas próximas Elecciones Generales?

Isabel Díaz Ayuso, Inés Arrimadas y Carmen Calvo, tres mujeres, tres experiencias distintas frente al COVID-19. Tres posiciones ideológicas y protagonistas de la portadas de tres de los periódicos más influyentes y con tendencias editoriales muy marcadas, El Mundo, el ABC y El País. Y una pregunta, ¿estamos ante tres posibles candidatas a presidir en Gobierno  de España en unas próximas Elecciones Generales?

El domingo, 10 de Mayo de 2020, inmersos ya en una tercera prórroga del Estado de Alarma derivada de las medidas adoptadas para hacer frete a los efectos del COVID-19 y cuando buena parte del país ya gozaba  de la Fase 1 del desconfinamiento progresivo de la población, nos vimos sorprendidos por la presencia de estas tres destacadas políticas en la portada de estos tres medios de comunicación.

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No sólo es llamativo por su presencia ocupando las portadas en estos medios de comunicación en sí, lo es también porque, históricamente, estos tres medios  de comunicación han “ayudado” a poner y a quitar presientes del gobierno aunque, esta vez hay una novedad realmente significativa, que las protagonistas de estas tres portadas son tres mujeres de peso, con carisma, carácter y demostrada capacidad de liderazgo.

Se trata de tres mujeres que representan tres ópticas diferentes de entender y hacer política que, al igual que el conjunto de los ciudadanos del país, viven circunstancias excepcionales derivadas de una pandemia que nadie podía imaginar su alcance  y que, a su vez, sus trayectorias vitales en la vida pública, las ha llevado a encontrarse en la primera línea de la toma de decisiones para hacer frente a esta crisis sanitaria, ya sea desde la acción de gobierno, el caso de Carmen Calvo en el ejecutivo nacional y el de Isabel Díaz Ayuso, al frente de la Comunidad de Madrid, o bien desde la oposición, el caso de Inés Arrimadas.

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Tres portadas y tres imágenes que bien podrían representar la diversidad social de todo un país. Tres maneras distintas de hacer y entender la política, tres visiones diferentes de país y tres formas distintas de querer enfrentarse ante una pandemia. Pero además, tres formas distintas  de comunicar.

Inés Arrimadas

Por su parte,  Inés Arrimadas, la actual líder de Ciudadanos, aunque de puertas para adentro, se encuentra inmersa en una intensa batalla interna dentro en su propia formación política. Ella sabe que en unas próximas Elecciones  Generales se lo juega todo a una carta, no sólo su futuro político, sino el de su propia organización. En este sentido, tras el decepcionante resultado obtenido en las últimas Elecciones Generales, la dimisión de Albert Rivera, carismático líder de esta formación política, a la que ella misma sustituyó, así como las renuncias posteriores de otras personalidades relevantes de su organización política. Y en esta etapa de su vida política, debe de hacer frente a la necesidad de consolidar su liderazgo y de ganarse la confianza de los suyos para, al mismo tiempo, diseñar un proyecto “de centro” que le permita remontar la posición actual de Ciudadanos en el nuevo contexto político del posCovid19 y en un entorno en el que las encuestas no le son favorables

Carmen Calvo

En cuanto a Carmen Calvo, Vicepresidenta primera, ministra de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, y a su vez, Secretaria de Igualdad del PSOE, creo que no me equivoco al afirmar que puede ser el relevo natural del actual presidente Pedro Sánchez, y una más que probable apuesta del Partido Socialista Obrero Español para intentar recuperar el desgaste que, a buen seguro,  traerá consigo la gestión del  antes, durante y el después de la crisis de Covid-19. Puede ser quien, llegado este momento, dé ese paso como una líder capaz de aunar las distintas corrientes dentro de su propio partido para, de contar con el apoyo de los suyos, garantizar un “cierre de filas” entorno a su figura que le puede llevar a La Moncloa pero, esta vez, como presidenta.

Isabel Díaz Ayuso

Y qué decir de Isabel Díaz Ayuso, actual Presidenta de la Comunidad de Madrid. Cuenta con el apoyo de la Fundación Faes, algo que, en los tiempos que corren, es muy importante. Alumna aventajada de Esperanza Aguirre, no sólo conoce las interioridades y la forma de hacer del Partido Popular en la Comunidad de Madrid, sino que, llegado el momento, puede contar con un sector importante dentro de su formación política en el ámbito nacional,  aquellos que, en su momento, apoyaron a Pablo Casado en el último congreso de los populares. Además, sabe perfectamente cómo aprovechar las oportunidades, cómo sacar partido a su imagen, en cómo comunicar lo que ella quiere cuando lo quiere y no le da miedo la crítica, al contrario, se crece con ella. En esta crisis del coronavirus ha visto una excelente oportunidad para impulsar su carrea política para, no solo consolidar y posicionar su imagen en el ámbito de su Comunidad Autónoma sino que, al mismo tiempo, proyectarla a todo el territorio nacional. Si bien esto así, creo que, para no frustrar sus ambiciones políticas, el principal escollo que puede tener, no está en cómo puedan tensarse en un futuro las relaciones con sus actuales socios políticos en su gobierno o, en las consecuencias futuras relacionadas con determinadas decisiones llevadas a cabo durante la gestión de la pandemia del coronavirus al frente del ejecutivo regional, sino que, el principal obstáculo lo puede tener dentro de su propia casa. A riesgo de equivocarme, me refiero a la figura del actual presidente de su propia formación política, a  Pablo Casado que, es quién único puede llegar a frenar sus ambiciones a medio y largo plazo, aunque no creo que éste sea realmente un problema para ella.

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Puede que esta reflexión no sea más que un capítulo más de la política ficción que surge después de tantos días de confinamiento pero creo que sí que estamos ante tres posibles candidatas a ocupar la presidencia del Gobierno de España. Aunque sea prematuro realizar esta afirmación, pero sinceramente, no lo veo como algo descabellado. Al fin y al cabo, si hago esta reflexión, no es más que para, cuando llegue el momento,  volver a revisar la portadas de estas tres publicaciones, leer sus titulares y constatar si acerté o no en mi predicción.

Txt4Dicho esto, no quiero terminar esta reflexión sin dejar en el aire una pregunta, ¿qué puede ocurrir en otras formaciones políticas?

Sinceramente, creo que sería muy sano para nuestra democracia posCovid-19, que también fuera una mujer la futura candidata de la formación política Unidas Podemos y, de ser así, no quiero aventurarme a dar un nombre. Tampoco sé hasta qué punto, su actual líder, Pablo Iglesias, y entro de esta formación política, están abiertos a contemplar esta posibilidad.

Donde lo veo menos probable es en Vox, donde la figura de Santiago Abascal, a fecha de hoy, es del todo indiscutible e insustituible para poder afrontar con garantías una próxima contienda electoral. Situación muy similar es la que puede darse en Más País, y con el liderazgo de  Iñigo Errejon.

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De cualquier forma, más allá de programas y propuestas políticas, si al frente de las listas electorales de las principales formaciones políticas, fueran ellas las aspirantes de sus respectivas organizaciones políticas a ocupar La Moncloa, creo que vamos a asistir a una campaña electoral que no va a dejar indiferente a nadie.  Con esta explosiva combinación de liderazgos, con tanta personalidad concentrada en estas tres mujeres, auguro unas próximas Elecciones Generales en España muy, pero que muy interesante.

Y es que, si esto ocurre, podemos estar ante un hecho realmente  trascendente en la historia democrática de este país. Solo el tiempo nos dirá si se cumple o no esta predicción. Habrá que estar muy pendiente de la evolución política de estas tres mujeres en los próximos meses.

 

Fotos: Cuentas Twitter @InesArrimadas  @carmencalvo_  @IdiazAyuso

UNA DETONACIÓN CONTROLADA

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Estos días me preguntaba si, con todo el tema de la tesis de doctorado del presidente del Gobierno de España, el Máster del líder de la oposición, Pedro Casado, o las dudas sobre los estudios del presidente de la tercera fuerza política, Albert Rivera, no ha sido más que una detonación controlada, una estrategia de comunicación política minuciosamente elaborada y ejecutada para fortalecer la figura de Pedro Sánchez y, de paso, debilitar a sus principales contrincantes políticos.

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Al reflexionar sobre este asunto, más allá de parecer un auténtico disparate, lo cierto es que me he dado cuenta que existen ciertos elementos que pueden dar algún tipo de verosimilitud a esta teoría. Por eso quiero adentrarme en esos elementos que igual nos pueden permitir ver un poco más allá de los acontecimientos y entender lo que ha ocurrido con esta gran crisis en los primeros cien días de gobierno del presidente Pedro Sánchez.

De ser cierta mi teoría de que estamos ante una crisis autogenerada para intentar sacar algún tipo de rédito político, vemos que, en esta detonación controlada,  intervienen varios elementos que, gestionados inteligentemente, han contribuido a generar esta supuesta crisis sobre el trabajo de doctorado del presidente del gobierno.

Eso sí, se trata de una amalgama de elementos bien estructurados que, por sí solos, no suponen nada pero que, bien combinados, pueden causar el efecto que, aparentemente están generando y que requieren de un exquisito manejo de los tiempos.

Hablamos de una estrategia que, bien trabajada puede que termine por conseguir afianzar y potenciar la imagen de Pedro Sánchez, la de un presidente que sabe que tiene poco margen de maniobra y que es consciente que, en los próximos meses, van a ocurrir muchas cosas que pueden jugar en su contra. La idea sería, hacer uso de esta crisis para impulsar en su carrera y terminar por afianzarse en el poder y desmarcarse claramente de sus potenciales contrincantes políticos, e incluso, de esos enemigos que están acechándole.

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No hay que olvidar que, justo en estos momentos, se está elaborando la famosa encuesta de CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) cuyos resultados, más allá del nivel de cocción del que pueden ser objeto en la famosa cocina del CIS, los veremos con la llegada de un otoño que, en lo político, se aventura un otoño bastante caliente.

Está claro que, más que al Partido Socialista, es al propio  Pedro Sánchez  al que más le interesa que los datos del próximo CIS sean positivos, que vengan a  confirmar los buenos resultados del anterior resultado y poder “vender” que a lo que estamos asistiendo no es a un hecho puntual, como se llegó  a interpretar respecto a los datos el CIS anterior: ahora no es una cuestión coyuntural, sino que estamos ante una verdadera tendencia de cambio de signo del electorado.

Y para que haya un buen resultado, es importante que el nuevo inquilino de La Moncloa, esté bien presente en el inconsciente de los posibles encuestados, de tal forma que, para conseguir esto, necesita con urgencia mayor notoriedad pública;  una notoriedad que sabe que, por cuestiones de logística y tiempo, no puede alcanzar con la actividad parlamentaria o con el limitado margen de maniobra en la gestión de sus ministros. De hecho, compartir unos días con Ángela Merkel,  una gira mediática más que política por Latinoamérica o querer pasar a la historia por el presidente que sacó a Franco del Valle de los Caídos, sabe que no da para tanto.

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De hecho, en términos del corto plazo, en el que necesariamente ha de impulsar su notoriedad pública y con ello poder alcanzar una sentimiento favorable en los encuestados del CIS, sabe que  el tema catalán poco le  va  a ayudar ya que, es una cuestión que ha de cocinar a fuego lento ya que, muy probablemente, dependiendo de cómo ocurran las cosas, sus réditos en términos de imagen, realmente los puede tener a partir del mes de octubre de ese año, con lo que, este asunto catalán, sólo podría usarlo en términos de notoriedad pública, en el siguiente  CIS, el conoceremos  a principio del próximo año, justo antes de determinar si adelanta o no las elecciones generales, pero no ahora.

Por eso, si esta crisis controlada juega a favor de Pedro Sánchez, podrá generar una percepción favorable hacia su figura entre las personas que están siendo encuestadas por el CIS y, de este modo, le será más fácil alcanzar un buen resultado para que, una vez se hagan públicos, poder explotarlos a su favor.

No sé si este factor del CIS ha sido el verdadero motor que ha generado esta crisis controlada pero, no hay que olvidar otro elemento en esta ecuación, la reciente  dimisión de la ex ministra Carmen Montón de la que, a fecha de hoy, ni ella misma se acuerda de que un día fue ministra y que tuvo que dimitir.Txt6.jpg

Estoy convencido que, el conocimiento que se tenía sobre este asunto de la ministra Montón, fue otro elemento que sumó a la hora de decidir generar lo que se he generado con el tema de la tesis del doctorado del presidente. Es más, quizás, me arriesgo a creer que, también el  tema de la cancelación del contrato de armas a Arabia Saudí y la que se generó con los Astilleros de Cádiz que luego  quedó en nada, también formó parte de esta estrategia, en una la primera fase de esta tormenta perfecta y antes de la dimisión de una de sus ministras.

En este sentido, me atrevo a aventurar que, Pedro Sánchez se ha rodeado de un equipo al más puro estilo gladiador. Muy probablemente, sus ministros y ma´s intimos colaboradores son los primeros que saben que, un buen gladiador, si es necesario, ha de sacrificarse por su líder si éste se lo pide o las circunstancias les coloca en tal tesitura. Por eso, no descarto que asistamos a nuevas dimisiones si son necesarias, algo que la sociedad española terminara de ver como normal. Con el tiempo, esta  circunstancia de las dimisiones exprés, no será un elemento que pueda llegar a restar en una supuesta intención de voto, dato a tener en cuenta de cara a las encuestas electorales varias que van a realizarse en los próximos meses pero, sobre todo, entre los encuestados del CIS.

Junto a estas dos cuestiones hay otras circunstancias que enumero a continuación que, muy probablemente, Pedro Sánchez  y su equipo de comunicación y de estrategia política, tienen que haber tenido en cuenta para finalmente, tomar la decisión de ejecutar esta detonación controlada entorno a la figura del presidente.

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Esas otras circunstancias que pueden haber influido en la gestación de esta crisis controlada entorno a la figura del presidente, están relacionadas con la actual situación en la que se encuentran los principales actores políticos en la España de hoy,  son las siguientes:

  • En clave interna, tenemos que, aunque intentan mantener las apariencias, Pedro Sánchez y Susana Díaz, siguen siendo «enemigos íntimos». Una situación que Sánchez ha de neutralizar antes de convocar unas elecciones. Me explico, una vez que Sánchez colocó «a dedo», en una inteligente operación, a ciertos elementos de su partido, con un buen sueldo y coche oficial, en puestos de la administración lo suficientemente atractivos como para no trabajar en su contar dentro del partido, tenía que hacer algo con presidenta andaluza, quien en un futuro podría volver a ponerle las cosas complicadas. El caso es que, “casualmente”, justo después de que conociéramos los datos del último CIS, el equipo de Pedro Sánchez dejó entrever, utilizando como «excusa» la presentación, debate y aprobación o no de los próximos presupuestos que, si era necesario, cabía la posibilidad de un adelanto de las elecciones generales. Un adelanto que podría tener lugar en el mes de marzo del próximo año, coincidiendo con las elecciones andaluzas. Una afirmación que creo que se hizo deliberadamente para hacer reaccionar a Susana Díaz, dando lugar a lo que ocurrió días más tarde, la ruptura de Ciudadanos en Andalucía y la posibilidad de convocar anticipadamente las elecciones andaluzas, como muy tarde, en el mes de diciembre de este año, una decisión que si recuerdan, pasó casi sin pena ni gloria y de la que ya hoy, casi nadie se acuerda. De esta forma, va a tener a Susana Díaz centrada en estas elecciones y así Sánchez podría trabajar con cierta tranquilidad, la hoja de ruta que ha diseñado, con un mayor margen de libertad en el entorno de su formación política. De alguna manera, con esta jugada, ya estarían «colocados» todos sus posibles adversarios internos. Es decir, si no pasa nada extraño, Pedro Sánchez tendrá ocupada a su rival, Susana Díaz, a la que la pasada semana el dio un pequeño susto con el tema de la venta de armas a Arabia Saudí y el efecto que esto tuvo en el bahía de Cádiz, en los astilleros de Navantia, un mensaje que no dejó de ser un pequeño “anuncio a navegantes” al Partido Socialista Andaluz y a su presidenta.
  • Pedro Sánchez tiene en frente a un Partido Popular que, hoy por hoy, por mucho que quieran ocultarlo, sigue igual de debilitado que lo estaba antes de la pasada moción de censura. Con Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría alejados de los resortes del poder, con una nueva dirección, encabezada por Pablo Casado, Sánchez tiene claro que es necesario evitar que se puedan rearmar a corto plazo. Por eso, de alguna forma, hay que “ayudar” a que la actual directiva popular se desgaste lo antes posible para que en las elecciones municipales y autonómicas obtenga un fracaso lo suficientemente notorio como para que tengan que enfrentarse a unas elecciones generales con una debilidad que termine por darle unos resultados que le van a impedir tener la capacidad de conformar un futuro gobierno. Se trata generar, bien sea con el caso del Máster de Pablo Casado o con los casos judiciales por corrupción, con los datos cada vez menos favorables en las encuestas o la guerra soterrada que se vive en los círculos de poder del propio Partido Popular, generar las tensiones necesaria como para que, como ocurrió él tiempos de Hernández Mancha y José María Aznar, esta formación política se vea inmersa en una nueva refundación del partido en la que, probablemente, regresarían figuras de la vieja guardia a controlar nuevamente el partido, cosa que debilitaría a esta formación en términos electorales a corto plazo. Es más, Sánchez sabe que, la debilidad del Partido Popular empieza a estar en donde nunca había estado, en la forma en la que gestionaban a mano de hierro sus direcciones provinciales. A fecha de hoy, aunque muchos de sus dirigentes apoyaron a Soraya Sáenz y ahora se han alineado con Pablo Casado, los afiliados de base, siguen divididos, circunstancia esta que también juega en contra de las posibilidades electorales de este partido, a lo que se suma otra circunstancia que ya hemos mencionado, y es que, en los próximos meses, se volverá a hablar en los tribunales de los casos de corrupción que afectan a este partido y veremos en los medios de comunicación a relevantes figuras políticas de esta formación política, que lo fueron o los son actualmente, con la percepción de imagen negativa que ésta continua exposición pública, puede generar en un circo mediático cada vez más depredador. Y en el caso del famoso Máster de Pablo Casado, aunque sea investigado en el Tribunal Supremo y éste no dimita de su cargo de presidente del partido, sí que le va a jugar en su contra, no sólo por la propia percepción de imagen pública de Pablo Casado, sino que será una auténtica rémora para este nuevo Partido Popular y será un lastre que le impedirá conseguir un muy buen resultado en las próximas citas electorales. Este será un tema recurrente que desplegará una espesa cortina de humo en sus propuestas y mensajes electorales. Circunstancia está especialmente sensible para el electorado de centro que es el que, desde siempre, ha permitido al Partido Popular, alcanzar mayorías, pero también para su electorado tradicional y de mayor edad que, como ha ocurrido en otras ocasiones, es probable que, cuando llegue el momento de dar su voto, preferirá quedarse en casa que votar a otro partido político. Pedro Sánchez sabe que, al  nuevo y joven líder del Partido Popular, una vez sea investigado, vez va a estar cada vez más cuestionado en los medios de comunicación y especialmente expuesto  en los programas de televisión que, muchos de sus votantes, muchos de ellos jubilados, asistirán a un desalentador espectáculo  diario que podrán ver cada día en el salón de su casa, escuchando la radio convencional o cuando lean la prensa escrita.
  • Sánchez es consciente que a Ciudadanos le sigue costado recuperarse del resultado de la moción de censura que le llevo al poder. Y especialmente, su líder, Albert Rivera, no ha asimilado el error estratégico que cometieron de no haber sido ellos los que la presentarán esa moción antes de que lo hiciera el Partido Socialista, confiando que el tiempo y las circunstancias terminaría por hacer que, el entonces presidente, Mariano Rajoy, convocara elecciones anticipadas o, en el per de los casos volviera a aplicará nuevamente el Artículo 155 de la Constitución en Cataluña, lo que suponía una nuevas elecciones en esta Comunidad Autónoma. De haberlo hecho, prosperará o no su moción de censura, muy probablemente, a fecha de hoy, Pedro Sánchez no sería presidente y el escenario político-electoral hubiera sido bien distinto. Además, en estos momentos, las encuestas no le son favorables, sobre tras los datos del último CIS. Además, siguen a la espera de una convocatoria de elecciones en Cataluña que parece que nunca llega y que es lo único que, a fecha de hoy, puede volver a darles la notoriedad que tuvieron hace un año, especialmente a nivel nacional. También, esta crisis controlada ha ayudado a sacar a la luz el tema de los estudios y currículo publicado de Albert Rivera y si, con los estatutos de su partido en la mano, esto puede tener consecuencias, no sólo internas, sino en la percepción social, no tanto pensando en el momento de concurrir en una elecciones, sino en lo que esto pueda influir en la próxima encuesta del CIS y si le hace restar en la intención de voto. De igual forma, esta formación política, tienen ahora un nuevo elemento con el que no contaba, en vez de ser Soraya Sáenz de Santamaría, la nueva líder del Partido Popular, lo es Pablo Casado, un rostro más amable y muy similar al de Albert Rivera , que puede hacerles perder posibles votantes de centro llegados de esta formación política. El caso es que si hubieran tenido que competir electoralmente con Soraya Sáenz de Santamaría, sí que Ciudadanos tendría más elementos para poder diferenciarse de un Partido Popular mucho más continuista de la era Mariano Rajoy. Además, el equipo de Pedro Sánchez  sabe que, en esta formación política, más allá de la dirección nacional no cuentan con figuras relevante, a nivel autonómico y provincial, lo que les hace depender casi exclusivamente del tirón que tenga la marca y su líder y, aunque esto puede ser una ventaja, si alguna de ellas se debilita, puede jugar en su contra. Por tanto, para aumentar la debilidad de este flanco, basta con hacer daño a la marca o a su líder, porque eso hará debilitar el resto de la estructura de este partido.
  • Respecto a Podemos, la situación no pude ser mejor. Probablemente, Pedro Sánchez piensa que, esta formación política se encuentra en un punto en el que es consciente que ha alcanzado su techo de cristal electoral y que, ahora, su empeño se encuentra centrado en intentar consolidar su posición en la izquierda del Partido Socialista que, en la práctica, pasa por terminar de ocupar el espacio de Izquierda Unida. También sabe que su trabajo consiste en lograr mantener la fidelidad a sus votantes y evitar fugas que, en cualquier caso, si estas se produce, terminarán por  regresar al lugar del que en su día salieron, que es el PSOE, algo que tampoco está tan mal pero eso sí, en su justa medida y siempre que, estas fugas no impidan a su líder, Pablo Iglesias seguir contado con capacidad de influencia en el nuevo gobierno y llegado el momento, poder establecer posibles pactos de gobierno municipales y autonómicos de izquierda tras las elecciones locales y autonómicas del próximo año, al igual que la posibilidad de poder entrar a formar parte, esta vez, de manera efectiva, en un futuro gobierno liderado por Pedro Sánchez. Por tanto, el punto al que se ha llegado es que, aunque no lo manifiesten públicamente en demasía, en estos momentos es clave un buen entendimiento entre Podemos y el Partido Socialista ya que, si le va bien a uno, le va bien al otro.
  • En cuanto a las fuerza nacionalistas, salvo alguna excepción, seguirán prefiriendo alinearse como hasta ahora con Pedro Sánchez, en vez de hacerlo con el Partido Popular y Ciudadanos. Eso sí, tras las próximas elecciones generales, es a Pedro Sánchez al que le toca conformar gobierno, estas formaciones políticas van a ser mucho más exigentes con futuros acuerdos de investidura, si es que estos apoyos son necesarios, pero eso pasará más adelante no ahora.

Por último, Pedro Sánchez es consciente que, desde un punto de vista legislativo, poco puede hacer, salvo impulsar gestos que tengan un gran impacto mediático y que, en cierta medida, permitan reforzar a su gobierno y su figura. Gestos de calado como ha podido ser su propuesta de eliminar los aforamientos a los políticos y medidas de carácter social, de gran impacto entre los votantes tradicionales de izquierda y, en especial, de centro progresistas.

Sabe que cuenta con poco margen de maniobra en los próximos presupuestos, desde la Unión Europea y, especialmente, desde el Banco Central Europeo, quienes ya le han dado las indicaciones necesarias y el camino a seguir en los próximos meses. Ahora solo ha de intentar sortear sus primeros presupuestos y hacer frente a las acciones de boicot que le está preparando el Partido Popular y Ciudadanos, quienes van a desplegar toda su artillería para intentar bloquearlos y debilitar la imagen del gobierno en unos medios de comunicación necesitados de incrementar en número de audiencia, de lectores o seguidores en rede sociales. Además, al actual gobierno, ya le han advertido de la crisis económica que está por venir. Una crisis que, de producirse, va a obligar a convocar elecciones generales antes de que se empiecen a notarse los primeros síntomas. Por eso, Pedro Sánchez, necesita debilitar a los posibles enemigos antes de que esta nueva tormenta económica toque tierra y, aunque le queda margen de maniobra, hay que actuar desde ya.

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Pues bien, si introducimos todos estos elementos en una coctelera, los removemos  lo suficiente y utilizamos hábilmente las técnicas de generación de las llamadas `Fake News´ o de la `Post Verdad´, podemos detonar una tormenta perfecta, una crisis controlada, que, gestionándola con inteligencia,  puede jugar a favor de Pedro Sánchez. Probablemente estaré equivocado pero, creo que es lo que, desde hace semanas, se ha venido trabajando en el equipo de estrategia del entorno del presidente y que ha terminado por detonar el  caso de su tesis de doctorado.

Eso sí, de ser cierta mi teoría, estaríamos ante una jugada extremadamente arriesgada y compleja, es como jugar con fuego pero, si lo hace bien, puede que le sea muy favorable. En cambio, si descuida el más mínimo elemento de este complejo entramado, puede que termine por volverse en su contra.

Sé que, todo este análisis puede parecer más una simple eespeculación, más próxima  a lo  que podríamos entender como “política ficción”, o a cualquier trasnochada teoría de la conspiración e incluso un argumento para construir una la trama de una película o serie de televisión pero, ahí lo dejo.

Veremos si, con el transcurrir del tiempo, las piezas de este puzle empiezan a encajar y se confirma mi teoría sobre la tesis doctoral de un presidente como excusa para propiciar una crisis política controlada pensada para fortalecer su figura y debilitar la credibilidad de sus enemigos y de ciertos medos de comunicación. No hay que olvidar que Pedro Sánchez, como nos ha demostrado, es una persona que tiene poco que perder y mucho que ganar, conoce en primera persona cuál es el sabor amargo de la traición y eso, es un factor que sus enemigos políticos nunca ha de perder de vista.

 

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PARTIDO CONTRA PARTIDO

VotaMe

Alguien dijo alguna vez una frase que se me ha quedado grabada y que, hoy más que nunca sigue creo que sigue vigente más que nunca: «unas elecciones se ganan siempre con partido, nunca contra el partido». Afirmación esta que, a tenor de los acontecimientos en el seno de diferentes formaciones políticas en diversos países de nuestro entorno, me ha empujado a reflexionar sobre ello.

Estarán de acuerdo con migo en que se trata de una evidencia muy simple y justo por eso, su simplicidad, parece que, a quienes están al frente de alguna de estas formaciones políticas, se les olvida.

Da igual el tamaño que tenga una formación política o la capacidad de «seducción» que pueda tener ante su electorado, pero no sólo s eles olvida eta premisa sino que esto ocurre justo en el momento más crítico, cuando se aproxima el momento de afrontar unas elecciones.

Es tan evidente y de sentido común que para afrontar unas elecciones con ciertas garantías de éxito se ha de hacer sin fisuras, con una estructura orgánica y funcional sólida y con capacidad de “ilusionar” a un electorado cada vez más escéptico, sino que parece que en muchos partidos políticos, cuidar estos aspectos, no es algo que els preocupe en demasía.

TxtVotaMeP1No se trata de ser conservador, progresista, liberal, de derechas, de centro o de izquierdas; electorado quiere «seguridad», demanda «solvencia» en quienes van a depositar la confianza de su voto.

Es así de simple, las divisiones internas no son una buena carta de presentación y menos cundo se quiere gobernar. Es por ello que, a esta situación que parece generalizarse entre buena parte de los partidos políticos, podemos aplicar aquella célebre frase de «la mujer del César, no sólo tiene que serlo sino, parecerlo».

Las organizaciones políticas son organismos vivos, integradas por gentes de procedencias distintas, sensibilidades diversas, personalidades diferentes pero que, se supone que aúnan sus esfuerzos por algo que está más allá de un conjunto de individualidades, por un proyecto común, por una idea, por un objetivo. Es así de simple pero así de complicado.

Es un error de manual presentarse ante los ciudadanos de esta manera e intentar que éstos les confíen su voto, máxime cuando se pretender ser una opción de gobierno y la organización que pretende ser un actor principal del devenir del país en los próximos años, «hace aguas».

Tanto, quienes están al frente de los partidos políticos, como sus militantes de base, han de reflexionar seriamente sobre esta cuestión. Unas elecciones sólo se pueden ganar con el partido pero nunca contra el partido o con un partido dividido.

TxtVotaMeP2Les confieso que lo que me cuesta entender que estas cosas pasen en organizaciones que pretenden contar con una opción de gobierno, especialmente en formaciones políticas consolidadas y con años a sus espaldas.

Quizás sea que existe una preocupante carencia de liderazgo o, tal vez, que siguen pesando más los intereses individuales que el interés común. Pero bien sea en un caso u otro (o la suma de ambos), lo que parece estar claro es que parece que se han olvidado el fin último y más importante de su razón de ser: un instrumento que, con su trabajo, sea capaz de mejorar la calidad de vida a los ciudadanos que son los que, gobiernen o no, son a los que ha de servir. Es esta y sólo esta su verdadera razón de ser.

No se trata de dirimir las batallas internas dentro de casa y presentarse ante el electorado como si no pasara nada, sino que hay que ser de coherentes y consecuentes con sus palabas y sus actos. No se pueden permitir el lujo de presentarse ante quienes les han de elegir mostrándose débiles, divididos y poco cohesionados porque, si se afrontan una selecciones de esta manera, no nos han de extrañar fenómenos como la abstención, la polaridad, transferencias casi incomprensibles de voto, la desafección del electorado y todo tipo de comportamientos que el ciudadano va a tener como respuesta a situaciones como estas.

Creo que todos recordamos que, desde pequeños, nos decían aquello de, «la unidad hace la fuerza», algo que, de mayores, parece que hemos desaprendido.

En fin, no creo que esta reflexión aporte demasiado y quizás, sea un asunto de poca trascendencia pero, sobre todo, quienes se dedican a esto de la política nos hemos de preguntar porque siguen pasando cosa como estas y si no hay forma de evitar la triste imagen que muchas formaciones políticas están dando a la ciudadanía justo antes de pedirle su voto. Por eso me sigo preguntando que, ¿sí se trata de algo tan evidente, por qué a pocos días de unas elecciones pasan estas cosas?… ¿alguien lo entiende?