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EUROPA Y EL ABISMO.

¿Un escenario prebélico en Europa es posible?

En este artículo, he querido abordar una cuestión que creo crucial para el futuro de Europa: ¿es posible un escenario prebélico en nuestro continente? A lo largo de varias semanas, he publicado una serie de artículos que analizan las claves del panorama político europeo tras las últimas elecciones al Parlamento Europeo.

En ellos, hemos explorado el papel determinante de los jóvenes en las decisiones políticas, el impacto creciente de la Inteligencia Artificial en la política europea, y la posibilidad de que los fantasmas del pasado, como los de la República de Weimar, resurjan. Además, hemos examinado el inquietante ascenso de los partidos de ultraderecha y sus posibles consecuencias.

En este último artículo, cerramos el ciclo reflexionando sobre un nuevo y preocupante elemento: la posibilidad de que Europa enfrente una situación prebélica en el futuro cercano. Analizaremos los factores que podrían desencadenar esta crisis, sus probabilidades reales y las consecuencias que podría tener para nuestra sociedad. Finalmente, proponemos medidas que podríamos tomar para evitar este sombrío escenario.

Confío en que este análisis nos permita comprender mejor los riesgos que enfrenta Europa y cómo podemos trabajar juntos para asegurar un futuro más estable y pacífico.

Factores clave que podrían influir en la probabilidad de un escenario prebélico en Europa.

La posibilidad de que Europa se enfrente a una situación prebélica o que podamos presenciar un conflicto bélico en territorio europeo en un futuro no muy lejano es una realidad que no podemos ignorar. La concreción de este escenario dependerá de una serie de factores y dinámicas, algunas más complejas que otras.

Determinar la probabilidad exacta de una situación prebélica en Europa es una tarea realmente compleja, por no decir arriesgada. Esto se debe a la gran cantidad de variables y a la incertidumbre que rodea a los distintos eventos geopolíticos y sociales que la pueden desencadenar.

Sin embargo, considero que es posible realizar algunas reflexiones más o menos informadas para establecer un rango de probabilidades basado en una serie de factores que, si bien pueden ser objeto de debate, tienen el objetivo de estimular la reflexión.

Este es el objetivo principal de este artículo: considerar, aunque sea por unos instantes, que este escenario podría ser real y, desde nuestro ámbito de acción, contribuir a que no se materialice, evitando así vernos inmersos en una crisis prebélica de difícil solución.

Factores que podrían contribuir a un escenario prebélico en Europa.

A continuación, se analizan algunos de los factores que podrían contribuir a generar un escenario prebélico en Europa:

1. Tensiones geopolíticas con Rusia.

  • Incremento de hostilidades: La guerra en Ucrania y la respuesta de la comunidad internacional serán dos factores críticos. Si las relaciones con Rusia continúan deteriorándose, podría haber un aumento de las hostilidades en las fronteras de Europa del Este, especialmente en los países bálticos y otros estados miembros de la OTAN que limitan con Rusia.
  • Escalada militar: Movimientos militares adicionales y aumentos en las hostilidades pueden incrementar la probabilidad de conflicto. La guerra en Ucrania podría intensificarse y expandirse, afectando a otros países de la región y provocando una mayor inestabilidad.

2. Incremento del gasto militar y militarización.

  • Carrera armamentista: Un aumento significativo del gasto militar en respuesta a la percepción de amenazas podría desencadenar una carrera armamentista en la región. De hecho, tras la última reunión de la OTAN en Washington y las políticas impulsadas por el nuevo ejecutivo de la Unión Europea para el período 2024-2029, este escenario ya es una realidad.
  • Presencia militar: Un mayor despliegue de fuerzas militares en puntos críticos podría aumentar la probabilidad de incidentes o enfrentamientos. La OTAN no solo quiere reforzar el flanco norte de la UE, sino también el flanco sur, debido a la creciente conflictividad en el continente africano.

3. Cooperación y diplomacia internacional.

  • Esfuerzos diplomáticos: La efectividad de los esfuerzos diplomáticos para reducir las tensiones puede disminuir la probabilidad de conflicto. Sin embargo, si las expectativas no se cumplen, estos esfuerzos podrían incluso agravar la situación.
  • Alianzas internacionales: La solidez de las alianzas con otros países y organizaciones internacionales también será un factor crucial. La falta de cooperación o el debilitamiento de estas alianzas podrían contribuir a una mayor desestabilización y pérdida de influencia de la UE en el contexto internacional.

4. Conflictos internos y tensiones sociales.

  • Tensiones sociales: El nivel de polarización y conflicto interno dentro de los países europeos puede afectar la estabilidad general. La promoción de agendas divisivas puede incrementar las tensiones sociales y políticas, creando un entorno más propenso a conflictos. El aumento del nacionalismo y la xenofobia podría llevar a conflictos internos, con protestas y disturbios que podrían desestabilizar aún más la región.
  • Crisis humanitarias: Las políticas restrictivas y las crisis humanitarias podrían provocar migraciones masivas y situaciones de emergencia que tensen las capacidades de los estados.
  • Desestabilización de la UE: La capacidad de la UE para actuar de manera unificada y efectiva será fundamental. La fragmentación y el debilitamiento de la cohesión dentro de la UE podrían reducir su capacidad para manejar crisis de manera unificada y efectiva. Esto, a su vez, podría terminar por deteriorar las relaciones entre los países miembros de la UE, afectando negativamente la propia cohesión de la Unión Europea.

5. Crecimiento de los partidos políticos populistas y de extrema derecha.

  • Impulso a políticas nacionalistas y aislacionistas: Las políticas más agresivas y aislacionistas promovidas por estos partidos políticos podrían llevar a un aumento de las tensiones internas y externas.
  • Dificultades en la gobernabilidad: Si los partidos de ultraderecha obstaculizan el funcionamiento del Parlamento Europeo, la UE podría enfrentar dificultades significativas en la toma de decisiones y en la implementación de políticas.
  • Mayor control en gobiernos nacionales: A medida que estos partidos ganan influencia en los gobiernos de los Estados Miembros, podrían promover políticas nacionalistas y aislacionistas, aumentando las tensiones entre países.

Rangos de probabilidades para un escenario prebélico en Europa.

Sin lugar a duda, nos encontramos ante un conjunto de factores realmente complejos que, de una manera u otra, cada uno de ellos, puede jugar un papel determinante en este escenario de probabilidades, pudiendo convertirse, en mayor o menor medida, en uno de los detonantes para que se dé una situación prebélica en Europa.

Tras esta primera aproximación, vamos a intentar analizar cómo cada uno de estos factores puede contribuir a desencadenar un escenario prebélico en Europa.

Insisto nuevamente que este análisis no pretende ofrecer un riguroso estudio sobre la cuestión, solo presentar un marco teórico que nos haga reflexionar.

1. Distintos rangos y evaluación de probabilidades.

Tras analizar los diversos factores que podrían contribuir a un escenario prebélico en Europa, propongo establecer cuatro rangos de probabilidades aproximados:

Baja probabilidad (0-20%)

Este rango se aplicaría si se observan las siguientes condiciones:

  • Disminución de las tensiones geopolíticas.
  • Fortalecimiento de los esfuerzos diplomáticos.
  • Reducción en el crecimiento de los partidos populistas y de extrema derecha.
  • Fuerte cohesión y cooperación dentro de la Unión Europea.

Probabilidad moderada (20-50%)

Este rango refleja un escenario en el que:

  • Las tensiones geopolíticas permanecen constantes o aumentan ligeramente.
  • Los partidos populistas y de extrema derecha continúan creciendo, pero sin dominar completamente la política europea.
  • Los esfuerzos diplomáticos tienen un éxito moderado.
  • La Unión Europea mantiene cierto grado de cohesión, pero enfrenta desafíos significativos.

Alta probabilidad (50-80%)

Este rango sugiere un escenario en el que:

  • Las tensiones geopolíticas con Rusia se intensifican significativamente.
  • Los partidos populistas y de extrema derecha aumentan su influencia de manera considerable.
  • Los esfuerzos diplomáticos no logran mitigar adecuadamente las tensiones.
  • La Unión Europea se enfrenta a una fragmentación notable y una polarización interna creciente.

Muy alta probabilidad (80-100%)

Este escenario extremo indicaría:

  • Una escalada rápida y significativa en las hostilidades geopolíticas.
  • Un dominio casi total de los partidos populistas y de extrema derecha en varios países europeos.
  • Un colapso de los esfuerzos diplomáticos y de la cohesión de la Unión Europea.
  • Un disparo en las tensiones sociales internas, llevando a una situación prebélica inminente.

2. Probabilidad más realista.

Teniendo en cuenta estos cuatro rangos de probabilidades, considero que, en el momento actual, una probabilidad moderada (20-50%) es la más realista. Esta evaluación se basa en los siguientes factores:

  • Las tensiones con Rusia siguen siendo altas debido a la guerra en Ucrania. Este conflicto ha generado una gran inestabilidad en la región y ha puesto a prueba las relaciones entre Rusia y Occidente, pero, por el momento, parece que está estabilizado o, cuando menos, no ha ido a más.
  • El resultado de las elecciones en los Estados Unidos podría cambiar radicalmente la situación actual. Si Donald Trump fuera elegido presidente y aplicara las políticas anunciadas de cortar el suministro de armas y dinero a Ucrania, así como de replantearse el papel de Estados Unidos en la OTAN, esto podría tener un impacto significativo en la seguridad europea.
  • Los partidos populistas y de extrema derecha están creciendo, pero aún no dominan completamente el panorama político europeo. Existe cierta división entre estos partidos en cuanto a su postura hacia Rusia, lo que se ha visto reflejado en la composición de los grupos parlamentarios en el Parlamento Europeo.
  • Los esfuerzos diplomáticos continúan, aunque enfrentan desafíos significativos. Los partidos tradicionales están adaptándose al nuevo escenario político interno en Europa y al nuevo contexto geopolítico que se está gestando.
  • La cohesión de la UE está siendo probada, pero todavía se mantiene cierta unidad. La Unión Europea se enfrenta a importantes desafíos, pero hasta ahora ha logrado mantener un cierto grado de unidad frente a las tensiones externas.

En conclusión, considero que la probabilidad de un escenario prebélico en Europa es moderada, pero no puede descartarse por completo. Es importante seguir de cerca la evolución de los factores mencionados anteriormente, ya que podrían cambiar significativamente la situación en el futuro.

Consecuencias de un escenario prebélico en Europa.

Tras haber determinado que, aunque parezca improbable, existe una posibilidad, aunque moderada, de que se dé una situación prebélica en Europa, la pregunta que surge es qué consecuencias podrían derivarse en un contexto tan complejo.

Si las relaciones de Europa con Rusia se complicaran aún más debido a la guerra en Ucrania o se entrara en una situación de crisis bélica latente, al mismo tiempo que se confirma una tendencia al alza del crecimiento e influencia política de los partidos populistas y de extrema derecha en Europa, las implicaciones para la sociedad europea podrían ser realmente complicadas. Nos encontraríamos en un escenario político que, a día de hoy, cuesta imaginar, pero que no podemos obviar.

Por otra parte, las formaciones de ultraderecha en Europa, con diferentes posturas ante Rusia, presentan divisiones significativas. Por ejemplo, la línea ideológica de Giorgia Meloni, que defiende la posición de la UE respecto a Ucrania, difiere de la impulsada por Viktor Orban y Marine Le Pen, más próximos a mantener cierto acercamiento a Rusia. Esta diversidad de posturas despierta interrogantes importantes en el contexto actual, especialmente en caso de que la guerra en Ucrania se agrave, lo que podría hacer que Europa se enfrente a una crisis prebélica.

Incluso los partidos de ultraderecha más abiertos a mantener buenas relaciones con Rusia tendrían que afrontar un difícil dilema: ¿cómo conciliarían su exaltado nacionalismo?, ¿cómo justificarían ante sus votantes su respaldo a Rusia?, ¿cómo armonizarían el patriotismo con la identidad nacional?

Es muy posible que, en caso de un conflicto real, estas fuerzas políticas de ultraderecha den prioridad al sentimiento de patriotismo europeo sobre sus alianzas estratégicas con Rusia. Para evitar tensiones con sus votantes y asegurar su supervivencia, tendrían que posicionarse y es probable que el nacionalismo europeo prevalezca sobre las relaciones internacionales preexistentes.

Sea como fuere, si confluyeran todos estos factores y Europa entrara en una situación de crisis bélica latente, ¿con qué escenario nos podríamos enfrentar?

Para responder a esta pregunta, creo que lo más indicado es determinar cuáles han de ser los síntomas de alarma previos a esa situación prebélica en Europa. Es decir, qué cosas han de ocurrir para darnos cuenta de que nos encaminamos a una situación que puede ser irreversible.

A continuación, paso a detallar aquellos síntomas que nos deberían hacer saltar todas las alarmas.

1. El recrudecimiento del nacionalismo y la xenofobia.

1.1. Intensificación del nacionalismo.

Esto nos llevaría a ver cómo los discursos y las posiciones políticas se radicalizan en torno a dos cuestiones:

  • Patriotismo exacerbado: La percepción de una amenaza externa puede intensificar el sentimiento nacionalista, impulsando políticas aún más restrictivas y proteccionistas.
  • Discurso anti-inmigrante: La retórica contra los inmigrantes podría endurecerse, culpándolos injustamente de los problemas internos y de seguridad.

1.2. Xenofobia y tensión social.

La sociedad europea puede verse en medio de una compleja espiral de descontento y exacerbada polarización social, cuyas consecuencias podrían traducirse en:

  • Aumento de incidentes xenófobos: Incremento en los actos de violencia y discriminación contra extranjeros y minorías, alimentados por el discurso político.
  • División social: Mayor polarización entre grupos étnicos y culturales, deteriorando la cohesión social.

2. Las consecuencias económicas de posibles sanciones.

2.1. Sanciones económicas.

Una situación tan compleja como esta, conduciría inevitablemente a una fuerte recesión en la zona euro.

  • Repercusiones económicas severas: Si se intensifica aún más las sanciones contra Rusia y a aquellos países que refuercen sus alianzas con el Kremlin, como podría ser China, esta nueva situación podría llevar a contramedidas que afecten negativamente las economías europeas, especialmente en sectores dependientes de la energía y el comercio, no solo con lo que respecta a Rusia, sino en especial, con respecto al gigante asiático.
  • Desempleo y precariedad: Como quiera que una cosa lleva a la otra, el impacto negativo que este nuevo escenario puede provocar en Europa, llevaría a un aumento del desempleo y a una mayor precariedad laboral, exacerbando hasta límites insospechados las desigualdades económicas.

2.2. Políticas proteccionistas impuestas.

Aunque a fecha de hoy pudiera resultar impensable, la situación nos llevaría a un auténtico aislamiento económico.

Si en los Estados Unidos implementa políticas de excesiva protección de su mercado interior y China se alinea con Rusia, las políticas proteccionistas de estos dos grandes ejes de la economía mundial podrían aislar aún más a Europa, lo que la podría llevar a experimentar un severo aumento en los costos de bienes y servicios.

3. Impacto en la seguridad y la defensa.

Una escalada en el conflicto en Ucrania haría que Europa entrara en una situación de crisis bélica latente. Es por ello que, en este complejo contexto político y social, los partidos tradicionales que siguen sustentando el poder en los principales países miembros de los UE, en los últimos meses, han intensificado su discurso en materia de seguridad y defensa.

De hecho, a pesar de no encontrarnos en un escenario prebélico, en la reciente cumbre de la OTAN en Washington en julio de 2024, el principal acuerdo que han tomado los países integrantes de la Alianza Atlántica es incrementar el gasto militar y, en principio, el propósito de que, tarde o temprano, Urania sea un miembro más. Dos medidas que tienen que ver mucho la una con la otra ya que, muy probablemente, en este foro ya se esté contemplando el escenario de probabilidades que intento mostrar en este artículo.

Además, a fecha de hoy el resultado de las próximas elecciones norteamericanas aún es incierto, aunque, dados los últimos acontecimientos, incluida la retirada de Joe Biden de la carrera electoral, las posibilidades de que el nuevo presidente sea Donald Trump son muchas. Es de todos conocido su posición respecto a la retirada de fondos destinados a dar cobertura a Urania en el conflicto bélico con Rusia y reducir la aportación de los Estados Unidos al presupuesto de la OTAN, o quizás su salida de la alianza.

Sea como fuere, en este nuevo e hipotético escenario que estamos contemplando, nos llevaría a:

3.1. Incremento del gasto militar.

  • Aumento del presupuesto de defensa de la UE: Presión para aumentar significativamente el gasto militar, desviando fondos de otros sectores críticos como la salud y la educación.
  • Militarización de la sociedad europea: Como ya está ocurriendo en algunos países en Europa, volveríamos a la implantación del servicio militar obligatorio y a una mayor presencia militar en la vida cotidiana y en las fronteras.

3.2. Políticas de seguridad interior mucho más estrictas.

  • Refuerzo de la seguridad interior: Implementación de políticas de seguridad más estrictas, incluyendo vigilancia masiva y restricciones a las libertades civiles en el marco de la UE.
  • Estado de vigilancia: Aumento en la vigilancia y control de la población, con potenciales abusos de poder. Un estado de vigilancia en la UE apoyado en las nuevas tecnologías, en especial de la inteligencia artificial.

4. Relaciones internacionales y política exterior.

En este ámbito el cambio sería espectacular porque la historia de Europa podría volver a repetirse, quedando atrapada en una situación marcada por conflictos dentro y fuera de sus fronteras.

Por tanto, en este ámbito la situación vendría marcada por:

4.1. Nuevas alianzas y nuevos conflictos.

  • Alianzas internacionales: Reconfiguración de alianzas internacionales, posiblemente alejándose de la cooperación con potencias globales tradicionales y buscando nuevas alianzas estratégicas. En este contexto Europa cuenta con poco margen de maniobra ya que, aunque la alianza con los Estados Unidos se ha mantenido muy sólida en el tiempo, debido a los conflictos internos que puedan darse en este país en los próximos años, puede hacer peligrar la alianza atlántica surgida tras la II Guerra Mundial. Por otra parte, la relación con China seguirá siendo una incógnita y, se resuelva como se resuelva, no creo que Europa salga bien parada. África seguirá siendo un continente complejo y que dará más problemas que soluciones. Y aunque resultará más fácil redefinir la relación de Europa con este continente, lo cierto es que tanto China como Rusia no se lo van a poner fácil. Por todo ello, el panorama es bastante incierto.
  • Conflictos regionales: Potencial aumento de conflictos regionales dentro de Europa y en sus fronteras debido a la inestabilidad geopolítica. Si ya la configuración de alianzas internacionales será complicada, estos conflictos regionales dificultarán aún más la situación.

4.2. Políticas de refugiados.

Europa se vería avocada a una importante crisis de refugiados cuyo impacto podría tener unas consecuencias negativas muy importantes. Un hipotético incremento en el número de refugiados, debido a posibles conflictos internacionales o regionales, conduciría a la UE implementar políticas restrictivas en materia de gestión de estos refugiados, llevando a una crisis humanitaria en suelo europeo y a unos desafíos logísticos realmente significativos. Las consecuencias serían:

  • Crisis humanitaria: Aumento del número de refugiados en Europa, con condiciones de vida precarias y falta de acceso a necesidades básicas como la alimentación, la vivienda o la atención sanitaria.
  • Desafíos logísticos: Dificultad para gestionar la llegada masiva de refugiados, lo que podría provocar caos y colapso en los sistemas de acogida y atención.
  • Tensiones sociales: Aumento del racismo, la xenofobia y la discriminación hacia los refugiados, lo que podría derivar en conflictos sociales y violencia.
  • Impacto económico: Costes elevados asociados a la acogida y atención de los refugiados, lo que podría suponer una carga importante para las economías europeas.
  • Desestabilización política: Crecimiento de los movimientos populistas y de extrema derecha que podrían capitalizar la crisis de refugiados para obtener rédito político.

En definitiva, la crisis de refugiados que se podría desencadenar en este hipotético escenario tendría un impacto profundo en las relaciones internacionales y la política exterior de Europa. La Unión Europea se vería obligada a reconfigurar sus alianzas, gestionar una crisis humanitaria de gran magnitud y afrontar importantes desafíos logísticos, económicos y sociales.

5. Impacto en la crisis humanitaria y los derechos humanos.

Será esta la principal consecuencia del escenario futuro que estamos contemplando si el conflicto en Ucrania deriva en una situación prebélica en Europa y los partidos de ultraderecha siguen creciendo y ocupando espacios de poder e influencia. Los derechos humanos estarían en riesgo. Una situación que afectaría a dos cuestiones principales:

  • Violaciones de derechos humanos: Aumento en las violaciones de derechos humanos tanto dentro como fuera de las fronteras europeas, con restricciones en libertades civiles y trato injusto a minorías y refugiados.
  • Retroceso democrático: Peligro de retroceso en las normas democráticas, con un incremento en el autoritarismo y la erosión de instituciones democráticas.

Como consecuencia de la crisis humanitaria y las violaciones de derechos humanos que se podrían desencadenar en este hipotético escenario son desafíos que Europa deberá afrontar con firmeza y determinación. La defensa de los derechos humanos y la consolidación de la democracia son valores fundamentales que no pueden ser puestos en riesgo y que, en una situación prebélica si que lo estarán.

La necesidad de tomar conciencia sobre la posibilidad de una situación prebélica en Europa.

En un escenario donde las relaciones de Europa con Rusia se deterioran aún más y se confirma el crecimiento de los partidos populistas y de extrema derecha, las consecuencias para la sociedad europea podrían ser profundas y multifacéticas.

La combinación de nacionalismo exacerbado, tensiones económicas, militarización y crisis humanitarias podría llevar a un entorno altamente polarizado y conflictivo.

Ante esta posibilidad, como sociedad solo hemos de actuar desde tres ámbitos muy concretos:

1. Más diplomacia y más diálogo.

La Unión Europea ha de redoblar los esfuerzos diplomáticos para alcanzar una situación, lo menos dañina posible, del conflicto de Ucrania. Hay que encontrar la manera de abrir un camino de diplomacia activa y de diálogo continuado con Rusia y entre los estados miembros de la UE. Esto será crucial para evitar una escalada hacia un conflicto bélico mayor.

También la UE, si es necesario, ha de abrir nuevos mecanismos de resolución de conflictos y mediación a nivel europeo e internacional.

2. Más cooperación internacional.

Europa no tiene otra alternativa más que fortalecer alianzas estratégicas con otras potencias globales para equilibrar las dinámicas de poder y prevenir conflictos. En este sentido, será esencial la relación que, con una visión estratégica a largo plazo, termine por establecerse con China.

De igual manera, la UE ha de jugar un papel mucho más proactivo que el que ha venido desempeñando hasta ahora en el ámbito de las organizaciones internacionales, como la ONU y la OSCE, para gestionar y mitigar tensiones.

3. Más fortalecimiento de la democracia y los derechos humanos.

Asegurar la protección de los derechos humanos y las libertades civiles para prevenir abusos y represión será fundamental para evitar alimentar la violencia y el descontento. En este ámbito, será determinante cómo la UE sea capaz de gestionar las crisis migratorias y las políticas de integración.

Además, las instituciones europeas deben fomentar una mayor participación ciudadana y el compromiso cívico para fortalecer la democracia y la cohesión social. Deben activarse nuevos instrumentos encaminados a potenciar un gobierno participativo, donde los ciudadanos logren reconciliarse con la clase política y sientan una mayor implicación con el proyecto europeo.

Nada es inevitable, ¿o no?

La posibilidad de un escenario prebélico en Europa, si bien inquietante, es una realidad que no podemos ignorar. En este artículo, he querido desglosar los factores clave que podrían desencadenar tal situación, desde las tensiones geopolíticas con Rusia y el incremento del gasto militar, hasta el crecimiento de los partidos populistas y de extrema derecha, y las tensiones sociales internas.

Aunque determinar con precisión la probabilidad de este escenario es una empresa ciertamente compleja, debido a la incertidumbre y la multitud de variables involucradas, es vital considerar que la combinación de estos factores podría llevarnos a un entorno de alta inestabilidad y conflicto.

Recapitulando, los factores que podrían llevar a Europa al abismo pueden ser:

  • Tensiones geopolíticas: La guerra en Ucrania y el deterioro de las relaciones con Rusia podrían incrementar las hostilidades en Europa del Este y más allá.
  • Militarización y gasto militar: La carrera armamentista y el despliegue de fuerzas militares en puntos críticos aumentan la probabilidad de incidentes y enfrentamientos.
  • Conflictos internos: La polarización social, el aumento del nacionalismo y la xenofobia podrían desestabilizar aún más la región, sumado a crisis humanitarias y la desestabilización de la UE.
  • Crecimiento de la ultraderecha: Las políticas nacionalistas y aislacionistas promovidas por estos partidos podrían llevar a un incremento de las tensiones internas y externas, dificultando la gobernabilidad de la UE.

Ante esta realidad, como ya hemos apuntado, en la actualidad, una probabilidad moderada (20-50%) de un escenario prebélico parece la más realista. Las tensiones con Rusia siguen siendo altas, los partidos populistas y de extrema derecha están en crecimiento, y aunque los esfuerzos diplomáticos continúan, enfrentan desafíos significativos. La cohesión de la UE está siendo probada, pero aún se mantiene cierta unidad.

En resumen, si bien el riesgo de un conflicto prebélico en Europa es moderado, no es inevitable, aunque, sí que podemos tomar medidas para evitarlo. La diplomacia activa, la cooperación internacional y el fortalecimiento de la democracia serán esenciales para navegar estos tiempos inciertos y asegurar un futuro estable y próspero para Europa.

La responsabilidad está en nuestras manos, en nuestras decisiones, en nuestra capacidad de movilización y participación democrática. El futuro de Europa depende de nosotros.

Fotos: Imágenes generadas con IA.

MENOS EUROPA Y MÁS POPULISMO.

El auge de los populismos y partidos de ultraderecha en Europa.

Las recientes elecciones al Parlamento Europeo de 2024 han dibujado un panorama político diverso y cambiante en Europa. Si bien los grupos políticos tradicionales han logrado mantenerse, se enfrentan a nuevos desafíos derivados del fortalecimiento de partidos populistas y de extrema derecha en varios países de la Unión Europea.

Este fenómeno no es reciente ni puntual, sino que ha experimentado un crecimiento lento pero constante durante años, especialmente desde las elecciones europeas de 2014. Se trata de una respuesta de amplios sectores de la sociedad europea a una serie de factores socioeconómicos y políticos, entre los que destacan:

  • Los efectos de las sucesivas crisis económicas: La crisis financiera de 2008 y la reciente crisis provocada por la pandemia de COVID-19 han generado un clima de incertidumbre y malestar social, especialmente entre los sectores más vulnerables de la población.
  • Desconfianza hacia las elites urbanas y los medios de comunicación: Una combinación de factores económicos, culturales y de percepción, acompañado de cierto conservadurismo social, ha llevado a que en las áreas rurales prolifere una sensación de abandono y de marginación frente a los grandes núcleos urbanos, con mayor diversidad y acceso a oportunidades.
  • La precariedad laboral: El aumento del desempleo, la temporalidad y los bajos salarios han alimentado la sensación de descontento y frustración entre los trabajadores.
  • El encarecimiento de la vivienda: El acceso a una vivienda digna se ha convertido en un problema cada vez más acuciante en muchas ciudades europeas, lo que ha generado un sentimiento de exclusión y resentimiento entre la población.
  • La inmigración: La llegada de inmigrantes a Europa ha generado debates y controversias, siendo utilizada por algunos partidos populistas como un elemento para exacerbar los miedos y prejuicios de la población.
  • La desilusión con los partidos tradicionales: Muchos ciudadanos europeos se sienten desencantados con la actuación de los partidos políticos tradicionales, a los que perciben como alejados de sus preocupaciones y necesidades.

Este conjunto de factores ha creado un caldo de cultivo propicio para el auge de los populismos y partidos de ultraderecha, que ofrecen soluciones simples y directas a problemas complejos, apelando a menudo a emociones como el miedo, la ira o el nacionalismo.

El auge de la ultraderecha en Europa.

El panorama político europeo ha experimentado una transformación significativa en las últimas décadas, caracterizada por el crecimiento constante del voto a la ultraderecha. Esta tendencia se ha materializado en las sucesivas elecciones al Parlamento Europeo, desde 1990 hasta 2020.

El notable incremento en el porcentaje de votos a partidos de ultraderecha en la mayoría de los países europeos, especialmente a partir de la década de 2010, es un fenómeno que no puede pasarse por alto. Países como Francia, Italia, Alemania y España presentan picos significativos en los últimos años, lo que indica un crecimiento sostenido de la popularidad de estas formaciones políticas.

1. Factores que impulsan el auge de los populismos.

El ascenso de los partidos populistas, especialmente de extrema derecha, se puede atribuir a una combinación de factores clave:

  • Descontento económico y social: Amplios sectores de la sociedad europea experimentan un creciente malestar debido a factores como la precariedad laboral, la desigualdad económica, la falta de oportunidades y la sensación de exclusión social.
  • Tensiones migratorias: La llegada de inmigrantes a Europa ha generado debates y controversias, siendo utilizada por algunos partidos populistas como un elemento para exacerbar los miedos y prejuicios de la población.
  • Escepticismo hacia la Unión Europea: Muchos ciudadanos europeos se sienten desencantados con la actuación de la Unión Europea, a la que perciben como alejada de sus preocupaciones y necesidades.
  • Reacción contra las políticas ambientales: Algunos sectores de la población se oponen a las medidas tomadas para combatir el cambio climático, considerando que estas afectan negativamente a su estilo de vida y a la economía.
  • Fragmentación y declive de los partidos tradicionales: La pérdida de confianza en los partidos políticos tradicionales ha abierto un espacio para que nuevas fuerzas políticas, con discursos más radicales y propuestas más simples, ganen terreno.

2. Un nuevo panorama político europeo.

El auge de los populismos no es una causa única, sino un conjunto de factores interconectados que han contribuido a este fenómeno. Es importante comprender las raíces del malestar social para poder abordar este desafío de manera efectiva.

La nueva realidad política europea, impulsada por el descontento económico, las preocupaciones sobre la inmigración, el escepticismo hacia la Unión Europea y la resistencia a las políticas medioambientales se traduce en una mayor fragmentación y polarización política en el continente.

Nueva radiografía del Parlamento Europeo.

El resultado de las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 ha redefinido el panorama político europeo, con un fortalecimiento significativo de las formaciones de ultraderecha. Estas fuerzas políticas obtuvieron un total de 205 escaños, lo que representa el 28,47% de la representación en la nueva Eurocámara.

La ultraderecha logró ser la primera fuerza política en países de gran relevancia para la Unión Europea, como Francia, donde el partido Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen duplicó en votos al partido de Emmanuel Macron; Italia, donde Hermanos de Italia, liderado por Giorgia Meloni, se convirtió en la primera fuerza con el 28,8% de los votos; Bélgica, donde el Vlaams Belang obtuvo el 15,2%; y Austria, donde el FPÖ alcanzó su mejor resultado desde 1996 con más del 25% de los votos. En Alemania o en los Países Bajos, la ultraderecha se posicionó como la segunda fuerza política más votada.

1. Tres grupos de ultraderecha en la Eurocámara.

Este auge se ha materializado en una nueva composición del Parlamento Europeo, donde tres de los ocho grupos parlamentarios, se identifican con formaciones políticas populistas y de extrema derecha:

  • Patriotas por Europa (PPE), promovido por el húngaro Viktor Orbán y su partido Fidesz, liderado por Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen y que integra también a Vox de España. Es el grupo de extrema derecha más grande con 84 escaños.
  • Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), liderado por Giorgia Meloni y Hermanos de Italia. Considerado como el grupo «más moderado» dentro de la ultraderecha por su apoyo a Ucrania en la guerra contra Rusia. Cuenta con 78 escaños.
  • Europa de las Naciones Soberanas (ESN), impulsado por Alternativa para Alemania (AfD) tras su expulsión de Identidad y Democracia. Es el grupo más radical de los tres e incluye partidos de Bulgaria, Chequia y Polonia, sumando 25 escaños.

Se trata de un bloque heterogéneo con un denominador común, la oposición al statu quo.

A pesar de sus diferencias y fuertes liderazgos, estos grupos comparten una postura crítica hacia la Unión Europea y sus políticas, defendiendo posiciones nacionalistas, antiinmigratorias y proteccionistas. La cuestión del apoyo a Ucrania o Rusia ha sido un punto de fricción que ha impedido su unión en un solo grupo parlamentario.

Si se suman los 11 eurodiputados de extrema derecha no adscritos a ningún grupo parlamentario, la cifra total asciende a 196, lo que representa el 27,5% de los escaños de la Eurocámara.

2. Un Parlamento Europeo más fragmentado.

La composición del nuevo Parlamento Europeo tras las elecciones de 2024 queda definida de la siguiente manera:

  1. Partido Popular Europeo (EPP): 188 escaños
  2. Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D): 136 escaños
  3. Patriotas por Europa: 84 escaños
  4. Conservadores y Reformistas Europeos (ECR): 78 escaños
  5. Renovar Europa (Renew Europe): 77 escaños
  6. Los Verdes/Alianza Libre Europea (Greens/EFA): 53 escaños
  7. Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL): 46 escaños
  8. Europa de las Naciones Soberanas (ENS): 25 escaños

Hay que indicar que, en el Grupo de Eurodiputados no adscritos, lo conforman 33 eurodiputados, entre los que se encuentran los 11 eurodiputados de extrema derecha no adscritos a ningún grupo parlamentario.

Es evidente que nos encontramos ante un nuevo escenario supone todo un desafío para la democracia y la cohesión europea.

Primeras complicaciones.

La presencia de estos tres grupos parlamentarios de extrema derecha en el Parlamento Europeo y sus marcadas diferencias, en conjunto, van a tener varios efectos en la toma de decisiones en el ámbito de las políticas europeas.

1. Mayor polarización y fragmentación ideológica.

Esta presencia en el Parlamento Europeo facilitará a los grupos de extrema derecha amplificar su discurso, ya que esta institución se convertirá en una excelente plataforma para difundir su discurso populista.

Lo que sí resulta una incógnita saber es si la actual división entre estos grupos se va a mantener en el tiempo. Dentro de cinco años, podrían confluir en la formación de coaliciones más fuertes y coherentes dentro de este ámbito ideológico.

Otra incógnita será saber cómo la sobreexposición del discurso de extrema derecha va a influir en el resto de los grupos parlamentarios en la Eurocámara. Si se mantendrá un bloque compacto frente a estas formaciones políticas o terminará por generar también división entre ellos.

2. Influencia limitada, ¿o no?

Aunque el frente de eurodiputados de ultraderecha cuente con un número significativo de escaños, muchos analistas creen que sus diferencias internas limitarán su capacidad de acción o influencia en la toma de decisiones en la política europea.

En principio, el grupo liderado por Giorgia Meloni (ECR) quiere marcar diferencias con Patriotas por Europa (Viktor Orbán, Marine Le Pen, Santiago Abascal) y puede que adopte posturas más moderadas para acercarse a otros partidos tradicionales y ganar influencia. Sin embargo, esto está por ver, ya que en esta ecuación no hay que olvidar que la distribución de cargos en las instituciones europeas puede condicionar este tipo de acercamiento. Además, aparentemente existe un “cordón sanitario” frente a la ultraderecha y que este tipo de acercamiento a partidos tradicionales en el seno de la Unión Europea puede influir en la política interna italiana.

3. Tensiones internas y externas.

Creo que cinco años son muchos años y se avecinan acontecimientos tanto a nivel interno como en el ámbito internacional que podrían cambiarlo todo.

Muchos de los países miembros de la Unión Europea han de afrontar procesos electorales en los que el resultado que obtengan estas formaciones políticas puede incidir en las decisiones que tomen en Europa.

Por otro lado, el devenir de la Guerra de Ucrania, los posicionamientos frente a un hipotético acercamiento a Rusia y el resultado de las elecciones norteamericanas pueden generar tensiones y afectar la cohesión en la política exterior de la Unión Europea. Sin embargo, lo que hoy separa a estos grupos parlamentarios de extrema derecha podría unirlos más adelante.

¿Pueden continuar creciendo los partidos populistas y de extrema derecha en Europa?

Quizás sea esta la pregunta que muchos nos hacemos tras el crecimiento que han experimentado en los últimos años.

En principio, creo que nadie duda de que las posibilidades de que este tipo de formaciones políticas continúen creciendo en Europa en los próximos cinco años son significativas. Sin embargo, pienso que ello dependerá de ciertas limitaciones y de los desafíos a los que han de enfrentarse.

1. Factores que pueden favorecer el crecimiento de los partidos de ultraderecha en Europa.

  • Contexto Político y Económico: Los efectos derivados de una posible crisis económica, la evolución de la inflación, la precariedad laboral, la inmigración y la inseguridad pueden continuar alimentando el descontento con los partidos tradicionales, impulsando el apoyo a opciones más radicales.
  • Normalización y Adopción de Retóricas: Muchos partidos políticos de corte conservador o centristas están adoptando retóricas y políticas de ultraderecha, especialmente en temas como la inmigración y la identidad nacional, lo que está llevando a normalizar las posturas de los partidos de ultraderecha. Esto, más que beneficiar a estos partidos tradicionales, lo que pueden hacer es facilitar el crecimiento y una mayor legitimación de las políticas de ultraderecha.
  • Estrategias Electorales: La habilidad de los partidos de ultraderecha para formar coaliciones estratégicas y su participación en gobiernos nacionales y/o regionales, les ha proporcionado mayor visibilidad y legitimidad. Si esta tendencia continúa, acentuará su poder y recursos económicos, lo que les permitirá financiar su crecimiento.

2. Desafíos y limitaciones al crecimiento de los partidos de ultraderecha en Europa.

  • Divisiones Internas: Las significativas diferencias ideológicas entre los partidos de ultraderecha presentes en la nueva Eurocámara, especialmente en temas como el apoyo a Ucrania o las relaciones con Rusia, dificultan la formación de un frente unido. Esto limita su capacidad para ejercer una influencia cohesiva en el Parlamento Europeo, lo que restringe su influencia política efectiva.
  • Reacción de otros grupos políticos tradicionales: Los partidos centristas y de izquierda continúan oponiéndose a la integración de la ultraderecha en coaliciones gobernantes y, a menudo, establecen «cordones sanitarios» para limitar su influencia.
  • Impacto en la gobernabilidad a largo plazo. Si bien hay un aumento en el apoyo a los partidos de ultraderecha, su capacidad para mantener y consolidar ese apoyo a largo plazo depende de su habilidad para gobernar de manera eficaz y resolver los problemas que los votantes perciben como prioritarios.

Sea como fuere, las perspectivas futuras de crecimiento para los partidos de ultraderecha en Europa son muy favorables. Su influencia está destinada a seguir creciendo, al menos en el corto plazo.

Si estos partidos políticos logran superar sus diferencias internas y formar coaliciones efectivas, podrían aumentar significativamente su poder e influencia en la política europea. Sin embargo, la resistencia de los partidos tradicionales y las dinámicas cambiantes del panorama político europeo serán factores críticos que determinarán la magnitud de este crecimiento.

Dada la convergencia de todos estos factores, es relativamente alta la probabilidad de que estos partidos experimenten un aumento significativo en su influencia durante los próximos cinco años.

Si bien no se trata de un análisis riguroso, considerando la información disponible y los análisis de varias fuentes, creo que podemos estimar que, la probabilidad de que se confirme un incremento significativo en la influencia de los partidos de ultraderecha en Europa en los próximos cinco años, se puede situar en un rango de entre el 70% y el 80%. Un rango de probabilidades que toma en cuenta tanto los factores favorables como los desafíos mencionados anteriormente.

¿Qué podemos esperar del crecimiento de los partidos populistas y de extrema derecha en las elecciones al Parlamento Europeo de 2029?

Para responder a esta pregunta, es necesario realizar un ejercicio de «política ficción».

Como apuntara anteriormente, insisto en que la proyección que voy a realizar no tiene una base científica o metodológica, sino que se basa en mi experiencia.

Hecha esta puntualización, considero que, si las circunstancias les son favorables, los partidos políticos de ultraderecha en Europa podrían alcanzar una tasa de crecimiento anual en torno al 5% durante los próximos 5 años.

Si se confirmara esta tendencia de crecimiento anual del 5%, los partidos populistas y de extrema derecha, aplicando la fórmula de la tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR), podrían aumentar su representación en el Parlamento Europeo de un 28,47% en 2024 a aproximadamente un 35,58% en 2029. Esto implicaría un incremento significativo en su influencia política y su capacidad para afectar las políticas y decisiones dentro de la Unión Europea.

Si los factores que favorecen este crecimiento, descritos anteriormente, se comportan de tal forma que compensen los desafíos o limitaciones que estos partidos deben afrontar, y si la estimación de crecimiento se confirma, y logra superar ese crecimiento del 5% anual que hemos estimado, la representación de los partidos populistas y de extrema derecha en el Parlamento Europeo en 2029 podría alcanzar entre 349 y 369 eurodiputados (actualmente son 205). En el caso más favorable para estas fuerzas políticas, esto supondría una representación de entre el 48.4% y el 51.2% de la Eurocámara (actualmente representan el 28.47%).

Esto significa que los partidos de ultraderecha podrían llegar a constituir casi la mitad, o incluso la mayoría, del Parlamento Europeo si la tendencia actual de crecimiento se mantiene.

Un futuro marcado por la ultraderecha.

Llegados a este punto, la pregunta que nos surge es: si tuviera lugar este incremento de los partidos populistas y de extrema derecha en Europa, ¿cuáles serían las posibles consecuencias para la sociedad europea?

Por un momento, imaginemos que, sin llegar a las cifras indicadas anteriormente, las que hemos marcado como probables en el mejor de los casos, esta tendencia continúa y, del 28,47% actual, en las elecciones del año 2029, estas formaciones políticas logran alcanzar aproximadamente un 38,3% de representación en el Parlamento Europeo.

Si esto ocurre, estaríamos hablando de una mayor influencia y podría tener consecuencias realmente significativas para la sociedad europea.

A continuación, apunto algunas de las posibles implicaciones que creo que podrían surgir.

1. Cambios en la política migratoria.

Los partidos populistas y de extrema derecha podrían influir en la toma de decisiones políticas, impulsando políticas migratorias más restrictivas. Esto supondría cambios significativos que implicarían:

  • Restricciones más severas: Implementación de políticas más duras para la admisión de inmigrantes y refugiados.
  • Repatriaciones: Aumento de las deportaciones y medidas para facilitar el retorno de inmigrantes a sus países de origen.
  • Seguridad fronteriza: Mayor inversión en controles fronterizos y medidas de seguridad.

2. Impacto en la integración europea.

Estos partidos tienden a ser euroescépticos, una posición ideológica que dudamos que cambien a lo largo de estos cinco años. De hecho, si se produce este crecimiento electoral, es una postura que se reforzará y podría materializarse en:

  • Descentralización del poder: Propuestas para devolver más poder a los estados miembros, reduciendo la autoridad de las instituciones centrales de la UE.
  • Referendos nacionales: Aumento de la demanda de referendos para decidir sobre la permanencia en la UE o sobre tratados específicos.
  • Bloqueo de la integración: Obstaculización de iniciativas para una mayor integración política y económica.

3. Políticas económicas y sociales.

Quizás sea este el ámbito donde sus posturas ideológicas van a ser más efectivas y se implementarán casi de inmediato. Esto implicaría:

  • Proteccionismo económico: Mayor énfasis en políticas económicas proteccionistas para proteger las industrias nacionales frente a la competencia extranjera.
  • Desregulación: Posible reducción de regulaciones laborales y ambientales para favorecer el crecimiento económico nacional en cada uno de los Estados miembros de la UE.
  • Políticas sociales restrictivas: Reducción de programas de bienestar social dirigidos a inmigrantes y posibles cambios en las políticas de igualdad de género y derechos LGBTQ+.

4. Impacto en la cohesión social.

Sin lugar a duda, este sería uno de los impactos más significativos, lo que implicaría:

  • Aumento de la polarización: Mayor división entre diferentes grupos sociales y políticos dentro de los países y entre los estados miembros de la UE.
  • Conflictos sociales: Posibles aumentos en la tensión social y en incidentes de xenofobia y racismo, impulsados por retóricas nacionalistas y excluyentes.
  • Movilización de la sociedad civil: Reacciones y movilizaciones de organizaciones de derechos humanos, grupos progresistas y comunidades afectadas para contrarrestar las políticas restrictivas.

5. Influencia en la política exterior.

Quizás este aspecto sea el más complejo de analizar porque, en política internacional es donde existen las mayores diferencias entre las distintas familias de la extrema derecha en Europa, pero, en caso de que se acerquen posturas podríamos asistir a cambios sustanciales en dos frentes donde, tradicionalmente, ha existido un amplio consenso en la Unión Europea, que son:

  • Relaciones con países no europeos: Posible realineación de las relaciones exteriores, incluyendo una postura más dura frente a países de fuera de la UE y cambios en las políticas comerciales.
  • Relaciones con Rusia y Estados Unidos: Influencia en la política exterior de la UE respecto a potencias globales como Rusia y Estados Unidos, posiblemente buscando un enfoque más aislacionista o de cooperación selectiva.

6. Agenda verde, medio ambiente y cambio climático.

En este tema sí hay un amplio consenso dentro de este grupo ideológico, lo que nos llevaría a tomar decisiones que implicarían:

  • Retroceso en políticas ambientales: Posible debilitamiento de las políticas y compromisos ambientales, con un menor enfoque en la lucha contra el cambio climático y la sostenibilidad.
  • Conflictos sobre el Green Deal: Bloqueo o dilución de iniciativas como el Pacto Verde Europeo, afectando los esfuerzos de la UE para liderar en la acción climática global.

En definitiva, el incremento en la representación de los partidos populistas y de extrema derecha en el Parlamento Europeo podría acarrear cambios significativos en las políticas migratorias, la integración europea, las políticas económicas y sociales, la cohesión social, la política exterior y las políticas ambientales. Estos cambios podrían intensificar la polarización dentro de los estados miembros y en la UE en general, creando un entorno político y social más conflictivo y dividido.

Entre el auge de la ultraderecha y la incertidumbre.

La reciente evolución política en Europa ha puesto de relieve un cambio significativo en el panorama parlamentario: el ascenso de los partidos de ultraderecha. Con 205 escaños en el Parlamento Europeo, lo que representa el 28,47% de la representación total, estos partidos han alcanzado una presencia notable que refleja un descontento creciente con las políticas tradicionales y una mayor aceptación de posturas radicales.

Este crecimiento se ve favorecido por una convergencia de factores económicos, sociales y políticos. La persistente crisis económica, la percepción de una gestión inadecuada de la inmigración y la inseguridad han alimentado el descontento popular, impulsando el apoyo a opciones políticas más extremas. Además, la normalización de las retóricas de ultraderecha por parte de algunos partidos centristas ha contribuido a legitimar sus posturas.

Sin embargo, el auge de la ultraderecha no está exento de desafíos. Las divisiones internas y las diferencias ideológicas significativas entre estos partidos, especialmente en temas como el apoyo a Ucrania o las relaciones con Rusia, limitan su capacidad para formar un frente unido y ejercer una influencia cohesiva. Asimismo, la resistencia continua de los partidos tradicionales y la implementación de cordones sanitarios siguen siendo barreras importantes para su avance.

Las proyecciones más optimistas, si las tendencias actuales se mantienen, indican que estos partidos políticos podrían llegar a representar entre el 48,4% y el 51,2% del Parlamento Europeo en 2029, con un número de eurodiputados que oscilaría entre 349 y 369. No obstante, este escenario está sujeto a múltiples variables y desafíos que podrían modificar estas previsiones.

La política europea se encuentra en constante cambio, y aunque las señales actuales apuntan a un incremento en la influencia de los partidos de ultraderecha, el futuro no está escrito. La capacidad de estos partidos para superar sus divisiones internas, las respuestas de los partidos tradicionales y los eventos socioeconómicos y políticos futuros jugarán un papel crucial en determinar la configuración del Parlamento Europeo en los próximos años. En este contexto dinámico y en evolución, la incertidumbre permanece, y el desarrollo de los acontecimientos continuará siendo observado con atención.

Estos resultados hipotéticos subrayan la importancia de la participación democrática y la necesidad de un diálogo continuo y constructivo entre diferentes fuerzas políticas y la sociedad civil para abordar los complejos desafíos que enfrenta Europa. El fortalecimiento de la ultraderecha en el Parlamento Europeo supone un reto para la democracia y la cohesión europea. Es fundamental comprender las causas de este fenómeno y promover el diálogo y la cooperación entre las diferentes fuerzas políticas para defender los valores fundamentales de la Unión Europea.

Se requiere un análisis profundo y una respuesta firme por parte de las instituciones europeas y los gobiernos nacionales para hacer frente a este complejo fenómeno y defender los valores fundamentales de la democracia, la cohesión social y el respeto a los derechos humanos en Europa.

El futuro de Europa, en definitiva, está en manos de sus ciudadanos y líderes políticos. Si bien las tendencias actuales son significativas, el curso final de la historia aún está por decidirse.

El futuro de Europa no está escrito, pero depende de las acciones que se tomen hoy para asegurar un futuro próspero, democrático y respetuoso con los derechos humanos para todos los europeos.

Fotos: Imágenes generadas con IA.

EUROPA: EN LA ENCRUCIJADA DE LA IA.

Mi análisis de las Elecciones Europeas 2024. Tercera parte.

Tras dos entregas previas, es turno ahora de esta tercera y última reflexión sobre los resultados de las últimas elecciones al Parlamento Europeo.

En mi primera entrega, hacía referencia a la participación electoral y a los factores que han llevado a los partidos de corte populista y de extrema derecha a obtener resultados tan relevantes, continuando una tendencia observada desde las elecciones del año 2014.

En la segunda entrega, he puesto la atención en lo que he venido a denominar como «el poder de una minoría», sobre el papel que ha jugado el voto joven en estas elecciones y cómo, en el contexto de una población en Europa cada vez más envejecida, plantea ciertos interrogantes sobre el futuro político si los jóvenes continúan votando en mayor proporción que los mayores y, de igual manera, se mantiene su afinidad, cada vez más creciente, hacia propuestas populistas y de extrema derecha, tal y como parece que ha ocurrido en las recientes elecciones.

Ahora, en esta tercera entrega, mi intención es reflexionar acerca del papel que ha comenzado a jugar la inteligencia artificial en los procesos electorales y, de manera particular, cómo esta nueva tecnología ha sido y será utilizada por los partidos políticos populistas y de extrema derecha. También analizaré cómo la inteligencia artificial y la propaganda moderna pueden continuar influyendo en el comportamiento electoral y cómo pueden llegar a definir el futuro de la Unión Europea a corto, medio y largo plazo.

Volvamos a la pregunta: ¿y si el futuro de Europa estuviera en manos de una minoría, de los más jóvenes?

Decía que, a mi entender, los partidos políticos de corte populista y de extrema derecha sí que se han formulado esta pregunta y que han encontrado una respuesta.

De ser así y estar en lo cierto, la respuesta de campaña para estas elecciones europeas de 2024 ha sido muy sencilla: incitar un discurso polarizador que, al final, lo que hace es desincentivar el voto de los electores más jóvenes, y dirigirse a esa minoría, los electores más jóvenes, con un discurso populista, con unas formas y estética «cautivadora», así como, con la ayuda de la inteligencia artificial, utilizando sus canales de comunicación, las redes sociales, en particular TikTok, Instagram, YouTube o Telegram.

Igual este análisis es muy simplista por mi parte, pero ¿qué puede haber de cierto?

Ya son algunos años que me dedico a este mundo de la consultoría política y, este fenómeno, al que ya apuntaba en mi artículo de 2019, se ha ido cociendo a fuego lento y los resultados están ahí. Lo que ha ocurrido es que la irrupción de la inteligencia artificial en, especialmente, el auge de la Inteligencia Artificial Generativa, como es Chat GPT, lo ha precipitado todo.

Fue en mayo de 2020 cuando OpenAI lanzó Chat GPT-3 y, como cualquier nueva tecnología, la aceptación por los más jóvenes fue casi inmediata y superó cualquier expectativa. Pensar que solo en España, pasamos de 1,4 millones de usuarios mensuales de Chat GPT, en diciembre de 2022, a más de 4 millones de usuarios únicos en octubre de 2023, que principalmente eran estudiantes y lo utilizaban para preparar sus trabajos y exámenes.

La versión GPT-4 salió al mercado en marzo de 2023 y, los adultos apenas nos dimos cuenta de lo que estaba pasando hasta finales del pasado año 2023 y muchos, aún no saben de qué va esto.

Aunque es difícil de encontrar datos actualizados a 2024 para España, según la empresa Open AI, a nivel global, Chat GPT ha experimentado un crecimiento más que significativo, con más de 180,5 millones de usuarios mensuales y aproximadamente 100 millones de usuarios activos semanalmente hasta junio de 2024. Y según la misma fuente, Chat GPT ha alcanzado un uso considerable en Europa, con cifras que, en octubre de 2023, alcanzaron alrededor de 1.7 mil millones de visitas, lo que refleja una fuerte interacción de los usuarios en una región con alta conectividad y una fuerte adopción tecnológica.

Imaginemos por un momento, con estas cifras, cómo ha podido evolucionar el proceso de aprendizaje de la IA en tan poco espacio de tiempo.

Como veremos más adelante, quienes, si han sabido entender este fenómeno de la IA y cómo utilizar esta herramienta para ayudarles a polarizar a la sociedad europea y acceder de forma más eficaz al electorado más joven, ese que les va a permitir alcanzar el poder, son las formaciones políticas populistas y de extrema derecha.

Nos guste o no, lo han hecho y considero que lo siguen haciendo bien. Pero ¿cómo lo han hecho?, ¿Qué herramientas de IA han utilizado?

Utilización de la IA por los partidos populistas y de extrema derecha en las Elecciones al Parlamento Europeo 2024.

Los partidos populistas y de extrema derecha, básicamente, han utilizado IA para microtargeting, análisis de sentimientos y propaganda en redes sociales. Han empleado bots y tecnologías de deepfake para amplificar sus mensajes y manipular la opinión pública.

Pero vayamos por partes. Estos han sido los tres ejes fundamentales en los que han centrado el aprovechamiento de las potencialidades de la IA:

(1) Microtargeting y Publicidad Personalizada.

Utilizaron IA para llevar a cabo campañas de microtargeting, enviando mensajes personalizados a grupos específicos de votantes, en especial al electorado más joven. Estas campañas se han basado en el análisis de grandes volúmenes de datos demográficos y de comportamiento obtenidos a través de redes sociales y otras fuentes digitales.

(2) Bots y Redes Sociales.

Emplearon bots para amplificar su presencia en redes sociales, generando una percepción de mayor apoyo y difundiendo mensajes clave de manera más eficiente. En el caso de los bots, se trata de una nueva generación que ha sido mejorada considerablemente por la IA y que se ha «humanizado» considerablemente. Ni que decir tiene que, sin desmerecer otras plataformas, la red social estrella ha sido TikTok, una plataforma en la que ya venían trabajando desde hace mucho tiempo estas formaciones políticas y en la que han sido capaces de mejorar mucho su rendimiento y efectividad. Aquí volvemos a lo mismo, entre el electorado más joven.

(3) Análisis de Sentimiento.

Si bien, estas técnicas se venían utilizando desde hace tiempo, con la irrupción de la IA, las herramientas de análisis de sentimientos basadas en IA han aumentado significativamente su capacidad de monitorear y analizar las opiniones y emociones de los votantes en tiempo real, ajustando los mensajes y estrategias en función de las reacciones del público. Y si alguien lo ha sabido hacer son estas formaciones populistas y de extrema derecha.

Fratelli d’Italia: Ejemplo del uso práctico de la IA en campaña.

Sin querer entrar en profundidad, ya que esta materia daría para otro artículo, quiero poner tan solo un ejemplo de cómo estas formaciones políticas han sabido utilizar las potencialidades de la IA.

Aunque me voy a referir a Fratelli d’Italia (FdI), podríamos decir que este proceder tuvo lugar prácticamente en todos los partidos políticos de corte populista o de extrema derecha durante estas elecciones.

Tener en cuenta que este trabajo con la IA no se circunscribió tan solo al periodo de campaña electoral. Ya venían trabajando hace más de un año de forma intensa en esta materia, ya que, especialmente, con la irrupción en el mercado del modelo de Open AI, Chat GPT4, en el mes de marzo del 2023.

De hecho, en mi artículo «28M: Reflexiones de una campaña», que publiqué el 28 de junio de 2023, comentaba como recurrí a la IA para trabajar en aquella campaña en las elecciones municipales y autonómicas en España. Entonces, realmente estamos experimentando en cómo usar la IA en una campaña electoral y, desde entonces, la evolución ha sido espectacular. Tal es así, que ya no concibo la política sin la utilización de la IA y esto, lo han entendido a la perfección los estrategas de campaña de estas formaciones políticas en toda Europa. Un camino que las formaciones políticas tradicionales aún han de realizar.

Pero vayamos al caso de Fratelli d’Italia (FdI), ¿qué es lo que han hecho?

Microtargeting y Publicidad Personalizada.

  • Fratelli d’Italia ha utilizado IA para llevar a cabo campañas de microtargeting, enviando mensajes personalizados a grupos específicos de votantes. Estas campañas se basan en el análisis de grandes volúmenes de datos demográficos y de comportamiento obtenidos a través de redes sociales y otras fuentes digitales.
  • Además, la IA les ha permitido «dosificar» los mensajes, es decir, tanto en la calidad como en la cantidad de impactos, evitando así la saturación de mensajes que, como pasaba no hace mucho, podía resultar contraproducente.

Bots y Redes Sociales.

  • La campaña de FdI ha empleado bots para amplificar su presencia en redes sociales. Estos bots han sido programados para interactuar con los usuarios, compartir contenido y aumentar la visibilidad de sus mensajes.
  • Además, la calidad de los mensajes y la interacción se ha parecido mucho más a la que puede hacer un humano. Casi no se notaba la diferencia, lo que ha incrementado significativamente el llamado «engagement» en todas sus plataformas digitales.
  • Ya hace tiempo que han entendido que las campañas electorales se libran en las redes sociales y, especialmente, en TikTok. Es en esta plataforma donde han centrado sus mayores esfuerzos, en especial en usuarios varones de entre 18 y 34 años.

Análisis de Sentimientos.

  • En esta campaña han utilizado muy eficientemente las nuevas herramientas de análisis de sentimientos basadas en IA.
  • Han podido monitorear y analizar las opiniones y emociones de los votantes en tiempo real sin casi necesidad del componente humano. Prácticamente la IA les ha hecho todo el trabajo.Esto les ha permitido, con la ayuda de la IA, en cuestión de minutos (y podríamos decir que hasta en cuestión de segundos), poder ajustar sus mensajes y estrategias en función de las reacciones del público.

¿Y cuál ha sido el resultado obtenido?

La respuesta resulta más que evidente: la participación alcanzada en la nueva composición del Parlamento Europeo tras estas elecciones.

Fratelli d’Italia ha experimentado un notable aumento en su representación en el Parlamento Europeo, alcanzó un 28,59% de los votos en Italia, convirtiéndose en la fuera política más votada, pasando de 7 a 24 escaños, convirtiéndose en uno de los mayores partidos dentro del grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (CRE). Y ya veremos qué papel va a jugar en la gobernabilidad de la Unión Europea.

Ha logrado también una increíble movilización de sus votantes afines o, podríamos decir, «votantes objetivo», ya que la capacidad de movilizar a los votantes jóvenes y «desencantados» con los partidos tradicionales ha sido significativamente mejorada gracias al uso de IA.

La campaña dirigida y personalizada ha logrado captar el interés de estos votantes, incrementando su participación en las elecciones.

¿Hacia dónde nos dirigimos?

Las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 han marcado un punto de inflexión en la política europea. El auge de los partidos populistas y de extrema derecha, junto al papel cada vez más relevante de la inteligencia artificial (IA) en las campañas electorales, nos sitúa ante un futuro incierto que pasa por dos elementos que considero van a ser determinantes para el futuro incierto al que se enfrenta el continente europeo:

  1. El poder de las minorías: Los jóvenes, cada vez más desvinculados de la política tradicional, se han convertido en el objetivo principal de las formaciones de corte populista y de extrema derecha que, en estas últimas elecciones, han sabido utilizar las redes sociales y la IA para conectar con ellos de forma efectiva.
  2. La IA como herramienta de propaganda: La capacidad de la IA para microtargetizar mensajes, amplificar la presencia en redes sociales y analizar el sentimiento público ha sido aprovechada por estos partidos para manipular la opinión pública y difundir mensajes polarizadores.

¿Qué nos depara el futuro?

Llegados a este punto, nos surge esta otra pregunta para la reflexión que, no por lógica, resulta inquietante.

Podríamos especular, pero lo cierto es que la influencia de la IA en la política europea, al igual que lo hará a nivel global, no hará sino crecer en los próximos años. Es por eso que resulta crucial que las instituciones democráticas y la sociedad civil se adapten a esta nueva realidad y desarrollen mecanismos para garantizar que la IA se utilice de manera responsable y ética. Aunque ya se han dado los primeros pasos regulatorios en el ámbito de la Unión Europea, aún queda mucho por hacer y ser conscientes de que la IA avanzará mucho más rápido que la legislación que pretenda regularla, por no hablar de la supervisión posterior.

En definitiva, Europa se encuentra en una encrucijada. El camino que tomemos determinará el futuro de la democracia y la cohesión social en nuestro continente. Es por eso por lo que, como conclusión, propongo las siguientes preguntas para la reflexión:

  • ¿Cómo podemos garantizar que la IA se utilice de manera responsable en las campañas electorales?
  • ¿Qué papel deben jugar las plataformas digitales para combatir la desinformación y la manipulación?
  • ¿Cómo podemos educar a los ciudadanos para que sean más críticos con la información que encuentran en línea?
  • ¿Qué medidas podemos tomar para fomentar la participación política de los jóvenes?

Reflexiones finales.

Creo que coincidirán conmigo en que, tras estas últimas elecciones europeas, algo ha pasado, algo ha cambiado. Estas elecciones al Parlamento Europeo de 2024 han sido otra cosa y, a partir de ahora, se abre un campo de incertidumbre y, hasta cierto punto, de preocupación.

Sobre ello trataré en mi próximo artículo, sobre los posibles escenarios futuros para Europa, pero el interés en esta serie de tres artículos de análisis sobre el resultado de las Elecciones al Parlamento Europeo de 2024 no ha sido otro que llamar la atención sobre los tres elementos que, tras el resultado electoral de estas elecciones, pueden condicionar la Europa que conocemos hasta el momento:

  • El auge de los partidos populistas y de extrema derecha, así como la decadencia de los partidos tradicionales.
  • El poder de una minoría que viene derivado del giro de una parte importante del electorado más joven de la Unión Europea hacia posiciones vinculadas a propuestas populistas y de extrema derecha.
  • La irrupción con fuerza de la IA en la política europea y cómo puede cambiarlo todo.

Y para concluir esta reflexión, quiero remontarme a aquellas semanas de confinamiento por la COVID-19, especialmente cuando comenzó la «nueva normalidad», y que para mí implicó el inicio de la «nueva anormalidad», un concepto que impulsaba en distintos foros y que ahora, con la perspectiva del tiempo, creo que presagiaba el resultado de estas elecciones europeas y sus posibles consecuencias.

También por aquel entonces, muchos hablaban del «nuevo orden mundial» que surgía tras la pandemia y, también, quizás por llevar la contraria, defendía el concepto del «nuevo desorden mundial». Lamentablemente, el tiempo me ha dado la razón. Después de aquello vino la Guerra de Ucrania y toda la sucesión de acontecimientos que nos han llevado hasta el día de hoy, y los que están por venir.

Parece que hace mucho, pero estamos hablando del año 2020 y, durante los días en que se imponía el uso obligado de las mascarillas, vivíamos en un mundo de restricciones y con la esperanza de una vacuna que nos librara de todo aquello, OpenAI lanzó Chat GPT-3. Aquella situación propició que la Inteligencia Artificial Generativa irrumpiera de la forma que lo hizo. Un año más tarde surge una versión más potente, la versión GPT-4 y, otro año más tarde, en 2024, la IA irrumpe en la política europea de una forma también inimaginable y, quizás lo más preocupante, de la mano de las formaciones políticas populistas y de extrema derecha.

Es precisamente en esa «nueva anormalidad» y en ese nuevo «desorden mundial» donde se materializarán los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 y cómo los elementos planteados en estos tres artículos pueden condicionarlo todo.

Es aquí donde quería llegar. Espero haberlo conseguido y, ahora, les invito a la reflexión.

Fotos: Imágenes generadas con IA.

2024: UN DEBATE PARA LA HISTORIA.

Análisis del primer debate televisado entre los candidatos presidenciales Joe Biden y Donald Trump en CNN.

Finalmente, el tan esperado primer enfrentamiento electoral entre el presidente en ejercicio Joe Biden y el expresidente Donald Trump tuvo lugar.

Debate celebrado en los estudios de la CNN de Atlanta, moderado por Jake Tapper y Dana Bash y que, más allá del propio interés de los ciudadanos norteamericanos, ha sido seguido, textualmente, por medio mundo.

Un interés derivado de un contexto de “desorden mundial”, en que importa, y mucho, quién va a ser el próximo inquilino de la Casa Blanca.

Lo primero que podemos decir es que hemos asistido a un debate en el que los candidatos, no solo tuvieron la oportunidad de exponer sus políticas y responder con propuestas concretas a los problemas críticos a los que se enfrentan los ciudadanos norteamericanos, sino que hemos asistido a la constatación del punto al que hemos llegado como sociedades democráticas.

Ha sido la constatación de cómo una democracia tan consolidada como es la norteamericana y que se ha convertido en el espejo del “nivel político” que impera en buena parte de nuestro planeta y que, entre todos, hemos contribuido a crear.

Pero vayamos por partes. Veamos punto por punto lo que, quizás sea lo más destacado en este debate que ha marcado un antes y un después en esta campaña. Un debate para la historia.

¿CUÁLES HAN SIDO LOS TEMAS PRINCIPALES DEL DEBATE?

1. Políticas económicas e impuestos.

Uno de los temas principales discutidos fue la economía, donde, como era de esperar, ambos candidatos presentaron visiones marcadamente diferentes. Trump, en su discurso populista, exagerado y efectista, acusó a Biden de querer «cuadruplicar» los impuestos. Lo cierto es que Biden aclaró, sin demasiado entusiasmo, que su propuesta es la de aumentar los impuestos solo en un 7% durante la próxima década, enfocándose en los estadounidenses más ricos y las grandes corporaciones. Hizo hincapié en la necesidad de un sistema tributario equitativo para apoyar la estabilidad económica y el crecimiento, en contraste con el énfasis que puso Trump en los recortes de impuestos implementados durante su administración, que, según él, son esenciales para la creación de empleo y la expansión económica.

2. Inmigración.

Aquí otro asunto que, si bien era esperado, no por ello menos polémico. Aunque en el fondo ambos candidatos comparten una misma filosofía, lo cierto es que presentaron puntos de vista opuestos. Biden destacó la disminución de los cruces fronterizos ilegales, atribuyéndola a los esfuerzos diplomáticos con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Defendió las políticas migratorias de su administración, centrándose en el trato humano y la gestión eficaz de las fronteras.

Por su parte, Trump utilizó su retórica habitual para presentar la inmigración ilegal como una amenaza importante. Un discurso similar al que han asumido muchos líderes y formaciones políticas de extrema derecha en Europa, y que, según ellos, les está dando buenos resultados. En este caso, de forma engañosa, Trump hizo varias declaraciones en el debate sobre el impacto de la inmigración, no solo en aspectos de seguridad ciudadana, sino también en la seguridad social y la disponibilidad de empleo para los ciudadanos estadounidenses.

3. Atención sanitaria.

Una vez más, se constata que, si bien hubo un amplio debate, la atención sanitaria sigue siendo una asignatura pendiente. Biden criticó el enfoque de Trump respecto de la Ley de Atención Sanitaria Asequible (ACA), acusándolo de querer desmantelarla. Destacó los esfuerzos de su administración por reducir los precios de los medicamentos recetados y ampliar la cobertura sanitaria. En cambio, Trump prometió hacer que la ACA sea «mucho mejor, más fuerte y mucho menos costosa», pero, más allá de esta declaración, no proporcionó detalle alguno sobre cómo lograr estas mejoras.

4. Aborto.

Otro tema complejo en el que las posiciones de los dos candidatos marcaron sus diferencias ideológicas más amplias, poniendo de relieve la profunda división que existe sobre este tema en la sociedad. Biden abogó por los derechos reproductivos de las mujeres, advirtiendo que las políticas de Trump restringirían severamente estos derechos. En cambio, Trump se posicionó como un defensor de los valores tradicionales, sin entrar en detalles sobre cómo conciliaría su postura con el derecho al aborto.

5. Política exterior.

Quizás, junto con la economía y la inmigración, la política exterior sea el tema que más pueda afectar a los ciudadanos del resto del mundo. En este tema, el debate reveló diferencias significativas en los enfoques de cada candidato.

Biden enfatizó una estrategia «equilibrada» hacia China, combinando sanciones económicas con esfuerzos diplomáticos. Como era de esperar, reiteró el apoyo a Ucrania en su conflicto con Rusia, destacando la importancia de alianzas internacionales como la OTAN. Por su parte, Trump marcó una postura de política exterior fuertemente aislacionista, criticando el enfoque de Biden hacia China por ser demasiado indulgente y sugirió reevaluar el apoyo financiero a Ucrania.

Sobre el otro frente abierto de conflicto, en Medio Oriente, Biden defendió las políticas implementadas por su administración y los esfuerzos diplomáticos para alcanzar la paz y la estabilidad en la zona. En cambio, Trump criticó fuertemente las políticas y acciones de Biden en el conflicto israelo-palestino, elogiando el éxito de su administración con los Acuerdos de Abraham.

¿CUÁLES HAN SIDO LAS PRIMERAS REACCIONES DEL DEBATE?

En un debate que duró unos 90 minutos, podemos concluir que, finalmente, lo que trascendió no fueron las propuestas y los temas sobre los que ambos candidatos tuvieron la oportunidad de debatir. Lo que ha trascendido en todos los medios y en los análisis posteriores al debate ha sido más el «continente» que el «contenido». Es decir, la edad, el estado físico y de salud de ambos candidatos, en especial de Joe Biden, así como el impacto que esto pueda tener en el electorado tras este debate. Pero, junto a estas dos reacciones iniciales, yo añadiría una tercera, que es el resurgir del nombre de Michelle Obama como posible alternativa de los Demócratas en el caso de que Biden se viera forzado a retirarse de la carrera electoral tras los efectos de este debate en la campaña.

1. El factor edad y estado físico/salud de los candidatos.

Si bien este es un tema del que se viene hablando desde hace tiempo, en este debate ha quedado expuesto, en directo, ante millones de votantes norteamericanos. Buena parte, por no decir la mayoría, de las reacciones post debate se han centrado en las edades de Joe Biden, de 81 años, y Donald Trump, de 78, temas de conversación destacados durante y después de este primer debate presidencial.

Tras ver las principales reacciones y evaluaciones sobre esta cuestión, las inquietudes y críticas se han centrado principalmente en la figura de Joe Biden, en ciertos deslices verbales, una debilidad física que resultó más que evidente y cierta vulnerabilidad para el desempeño de sus funciones como presidente y su capacidad para implementar sus propuestas políticas.

Lo cierto es que, antes del debate, en el seno de las filas demócratas, existía mucha preocupación sobre la edad de Biden, en especial por si cometía algún desliz verbal o parecía físicamente fatigado.

Pues bien, en cierta forma, Joe Biden logró hacer todo lo posible por mantener la compostura, pero lo cierto es que, tras el debate, los demócratas tienen motivos para estar más preocupados.

Por su parte, Donald Trump no tuvo que esforzarse demasiado para evidenciar lo que los espectadores podían ver en la televisión. Aunque solo les separan tres años, Trump logró mostrarse un poco más joven y capaz de cumplir su mandato sin que la edad o su condición física pudiera ser un obstáculo para ello. Sus problemas de salud pasados ​​y el estrés de sus batallas legales en curso pasaron a un segundo plano.

La estrategia del equipo de Biden se centró en intentar proyectar una imagen serena y estable para contrarrestar las preocupaciones sobre su edad y minimizar el temor de los votantes sobre su capacidad para manejar las exigencias de la presidencia.

Por su parte, el enfoque dado por Trump ha sido confiar en que su mejor aliado de campaña es precisamente el propio Biden y su edad. Una estrategia centrada en evidenciar en el propio debate la vulnerabilidad política de Biden, enfatizando su percepción de declive en la agudeza verbal y vitalidad física. Y, para ser honestos, Biden contribuyó a ello, con momentos que ya están circulando por todas las redes sociales y medios de comunicación. Momentos en los que Biden parecía menos agudo o atento al ritmo del debate, con deslices verbales y mostrando ciertos signos de fatiga, circunstancia que, sin apenas esfuerzos, Trump ha sabido aprovechar.

Aunque los Demócratas y quienes le dan soporte quieren remarcar la resiliencia y la capacidad de Biden para afrontar las demandas de una nueva presidencia, tras el debate, como ya indicaba, va a resultar muy difícil mantener esta argumentación, ya que han sido muchos los espectadores que, aunque están decididos a dar su voto a Joe Biden, tienen serias dudas sobre si su edad y salud podrían afectar su capacidad para servir a la nación de manera efectiva.

Por otro lado, Donald Trump ha logrado en este debate que su edad y condición física no le resten a su candidatura, ya que consiguió sacar adelante un debate con cierta energía y asertividad, proyectando a sus 78 años una imagen de vitalidad frente a Biden. De alguna manera, es como si durante el debate hubiera dejado atrás las situaciones de estrés que le generaron sus procesos legales.

2. El posible impacto en las percepciones de los votantes.

Si hay algo en lo que hay total unanimidad tras este primer debate electoral, es en cuál puede ser el impacto inmediato que puede tener en las percepciones de los votantes.

Joe Biden mantuvo la compostura durante todo el debate y ofreció un discurso político más enfocado en el detalle y las propuestas. En cambio, Donald Trump no dejó de mostrar ese estilo agresivo que tan eficaz le resulta para captar la atención de los medios.

Por su parte, Biden, con una actitud tranquila y firme, creo que solo atrajo la atención de los votantes demócratas más fieles. Aquellos que ven en él, ya no solo una cierta estabilidad de gobierno, sino la única opción para poder hacer frente a Trump. De alguna manera, no convenció a estos votantes de nada que no estuvieran ya convencidos.

En cambio, en la otra tribuna, pudimos ver a un Donald Trump enérgico y asertivo que se empeñó en reforzar su base de electorado. Aunque no tan histórico como podría haberlo sido, manejó perfectamente el manual polarizador que tan bien le funciona. Si bien es cierto que, la sensación es que las cosas pueden cambiar mucho en el próximo debate electoral, donde vamos a poder ver a un Donald Trump en estado puro y más enfocado al ataque y el descrédito de Biden. Todo ello dependerá de cómo evolucionen las encuestas a partir de este primer debate.

La gran pregunta que todos nos hacemos es si el debate va a influir significativamente o no en los votantes indecisos. Sin embargo, en lo que sí coincidimos es que las opiniones de aquellos electores que ya se inclinaban por un candidato u otro se han solidificado.

Eso sí, lo que sí quedó claro es que el debate mostró el marcado contraste entre ambos estilos de liderazgo, la fuerte polarización política que representan y ese enorme vacío que representan los votantes indecisos.

3. Surge el nombre del Michelle Obama.

En medio del debate, pero especialmente en horas posteriores, han surgido todo tipo de especulaciones sobre una posible participación de Michelle Obama en las elecciones de 2024 como una figura hipotética que podría salvar a los Demócratas tras la imagen de debilidad que Biden mostró en este primer debate.

Si bien, en ningún momento, ella no ha declarado ninguna intención de presentarse como candidata, varias encuestas la han señalado como una alternativa popular, situándola por delante de figuras tan conocidas como la actual vicepresidenta, Kamala Harris, Hillary Clinton o el gobernador de California, Gavin Newsom.

Hemos conocido una encuesta flash de la CNN tras el debate y, al preguntar a los encuestados quién creen que ha sido el ganador del debate, el 67% afirma que Donald Trump y el 33% que ha sido Joe Biden.

Cierto es que aún es pronto, pero en los próximos días, el equipo de campaña de Biden contará con datos más exactos y, mucho me temo que las noticias no van a ser muy alentadoras.

Imagino que desde hace tiempo tienen contemplado un «Plan B». La pregunta es si ese plan pasa por el nombre de Michelle Obama y su activación dependería del resultado de este primer debate electoral.

Técnicamente es posible que los Demócratas puedan sustituir al candidato. Otra cosa es que, a pocos meses de la elección, sea apropiado hacerlo.

Lo que está claro es que un candidato y un liderazgo no se improvisan, pero si hay que tomar esta medida, creo que esa persona es Michelle Obama.

Las razones son muchas. Entre ellas, destacan las siguientes:

  • Su amplia notoriedad y reconocimiento tanto entre el electorado demócrata como republicano. Goza de una gran popularidad y es conocida por ambos partidos políticos.
  • Su edad, energía y preparación la convierten en una candidata ideal para enfrentar a Donald Trump, especialmente en el segundo debate antes de las elecciones. Es joven, tiene mucha energía y está bien preparada para competir contra Trump.
  • Cuenta con el apoyo singular de su esposo y expresidente, Barack Obama. Ambos podrían trabajar juntos de manera muy efectiva en la campaña electoral en todo el país. Además, contaría con el apoyo incondicional del actual candidato, Joe Biden. De esta manera, unirían la fuerza de tres figuras destacadas contra Trump.
  • Una figura como Michelle Obama puede animar a muchos sectores de la población a participar en las elecciones y evitar así una abstención que perjudicaría a los Demócratas. Su presencia podría motivar a muchos votantes a acudir a las urnas.
  • También puede tener un gran atractivo en los estados que son cruciales para ganar estas elecciones, ya que es posible que la presidencia se decida nuevamente por un número reducido de votos. Su popularidad en estos estados clave podría ser decisiva para la victoria demócrata.

Es posible que todo esto sea solo una especulación o un deseo de algunos sectores del Partido Demócrata tras la decepción experimentada en este debate, pero lo cierto es que Michelle Obama reúne las condiciones necesarias para ser una candidata presidencial formidable.

Es una especulación que añade una capa intrigante a la dinámica electoral, lo que sugiere que su influencia podría convertirse en un factor significativo a medida que avanza la campaña. O tal vez sea solo un globo sonda que surge de las filas demócratas para ver cómo reacciona su electorado.

Hace años, en enero de 2017, hice dos publicaciones en mis redes sociales en las que planteaba la posibilidad de que, ante la falta de líderes notables en las filas demócratas, Michelle Obama podría ser esa figura en la que aquel electorado que se sentía huérfano podía apoyarse para hacer frente a las medidas que la administración de Donald Trump iba a tomar tras su victoria electoral.

Por aquel entonces, me llamó mucho la atención su último discurso como primera dama de los Estados Unidos de Norteamérica, un discurso que recomiendo volver a ver. Se trataba de toda una declaración de intenciones y creía que debíamos seguir muy de cerca su trayectoria pública porque, quizás, nos podía sorprender dando un salto significativo a la política. De hecho, planteaba que, si se daban las circunstancias, frente a al resultado obtenido por Hillary Clinton y la ausencia de líderes carismáticos en as filas demócratas, Michelle Obama podría ser la candidata que en el año 2020 podría enfrentarse a Donald Trump. Sería una campaña realmente larga y solo nos quedaba esperar a los acontecimientos.

Finalmente, esto no ocurrió, el candidato fue Joe Biden y en aquellas elecciones del 2020 logró ganar la presidencia por un margen muy pequeño de votos.

Ahora, tras el resultado de este debate electoral y de los rumores que han surgido en torno a la figura de Michelle Obama, me viene a la memoria una frase de aquellos artículos: «quizás sea ella la que va a estar llamada a rebatir la presidencia a Donald J. Trump en un futuro no muy lejano».

Sea como fuere, esta irrupción del nombre de Michelle Obama en este momento de la campaña no deja de ser un elemento disruptivo de campaña realmente interesante.

¿Y AHORA QUÉ?

Quizás, los efectos de este debate los vamos a poder ver en las próximas semanas. Sin embargo, lo que sí que nadie puede negar es que el debate presidencial del 27 de junio organizado por la CNN preparó el escenario para una carrera presidencial altamente competitiva que nos puede deparar alguna que otra sorpresa.

Más allá de que los dos candidatos expusieron sus dos visiones de país, del futuro que proponen a sus ciudadanos y al resto del mundo, en temas como la economía, la inmigración, la atención médica, el aborto o la política exterior, toda la atención se ha centrado en si son aptos o no para afrontar los requerimientos del cargo que han de desempeñar.

El mes de noviembre no está tan lejos como pudiera parecer. Será una campaña de desgaste que, sin piedad, va a potenciar las debilidades expuestas en este primer debate.

Y todo ello en un contexto de suma polarización, de posturas enfrentadas y sin puntos de encuentro, con un alto porcentaje de electorado indeciso al que no le convence ninguno de los dos candidatos y que, en caso de decidir acudir a las urnas, su voto no lo decidirá hasta la última semana o el mismo día de la elección.

Habrá que estar expectantes a los próximos pasos que ambos candidatos y sus organizaciones van a dar en los próximos días y semanas de la campaña. En especial, habrá que ver qué movimiento puede haber, si es que lo hay, en el entorno del partido Demócrata. Constatar si surge un debate en torno a la candidatura de Joe Biden y si se confirma el rumor de las últimas horas, que apunta a retirarlo de la contienda para que suba otro candidato o candidata demócrata, y si al final se confirma que es Michelle Obama.

Y, en el caso de este último supuesto, ver cómo de determinantes van a ser las edades y condiciones físicas de Biden y Trump, y si van a ser factores determinantes en la intención de voto de los electores, por encima de otras cuestiones que les afectan en su día a día.

Sea como fuere, en este primer debate, durante 90 minutos ambos candidatos dejaron de tener apoyo externo en la toma de decisiones. Ambos se mostraron ante el electorado siendo dueños de su propio autocontrol y, como suele decirse, una imagen ha valido más que mil palabras.

El debate no solo reforzó las percepciones existentes entre los partidarios de ambos candidatos, sino que también mostró las virtudes y las debilidades de ambos, que es lo que, en el fondo, los electores van a tener que votar dentro de unos meses.

#USAElections#PresidentialDebate #PresidentialDebate2024

EUROPA: EL PODER DE UNA MINORÍA.

Mi análisis de las Elecciones Europeas 2024. Segunda parte.

Continuando con esta serie de artículos que me he propuesto compartir a modo de reflexión a partir de los resultados de las últimas elecciones al Parlamento Europeo, les invito a compartir esta nueva entrega.

En mi primera entrega, realicé un breve resumen de los resultados de las últimas Elecciones al Parlamento Europeo 2024, reflexionando sobre los datos de participación y las consecuencias que pueden tener para el futuro a corto plazo en la política de la Unión Europea en la nueva legislatura. De forma especial, hice hincapié en intentar profundizar en los factores que pueden haber contribuido al auge de los partidos populistas y de extrema derecha en Europa, principalmente de ámbito socioeconómico, político y cultural.

En esta segunda entrega, les invito a explorar los efectos que puede tener la irrupción del voto joven en estas elecciones, así como el incremento de sus preferencias por partidos políticos de corte populista y de extrema derecha, una circunstancia que no es ajena a la mayoría de los países miembros de la Unión Europea.

La incidencia de los electores jóvenes en las elecciones al Parlamento Europeo de 2024.

La participación de los jóvenes en las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 es y será un tema de sumo interés que requerirá un análisis más profundo. No obstante, si bien aún no contamos con datos suficientes, me gustaría analizar esta cuestión a partir de su comportamiento en elecciones pasadas y llegar a alguna conclusión sobre cuál podría haber sido su comportamiento en estas últimas elecciones.

Lo que sí sabemos es que, que hubo un aumento de la participación juvenil en las elecciones de 2019.Ese aumento se tradujo en un aumento del 50% en la participación del electorado más joven en comparación con las elecciones del año 2014. Sin embargo, este incremento no fue uniforme en toda Europa. Por ejemplo, en Francia, la participación de los jóvenes fue significativamente menor que en países como Dinamarca, Alemania y Bélgica, donde la participación juvenil osciló entre el 60% y el 90%.

Por otra parte, en aquellas elecciones de 2019, se observó una tendencia notable hacia partidos políticos que abordan directamente las preocupaciones más urgentes de los jóvenes, como el cambio climático, las condiciones laborales y la representación democrática. Los partidos verdes y de izquierda encontraron un apoyo considerable entre los votantes jóvenes, quienes buscan políticas más progresistas y sostenibles. No obstante, en ese entonces ya se vislumbraba que los partidos populistas y de extrema derecha también comenzaban a captar la atención de muchos de estos jóvenes europeos.

Y en este contexto, surge la pregunta: ¿han continuado estas tendencias en los últimos cinco años? ¿Se han mantenido las preferencias electorales del electorado más joven?

Para intentar dar respuesta a estos dos interrogantes, quisiera comenzar compartiendo los datos de la pirámide de población europea más actualizada que nos ofrece Eurostat, correspondiente al año 2023.

Análisis de la pirámide de población de Eurostat (2023).

Todos sabemos que nuestra estructura demográfica presenta un notable envejecimiento de la población. La pirámide poblacional tiene una base más estrecha y se ensancha en las edades avanzadas, lo que indica una menor proporción de jóvenes y un aumento de la población mayor de 65 años. En este contexto, me surge la siguiente reflexión: ¿qué sucede si los electores más jóvenes acuden a votar mientras que los de mayor edad se abstienen?

Según Eurostat, la población de la UE en 2023 era de alrededor de 448,8 millones de personas, con una edad promedio de 44,5 años. Más de una quinta parte de la población, el 21,3%, tiene 65 años o más. Entonces, siendo esto así, vuelvo a replantear mi pregunta, si los electores de mayor edad han participado en las elecciones, ¿cómo ha sido su comportamiento de voto? ¿Han votado mayoritariamente por los partidos tradicionales?

También según datos de Eurostat, en 2023, la población de la Unión Europea entre 18 y 35 años, aunque decreciente, sigue representando una parte significativa de la estructura demográfica. El grupo de edad de 20 a 34 años constituye aproximadamente el 20% de la población total de la Unión Europea. En este contexto, surgen nuevas interrogantes: ¿estos electores entre 18 y 35 años acudieron a votar o se abstuvieron? Y, en caso de haber votado, ¿por qué partido se inclinaron? ¿Acaso lo hicieron por formaciones políticas populistas o de extrema derecha?

La influencia de un grupo minoritario.

Sin entrar en detalle sobre los aspectos más relevantes en este grupo de electores más jóvenes de la Unión Europea, en lo que respecta a factores demográficos como su distribución por género y edad, aspectos como su educación, independencia económica o empleo, así como su cada vez mayor movilidad dentro del territorio de la Unión Europea, sí quiero confortar la idea de que, quizás, este grupo «minoritario» de electores sea el que ha condicionado el resultado final de las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 y, con su voto, puede que haya condicionado lo que será la Unión Europea a corto, medio y largo plazo.

Lo cierto es que aún no contamos con datos exactos sobre la participación de la franja de edad de 18 a 35 años en las elecciones europeas de 2024, ya que las elecciones se celebraron entre el 6 y el 9 de junio de 2024. Será necesario esperar a la publicación de los resultados oficiales y los análisis poselectorales que realiza Eurostat y otros organismos.

Sin embargo, lo que sí sabemos es que, en las elecciones al Parlamento Europeo de 2019, la participación de los jóvenes de 18 a 24 años aumentó en comparación con años anteriores, aunque seguía siendo más baja que la participación de los grupos de mayor edad. Según los datos proporcionados por el Parlamento Europeo, la participación de este grupo de edad fue del 42%, lo que representó un incremento notable respecto al 28% registrado en las elecciones de 2014.

Este aumento de la participación se analizaba entonces como resultado de un aumento de la conciencia y la participación de los jóvenes en el proceso electoral. Sin embargo, pocos analizaron en ese momento si se apreciaban ciertas preferencias de este electorado hacia formaciones políticas populistas o de extrema derecha. Ahora es necesario realizar este análisis y reflexión.

Por lo tanto, para tener una idea sobre cuál ha podido ser la participación de los jóvenes en las elecciones al Parlamento Europeo de 2024, a partir de los datos publicados y encuestas realizadas por el Parlamento Europeo y Eurostat, presento esta gráfica con la participación de los jóvenes de 18 a 24 años en las elecciones de 2019 por países miembros de la Unión Europea. Cabe destacar que este grupo de jóvenes, en las elecciones de 2024, se encuentra en la franja de edad de 23 a 29 años.

Participación e influencia de los electores más jóvenes.

Esta fue la participación en el año 2019 y, suponiendo que haya sido muy similar en junio de 2024, seguro que estos datos nos ayudan a entender, país por país, qué posible binomio han conformado los jóvenes y los partidos populistas y de extrema derecha.

Lo que sí es un hecho, al menos hasta el año 2019, es que la participación de los votantes jóvenes en los partidos populistas y de extrema derecha ha mostrado una tendencia al alza elección tras elección.

En las elecciones al Parlamento Europeo del año 2009, los partidos populistas y de extrema derecha ya comenzaban a ganar terreno. Sin embargo, el apoyo de los jóvenes no era tan significativo como lo sería a partir de las elecciones del año 2014. En estas últimas elecciones, hubo un notable incremento en el apoyo juvenil a los partidos populistas de derecha en varios países europeos. Por ejemplo, el Frente Nacional (ahora llamado Reagrupamiento Nacional) en Francia y el Partido de la Libertad de Austria experimentaron un aumento en sus bases de votantes jóvenes.

En las elecciones del año 2019, la participación de los jóvenes en partidos populistas y de extrema derecha experimentó un continuo ascenso. En Francia, se estima que el 32% de los jóvenes de 18 a 25 años mostraban su preferencia por el partido Reagrupamiento Nacional. En Alemania, el 14.5% de los jóvenes de 14 a 29 años apoyaba a Alternativa para Alemania (AfD). En Bélgica, el partido Vlaams Belang recibió un notable apoyo juvenil, especialmente entre los hombres jóvenes (se estima que llegó a alcanzar hasta un 32% de apoyos).

Entonces, ¿nos extrañan los resultados electorales al Parlamento Europeo 2024 en estos tres países?

Un resultado y una tendencia.

Teniendo en cuenta que se trata de resultados aún preliminares, este ha sido el resultado en cada uno de estos países. Me ha parecido oportuno, por su relevancia, incorporar los datos de Francia e Italia.

  • Alemania: Alternativa para Alemania (AfD): 15 escaños (15,9%). Ha incrementado 6 escaños.
  • Bélgica: Interés Flamenco (VB): 3 escaños (14,5% de votos).
  • Austria: El Partido de la Libertad de Austria (FPÖ): 6 escaños (25,4% de votos). Ha incrementado 3 escaños.
  • Francia: La Agrupación Nacional (RN), liderada por Marine Le Pen: 30 escaños (31,4% de votos). Ha incrementado 12 escaños.
  • Italia: Hermanos de Italia (FdI), liderado por Giorgia Meloni: 24 escaños (28,8% de votos). Ha incrementado 14 escaños. También tenemos a La Liga, de Salvini: 8 escaños (9% de votos). Ha perdido 14 escaños.

Sin lugar a duda, estos resultados reflejan una tendencia mucho más amplia en toda Europa, donde los partidos de derecha y populistas han ganado terreno, como se observa en varios estados miembros. Este cambio señala una transformación profunda en el paisaje político dentro de la Unión Europea.

Aún es pronto para responder a todas estas preguntas con datos exactos. Habrá que esperar algún tiempo. Sin embargo, lo que sí podemos hacer es, en mi caso, una aproximación muy personal a esta cuestión: ¿y si el futuro de Europa estuviera en manos de una minoría, la de los más jóvenes?

Quizás sea esta pregunta ya se la formularon hace tiempo las formaciones políticas populistas y de extrema derecha. No solo se la han formulado, sino que han encontrado su respuesta. Una respuesta que pasa por un concepto muy simple y conocido por todos: la propaganda, pero adaptada a los nuevos tiempos.

Y con esto enlazo con el otro elemento sobre el que hemos de reflexionar a la hora de analizar los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo 2024: la utilización de la inteligencia artificial en este proceso electoral por parte de estas formaciones políticas.

Hasta aquí esta segunda reflexión. Una vez más, quiero agradecerles su interés y les invito a una próxima entrega.

Fotos: Imágenes generadas con IA.

EUROPA: PUNTO Y SEGUIDO.

Mi análisis de las Elecciones Europeas 2024. Primera parte.

Las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 han marcado un punto de inflexión en la política europea, reflejando cambios significativos en el panorama político y, dados los previsibles y hasta casi habituales datos de participación, un menor compromiso de los ciudadanos con el proceso democrático o, por lo menos, cierta indiferencia por lo que, en verdad, nos estábamos jugando en estas últimas elecciones del nueve de junio.

Tras los resultados, han sido muchos los análisis de todo tipo que, de algún modo, han querido explicar lo que ha ocurrido y que, no por sorpresivos, más allá de las encuestas, eran bastante previsibles.

En mi caso, como suelo hacer tras finalizar una campaña, pasado unos días, suelo reflexionar sobre aquello que más me ha llamado la atención o la experiencia vivida, pero, en este caso, mi reflexión quizás sea más una preocupación.

Se trata de una preocupación que no es nueva. Ya hace cinco años, en julio del año 2019, escribía un artículo titulado «Política: Mediocridad o Excelencia», en el que reflexionaba sobre el deterioro de la política y el creciente desinterés de los ciudadanos, una situación que, en la actualidad, lo vemos como algo «normal», cuando en verdad no es nada «normal».

Entonces planteaba que la política había dejado de escribirse en MAYÚSCULAS y, visto el resultado de lo vivido en esa última campaña de las elecciones europeas, no andaba demasiado equivocado.

Pues bien, dicho esto, en este mi análisis de las elecciones al Parlamento Europeo de 2024, objeto de esta publicación, quiero centrarme en tres aspectos que, coincidiendo con la opinión de otros analistas, son probablemente los más relevantes y preocupantes de los resultados de estas elecciones.

Y lo haré compartiendo una serie de artículos en los que abordaré mis propuestas para la reflexión en tres entregas independientes, cada una enfocada en un aspecto específico.

En esta primera entrega, intentaré profundizar en los factores que, a mi juicio, han contribuido al auge de los partidos populistas y de extrema derecha en Europa. Analizaré las condiciones socioeconómicas, políticas y culturales que han creado un caldo de cultivo favorable para estas ideologías.

Estos tres elementos para la reflexión los estructuraré en tres artículos que iré compartiendo en diferentes entregas.

En este artículo intentaré profundizar en los factores que han impulsado el crecimiento de los partidos populistas y de extrema derecha.

En la segunda entrega, exploraré la participación y las preferencias de los jóvenes votantes en relación con estas formaciones políticas. Examinaré las razones que motivan a los jóvenes a apoyar a estos partidos y las implicaciones de este fenómeno para el futuro de la democracia en Europa.

En la tercera entrega, me centraré en el impacto que ha tenido la inteligencia artificial (IA) en las últimas elecciones y en las nuevas dinámicas que ha generado. Evaluaré cómo la IA ha sido utilizada por los partidos populistas y de extrema derecha para difundir sus mensajes y movilizar a sus bases electorales.

Eso sí, dejo para un artículo aparte, haciendo uso de lo que podría ser un ejercicio de “política ficción”, realizaré una profunda reflexión sobre los posibles escenarios futuros que podrían derivarse de estos resultados electorales. Exploraré posibles escenarios futuros que, a mi juicio, podrían complicar la estabilidad de Europa si no se toman las medidas adecuadas para abordar el auge de los populismos.

Resultados de las Elecciones al Parlamento Europeo 2024.

Como primera aproximación decir que, como es conocido, en este tipo de elecciones suele haber una baja participación electoral, pero en esta ocasión, en España ha sido realmente preocupante, pasando del 60,72% del año 2019 al 49,21%. Es decir, una caída de ni más ni menos que 11,51 puntos.

Un dato que ilustra a la perfección lo que ha ocurrido en estos últimos cinco años y que, en parte, tiene que ver con aquellos aspectos que ya mencionaba en mi artículo de julio de 2019.

Pero, aunque esto sea así en términos generales, uno de los aspectos más destacados de estas elecciones ha sido el aumento en la participación ciudadana en el conjunto de los países de la Unión Europea. Según los datos que tenemos a la fecha, la participación se ha situado en el 51,08%, frente al 50,66% del año 2019. Sin embargo, para ser francos, un incremento de 0,42 puntos tampoco es algo para estar demasiado contentos, aunque no es el 42,61% del año 2014 o el 42,97% del año 2009.

Aunque no voy a entrar en detalle en las cifras, lo que sí me ha resultado llamativo, aunque no me ha extrañado, es que ha habido una mayor movilización de los votantes jóvenes, que ha sido generalizada en la mayor parte de los países de la Unión Europea, especialmente en aquellos países donde los partidos políticos populistas o de extrema derecha han tenido un resultado relevante. Una circunstancia de la que hablaré más adelante y donde hemos asistido a campañas electorales mucho más efectivas en el ámbito de estas formaciones políticas y ligadas a esa combinación perfecta que ha sido: polarización extrema, redes sociales e inteligencia artificial.

El auge de los partidos populistas y de extrema derecha.

Pasemos ahora a lo que considero el aspecto más destacado y que guarda una estrecha relación con el título de este artículo: el auge de los partidos de corte populista y de extrema derecha.

Entre los factores que pueden explicar su crecimiento, y en los que coincidirán conmigo, se encuentran varios elementos clave que reflejan ciertas tendencias y preocupaciones socioeconómicas en todo el continente. A mi juicio, estos son los que detallo a continuación:

(1) Descontento Económico y Social.

Muchos ciudadanos europeos se sienten abandonados por las políticas tradicionales y los partidos establecidos, percibiendo una falta de respuesta adecuada a sus problemas económicos cotidianos. Esta situación ha reavivado el clásico debate entre Macroeconomía y Microeconomía, donde las grandes cifras no siempre se traducen en mejoras tangibles para el ciudadano común. El descontento es especialmente patente en regiones afectadas por la desindustrialización, zonas agrícolas perjudicadas por el cambio climático, y áreas que aún sufren las consecuencias de la última crisis financiera. En estos lugares, el desempleo, los costes de la vivienda, de la cesta de la compra y la precariedad laboral son elevados. Los partidos populistas han sabido capitalizar este descontento, prometiendo cambios radicales y una mayor atención a las necesidades de la población local. Sin embargo, estas promesas no distan mucho de las estrategias que, en otros periodos históricos, ya han demostrado ser poco efectivas.

(2) Crisis migratoria y temas de seguridad no resueltos.

Sea o no de nuestro agrado, la crisis migratoria continúa siendo un tema candente en Europa, y los partidos populistas de derecha han capitalizado la preocupación pública sobre la inmigración y la seguridad. Una vez más, han demostrado su astucia al aplicar y actualizar las viejas estrategias presentes en el manual de campaña de estas formaciones políticas. La culpabilización del «otro» siempre ha sido una táctica efectiva. En este sentido, estos partidos no solo promueven políticas más estrictas de control fronterizo y deportación, argumentando que son necesarias para proteger la identidad y la seguridad nacional, sino que su mensaje ha resonado entre muchos ciudadanos europeos. Un mensaje que, si bien suele funcionar en otras latitudes, también ha calado hondo en el corazón de la vieja Europa. Basta con observar los resultados en países como Italia, Francia, Alemania o los Países Bajos.

(3) El escepticismo y la oposición a las políticas de la Unión Europea.

Ya sé que es un clásico, elección a elección. Aunque resulte increíble, como nuevamente ha quedado demostrado en estas elecciones europeas, nos encontramos ante una de las asignaturas pendientes y no resuelta de la Unión Europea.

El creciente escepticismo hacia la Unión Europea y sus políticas ha sido, una vez más, otro factor crucial y determinante de estos resultados.

Muchos votantes perciben que la Unión Europea es demasiado burocrática y distante, imponiendo políticas sin considerar las realidades locales. Los partidos populistas han utilizado este sentimiento para promover una agenda euroescéptica, proponiendo la recuperación de la soberanía nacional y la reducción de la influencia de la Unión Europea en los asuntos internos de los Estados miembros.

(4) Reacción en contra de las políticas ambientales.

La resistencia a las políticas ambientales de la Unión Europea, aunque nos resulte incomprensible, también ha jugado un papel significativo en el resultado de estas elecciones.

Las medidas propuestas para combatir el cambio climático, si bien cuentan con el apoyo de muchos, han encontrado oposición entre quienes las ven como una carga económica, especialmente en sectores como la agricultura y la pesca.

Los partidos populistas han prometido frenar estas políticas, ganando apoyo entre los votantes que se sienten perjudicados por ellas, pero, contra todo pronóstico, también entre el electorado más joven, un sector que, según todos los estudios, estaba más concienciado con estos temas. Sin embargo, a tenor de los resultados electorales, parece que este compromiso no es tan fuerte como se pensaba.

(5) La fragmentación y el declive de los partidos tradicionales.

Nos encontramos ante una realidad en ebullición, fruto de un proceso lento que se ha ido gestando durante años. Un patrón recurrente en la historia Europa.

Este fenómeno no es nuevo. Se trata de una realidad que se ha ido gestando poco a poco. Lo hemos presenciado en estas elecciones europeas, pero también en los diversos procesos electorales nacionales que se han desarrollado en los últimos cinco años. La fragmentación del panorama político y el declive de los partidos tradicionales han facilitado el ascenso de los populismos.

Tampoco es nuevo que esta situación se repita una vez más en suelo europeo. La incapacidad de los partidos tradicionales para formar coaliciones estables y responder a las preocupaciones de los votantes ha impulsado una mayor fragmentación y ha creado un espacio político más favorable para los partidos populistas.

Esta tendencia se ha observado en casi todos los estados miembros de la Unión Europea, pero ha sido particularmente evidente en países como Francia y Alemania, donde los partidos de centro, conservadores o moderados han perdido terreno frente a sus contrapartes más radicales.

Y, en el ámbito de los partidos de izquierda, la situación es similar. La socialdemocracia ha experimentado un serio revés en la mayoría de los países de la Unión Europea, excepto en algunos como Suecia, Rumanía o Portugal, donde parece resistir. Sin embargo, los partidos políticos más a la izquierda de la socialdemocracia parecen sumidos en un proceso de fragmentación imparable.

Lo mismo podría decirse de los partidos verdes. Si bien tuvieron su momento de auge, estas elecciones han supuesto un severo revés para ellos en muchos Estados miembros de la Unión Europea.

Un panorama incierto y lleno de desafíos.

Una vez vistos los factores que, a mi juicio, han contribuido al extraordinario resultado de los partidos políticos populistas o de extrema derecha, ¿cuál puede ser su impacto en la política europea?

Por lo pronto, han supuesto un adelanto por sorpresa de las elecciones legislativas en Francia. Un movimiento del actual presidente, Emmanuel Macron, que muchos consideran temerario o de alto riesgo. También nos hemos sorprendido con la dimisión del primer ministro belga, Alexander De Croo.

Nos queda por ver cómo se organizarán las distintas familias políticas en el nuevo Parlamento Europeo y qué poder de facto pueden llegar a alcanzar las fuerzas populistas y de extrema derecha. También nos queda por ver si finalmente se materializará una alianza entre conservadores, socialdemócratas y liberales que permita un gobierno posible para la Unión Europea y si Ursula von der Leyen continuará como presidenta de la Comisión Europea y cómo será el reparto de los distintos comisarios.

Tenemos también un elemento que merece especial consideración: la nueva composición del Parlamento Europeo va a coincidir con la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea que ejercerá Hungría, con la presencia de Viktor Orbán, primer ministro de Hungría.

Pero más allá de estas cuestiones, los interrogantes surgen en torno a cómo impactará la notable presencia de los partidos populistas y de extrema derecha en la composición del Parlamento Europeo y el impacto que van a tener en la política europea. Porque de lo que sí estoy seguro es que, aunque aún es pronto para asegurarlo, terminarán por influir en la agenda legislativa y en las decisiones políticas que puedan tomarse en los próximos cinco años.

Si ya la polarización política es una realidad, la mayor presencia de estas formaciones políticas conllevará un aumento aún mayor, ya que, como veremos más adelante, constituye una pieza clave para consolidar su crecimiento. Y qué mejor escaparate que las instituciones europeas. Tienen una notable presencia y lo harán saber.

Además, esta polarización política prácticamente ya ha sido asumida por los partidos tradicionales en sus discursos. Una corriente que, si estos partidos tradicionales la adoptan, bien podría llevarlos a radicalizar sus posturas políticas, lo que generaría un mayor desapego de los ciudadanos con la política, aumentaría la abstención y contribuiría a crear las condiciones en las que, precisamente, las formaciones populistas y de extrema derecha tienen las condiciones óptimas para seguir creciendo.

Y lo más importante, con toda seguridad condicionarán cierto cambio en las prioridades de la política europea, con un enfoque dirigido hacia asuntos relacionados con la identidad nacional en detrimento del impulso de una mayor integración europea. Habrá tensiones en materia de inmigración, recorte o ralentización de ciertos avances en derechos sociales, cambios significativos en materia de seguridad, así como en política exterior y alianzas con terceros países o la incorporación de nuevos miembros de la Unión Europea.

En definitiva, el nuevo escenario político europeo presenta un panorama incierto y lleno de desafíos. La notable presencia de partidos populistas y de extrema derecha en el Parlamento Europeo obligará a un replanteamiento de las estrategias y prioridades de la Unión Europea. Queda por ver cómo se articularán las fuerzas políticas y qué tipo de alianzas se formarán para hacer frente a los retos que se avecinan.

Es importante destacar que este análisis se basa en una observación inicial de los resultados electorales y que, con el paso del tiempo y la toma de decisiones políticas concretas, la situación podría evolucionar de manera diferente. No obstante, lo que sí parece claro es que la irrupción de estas fuerzas políticas en el escenario europeo marca un antes y un después, y que su impacto en la política europea será significativo en los próximos años.

Las urnas han hablado.

Sin duda alguna, las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 han sido un reflejo de importantes cambios en la política europea, caracterizados por una menor participación ciudadana y un notable ascenso de partidos populistas y de extrema derecha. Este fenómeno puede atribuirse a diversos factores, entre ellos el descontento económico y social, la crisis migratoria, el escepticismo hacia las políticas de la Unión Europea, la reacción en contra de las políticas ambientales y la fragmentación de los partidos tradicionales. Estos partidos han sabido capitalizar el descontento ciudadano, utilizando la polarización extrema, las redes sociales y la inteligencia artificial para movilizar a los votantes, especialmente a los jóvenes.

Bien, esta ha sido mi primera reflexión. Quiero agradecerles su interés y los invito a una próxima entrega en un próximo artículo.

Fotos: Imágenes generadas con IA.

UNA DETONACIÓN CONTROLADA

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Estos días me preguntaba si, con todo el tema de la tesis de doctorado del presidente del Gobierno de España, el Máster del líder de la oposición, Pedro Casado, o las dudas sobre los estudios del presidente de la tercera fuerza política, Albert Rivera, no ha sido más que una detonación controlada, una estrategia de comunicación política minuciosamente elaborada y ejecutada para fortalecer la figura de Pedro Sánchez y, de paso, debilitar a sus principales contrincantes políticos.

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Al reflexionar sobre este asunto, más allá de parecer un auténtico disparate, lo cierto es que me he dado cuenta que existen ciertos elementos que pueden dar algún tipo de verosimilitud a esta teoría. Por eso quiero adentrarme en esos elementos que igual nos pueden permitir ver un poco más allá de los acontecimientos y entender lo que ha ocurrido con esta gran crisis en los primeros cien días de gobierno del presidente Pedro Sánchez.

De ser cierta mi teoría de que estamos ante una crisis autogenerada para intentar sacar algún tipo de rédito político, vemos que, en esta detonación controlada,  intervienen varios elementos que, gestionados inteligentemente, han contribuido a generar esta supuesta crisis sobre el trabajo de doctorado del presidente del gobierno.

Eso sí, se trata de una amalgama de elementos bien estructurados que, por sí solos, no suponen nada pero que, bien combinados, pueden causar el efecto que, aparentemente están generando y que requieren de un exquisito manejo de los tiempos.

Hablamos de una estrategia que, bien trabajada puede que termine por conseguir afianzar y potenciar la imagen de Pedro Sánchez, la de un presidente que sabe que tiene poco margen de maniobra y que es consciente que, en los próximos meses, van a ocurrir muchas cosas que pueden jugar en su contra. La idea sería, hacer uso de esta crisis para impulsar en su carrera y terminar por afianzarse en el poder y desmarcarse claramente de sus potenciales contrincantes políticos, e incluso, de esos enemigos que están acechándole.

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No hay que olvidar que, justo en estos momentos, se está elaborando la famosa encuesta de CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) cuyos resultados, más allá del nivel de cocción del que pueden ser objeto en la famosa cocina del CIS, los veremos con la llegada de un otoño que, en lo político, se aventura un otoño bastante caliente.

Está claro que, más que al Partido Socialista, es al propio  Pedro Sánchez  al que más le interesa que los datos del próximo CIS sean positivos, que vengan a  confirmar los buenos resultados del anterior resultado y poder “vender” que a lo que estamos asistiendo no es a un hecho puntual, como se llegó  a interpretar respecto a los datos el CIS anterior: ahora no es una cuestión coyuntural, sino que estamos ante una verdadera tendencia de cambio de signo del electorado.

Y para que haya un buen resultado, es importante que el nuevo inquilino de La Moncloa, esté bien presente en el inconsciente de los posibles encuestados, de tal forma que, para conseguir esto, necesita con urgencia mayor notoriedad pública;  una notoriedad que sabe que, por cuestiones de logística y tiempo, no puede alcanzar con la actividad parlamentaria o con el limitado margen de maniobra en la gestión de sus ministros. De hecho, compartir unos días con Ángela Merkel,  una gira mediática más que política por Latinoamérica o querer pasar a la historia por el presidente que sacó a Franco del Valle de los Caídos, sabe que no da para tanto.

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De hecho, en términos del corto plazo, en el que necesariamente ha de impulsar su notoriedad pública y con ello poder alcanzar una sentimiento favorable en los encuestados del CIS, sabe que  el tema catalán poco le  va  a ayudar ya que, es una cuestión que ha de cocinar a fuego lento ya que, muy probablemente, dependiendo de cómo ocurran las cosas, sus réditos en términos de imagen, realmente los puede tener a partir del mes de octubre de ese año, con lo que, este asunto catalán, sólo podría usarlo en términos de notoriedad pública, en el siguiente  CIS, el conoceremos  a principio del próximo año, justo antes de determinar si adelanta o no las elecciones generales, pero no ahora.

Por eso, si esta crisis controlada juega a favor de Pedro Sánchez, podrá generar una percepción favorable hacia su figura entre las personas que están siendo encuestadas por el CIS y, de este modo, le será más fácil alcanzar un buen resultado para que, una vez se hagan públicos, poder explotarlos a su favor.

No sé si este factor del CIS ha sido el verdadero motor que ha generado esta crisis controlada pero, no hay que olvidar otro elemento en esta ecuación, la reciente  dimisión de la ex ministra Carmen Montón de la que, a fecha de hoy, ni ella misma se acuerda de que un día fue ministra y que tuvo que dimitir.Txt6.jpg

Estoy convencido que, el conocimiento que se tenía sobre este asunto de la ministra Montón, fue otro elemento que sumó a la hora de decidir generar lo que se he generado con el tema de la tesis del doctorado del presidente. Es más, quizás, me arriesgo a creer que, también el  tema de la cancelación del contrato de armas a Arabia Saudí y la que se generó con los Astilleros de Cádiz que luego  quedó en nada, también formó parte de esta estrategia, en una la primera fase de esta tormenta perfecta y antes de la dimisión de una de sus ministras.

En este sentido, me atrevo a aventurar que, Pedro Sánchez se ha rodeado de un equipo al más puro estilo gladiador. Muy probablemente, sus ministros y ma´s intimos colaboradores son los primeros que saben que, un buen gladiador, si es necesario, ha de sacrificarse por su líder si éste se lo pide o las circunstancias les coloca en tal tesitura. Por eso, no descarto que asistamos a nuevas dimisiones si son necesarias, algo que la sociedad española terminara de ver como normal. Con el tiempo, esta  circunstancia de las dimisiones exprés, no será un elemento que pueda llegar a restar en una supuesta intención de voto, dato a tener en cuenta de cara a las encuestas electorales varias que van a realizarse en los próximos meses pero, sobre todo, entre los encuestados del CIS.

Junto a estas dos cuestiones hay otras circunstancias que enumero a continuación que, muy probablemente, Pedro Sánchez  y su equipo de comunicación y de estrategia política, tienen que haber tenido en cuenta para finalmente, tomar la decisión de ejecutar esta detonación controlada entorno a la figura del presidente.

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Esas otras circunstancias que pueden haber influido en la gestación de esta crisis controlada entorno a la figura del presidente, están relacionadas con la actual situación en la que se encuentran los principales actores políticos en la España de hoy,  son las siguientes:

  • En clave interna, tenemos que, aunque intentan mantener las apariencias, Pedro Sánchez y Susana Díaz, siguen siendo «enemigos íntimos». Una situación que Sánchez ha de neutralizar antes de convocar unas elecciones. Me explico, una vez que Sánchez colocó «a dedo», en una inteligente operación, a ciertos elementos de su partido, con un buen sueldo y coche oficial, en puestos de la administración lo suficientemente atractivos como para no trabajar en su contar dentro del partido, tenía que hacer algo con presidenta andaluza, quien en un futuro podría volver a ponerle las cosas complicadas. El caso es que, “casualmente”, justo después de que conociéramos los datos del último CIS, el equipo de Pedro Sánchez dejó entrever, utilizando como «excusa» la presentación, debate y aprobación o no de los próximos presupuestos que, si era necesario, cabía la posibilidad de un adelanto de las elecciones generales. Un adelanto que podría tener lugar en el mes de marzo del próximo año, coincidiendo con las elecciones andaluzas. Una afirmación que creo que se hizo deliberadamente para hacer reaccionar a Susana Díaz, dando lugar a lo que ocurrió días más tarde, la ruptura de Ciudadanos en Andalucía y la posibilidad de convocar anticipadamente las elecciones andaluzas, como muy tarde, en el mes de diciembre de este año, una decisión que si recuerdan, pasó casi sin pena ni gloria y de la que ya hoy, casi nadie se acuerda. De esta forma, va a tener a Susana Díaz centrada en estas elecciones y así Sánchez podría trabajar con cierta tranquilidad, la hoja de ruta que ha diseñado, con un mayor margen de libertad en el entorno de su formación política. De alguna manera, con esta jugada, ya estarían «colocados» todos sus posibles adversarios internos. Es decir, si no pasa nada extraño, Pedro Sánchez tendrá ocupada a su rival, Susana Díaz, a la que la pasada semana el dio un pequeño susto con el tema de la venta de armas a Arabia Saudí y el efecto que esto tuvo en el bahía de Cádiz, en los astilleros de Navantia, un mensaje que no dejó de ser un pequeño “anuncio a navegantes” al Partido Socialista Andaluz y a su presidenta.
  • Pedro Sánchez tiene en frente a un Partido Popular que, hoy por hoy, por mucho que quieran ocultarlo, sigue igual de debilitado que lo estaba antes de la pasada moción de censura. Con Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría alejados de los resortes del poder, con una nueva dirección, encabezada por Pablo Casado, Sánchez tiene claro que es necesario evitar que se puedan rearmar a corto plazo. Por eso, de alguna forma, hay que “ayudar” a que la actual directiva popular se desgaste lo antes posible para que en las elecciones municipales y autonómicas obtenga un fracaso lo suficientemente notorio como para que tengan que enfrentarse a unas elecciones generales con una debilidad que termine por darle unos resultados que le van a impedir tener la capacidad de conformar un futuro gobierno. Se trata generar, bien sea con el caso del Máster de Pablo Casado o con los casos judiciales por corrupción, con los datos cada vez menos favorables en las encuestas o la guerra soterrada que se vive en los círculos de poder del propio Partido Popular, generar las tensiones necesaria como para que, como ocurrió él tiempos de Hernández Mancha y José María Aznar, esta formación política se vea inmersa en una nueva refundación del partido en la que, probablemente, regresarían figuras de la vieja guardia a controlar nuevamente el partido, cosa que debilitaría a esta formación en términos electorales a corto plazo. Es más, Sánchez sabe que, la debilidad del Partido Popular empieza a estar en donde nunca había estado, en la forma en la que gestionaban a mano de hierro sus direcciones provinciales. A fecha de hoy, aunque muchos de sus dirigentes apoyaron a Soraya Sáenz y ahora se han alineado con Pablo Casado, los afiliados de base, siguen divididos, circunstancia esta que también juega en contra de las posibilidades electorales de este partido, a lo que se suma otra circunstancia que ya hemos mencionado, y es que, en los próximos meses, se volverá a hablar en los tribunales de los casos de corrupción que afectan a este partido y veremos en los medios de comunicación a relevantes figuras políticas de esta formación política, que lo fueron o los son actualmente, con la percepción de imagen negativa que ésta continua exposición pública, puede generar en un circo mediático cada vez más depredador. Y en el caso del famoso Máster de Pablo Casado, aunque sea investigado en el Tribunal Supremo y éste no dimita de su cargo de presidente del partido, sí que le va a jugar en su contra, no sólo por la propia percepción de imagen pública de Pablo Casado, sino que será una auténtica rémora para este nuevo Partido Popular y será un lastre que le impedirá conseguir un muy buen resultado en las próximas citas electorales. Este será un tema recurrente que desplegará una espesa cortina de humo en sus propuestas y mensajes electorales. Circunstancia está especialmente sensible para el electorado de centro que es el que, desde siempre, ha permitido al Partido Popular, alcanzar mayorías, pero también para su electorado tradicional y de mayor edad que, como ha ocurrido en otras ocasiones, es probable que, cuando llegue el momento de dar su voto, preferirá quedarse en casa que votar a otro partido político. Pedro Sánchez sabe que, al  nuevo y joven líder del Partido Popular, una vez sea investigado, vez va a estar cada vez más cuestionado en los medios de comunicación y especialmente expuesto  en los programas de televisión que, muchos de sus votantes, muchos de ellos jubilados, asistirán a un desalentador espectáculo  diario que podrán ver cada día en el salón de su casa, escuchando la radio convencional o cuando lean la prensa escrita.
  • Sánchez es consciente que a Ciudadanos le sigue costado recuperarse del resultado de la moción de censura que le llevo al poder. Y especialmente, su líder, Albert Rivera, no ha asimilado el error estratégico que cometieron de no haber sido ellos los que la presentarán esa moción antes de que lo hiciera el Partido Socialista, confiando que el tiempo y las circunstancias terminaría por hacer que, el entonces presidente, Mariano Rajoy, convocara elecciones anticipadas o, en el per de los casos volviera a aplicará nuevamente el Artículo 155 de la Constitución en Cataluña, lo que suponía una nuevas elecciones en esta Comunidad Autónoma. De haberlo hecho, prosperará o no su moción de censura, muy probablemente, a fecha de hoy, Pedro Sánchez no sería presidente y el escenario político-electoral hubiera sido bien distinto. Además, en estos momentos, las encuestas no le son favorables, sobre tras los datos del último CIS. Además, siguen a la espera de una convocatoria de elecciones en Cataluña que parece que nunca llega y que es lo único que, a fecha de hoy, puede volver a darles la notoriedad que tuvieron hace un año, especialmente a nivel nacional. También, esta crisis controlada ha ayudado a sacar a la luz el tema de los estudios y currículo publicado de Albert Rivera y si, con los estatutos de su partido en la mano, esto puede tener consecuencias, no sólo internas, sino en la percepción social, no tanto pensando en el momento de concurrir en una elecciones, sino en lo que esto pueda influir en la próxima encuesta del CIS y si le hace restar en la intención de voto. De igual forma, esta formación política, tienen ahora un nuevo elemento con el que no contaba, en vez de ser Soraya Sáenz de Santamaría, la nueva líder del Partido Popular, lo es Pablo Casado, un rostro más amable y muy similar al de Albert Rivera , que puede hacerles perder posibles votantes de centro llegados de esta formación política. El caso es que si hubieran tenido que competir electoralmente con Soraya Sáenz de Santamaría, sí que Ciudadanos tendría más elementos para poder diferenciarse de un Partido Popular mucho más continuista de la era Mariano Rajoy. Además, el equipo de Pedro Sánchez  sabe que, en esta formación política, más allá de la dirección nacional no cuentan con figuras relevante, a nivel autonómico y provincial, lo que les hace depender casi exclusivamente del tirón que tenga la marca y su líder y, aunque esto puede ser una ventaja, si alguna de ellas se debilita, puede jugar en su contra. Por tanto, para aumentar la debilidad de este flanco, basta con hacer daño a la marca o a su líder, porque eso hará debilitar el resto de la estructura de este partido.
  • Respecto a Podemos, la situación no pude ser mejor. Probablemente, Pedro Sánchez piensa que, esta formación política se encuentra en un punto en el que es consciente que ha alcanzado su techo de cristal electoral y que, ahora, su empeño se encuentra centrado en intentar consolidar su posición en la izquierda del Partido Socialista que, en la práctica, pasa por terminar de ocupar el espacio de Izquierda Unida. También sabe que su trabajo consiste en lograr mantener la fidelidad a sus votantes y evitar fugas que, en cualquier caso, si estas se produce, terminarán por  regresar al lugar del que en su día salieron, que es el PSOE, algo que tampoco está tan mal pero eso sí, en su justa medida y siempre que, estas fugas no impidan a su líder, Pablo Iglesias seguir contado con capacidad de influencia en el nuevo gobierno y llegado el momento, poder establecer posibles pactos de gobierno municipales y autonómicos de izquierda tras las elecciones locales y autonómicas del próximo año, al igual que la posibilidad de poder entrar a formar parte, esta vez, de manera efectiva, en un futuro gobierno liderado por Pedro Sánchez. Por tanto, el punto al que se ha llegado es que, aunque no lo manifiesten públicamente en demasía, en estos momentos es clave un buen entendimiento entre Podemos y el Partido Socialista ya que, si le va bien a uno, le va bien al otro.
  • En cuanto a las fuerza nacionalistas, salvo alguna excepción, seguirán prefiriendo alinearse como hasta ahora con Pedro Sánchez, en vez de hacerlo con el Partido Popular y Ciudadanos. Eso sí, tras las próximas elecciones generales, es a Pedro Sánchez al que le toca conformar gobierno, estas formaciones políticas van a ser mucho más exigentes con futuros acuerdos de investidura, si es que estos apoyos son necesarios, pero eso pasará más adelante no ahora.

Por último, Pedro Sánchez es consciente que, desde un punto de vista legislativo, poco puede hacer, salvo impulsar gestos que tengan un gran impacto mediático y que, en cierta medida, permitan reforzar a su gobierno y su figura. Gestos de calado como ha podido ser su propuesta de eliminar los aforamientos a los políticos y medidas de carácter social, de gran impacto entre los votantes tradicionales de izquierda y, en especial, de centro progresistas.

Sabe que cuenta con poco margen de maniobra en los próximos presupuestos, desde la Unión Europea y, especialmente, desde el Banco Central Europeo, quienes ya le han dado las indicaciones necesarias y el camino a seguir en los próximos meses. Ahora solo ha de intentar sortear sus primeros presupuestos y hacer frente a las acciones de boicot que le está preparando el Partido Popular y Ciudadanos, quienes van a desplegar toda su artillería para intentar bloquearlos y debilitar la imagen del gobierno en unos medios de comunicación necesitados de incrementar en número de audiencia, de lectores o seguidores en rede sociales. Además, al actual gobierno, ya le han advertido de la crisis económica que está por venir. Una crisis que, de producirse, va a obligar a convocar elecciones generales antes de que se empiecen a notarse los primeros síntomas. Por eso, Pedro Sánchez, necesita debilitar a los posibles enemigos antes de que esta nueva tormenta económica toque tierra y, aunque le queda margen de maniobra, hay que actuar desde ya.

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Pues bien, si introducimos todos estos elementos en una coctelera, los removemos  lo suficiente y utilizamos hábilmente las técnicas de generación de las llamadas `Fake News´ o de la `Post Verdad´, podemos detonar una tormenta perfecta, una crisis controlada, que, gestionándola con inteligencia,  puede jugar a favor de Pedro Sánchez. Probablemente estaré equivocado pero, creo que es lo que, desde hace semanas, se ha venido trabajando en el equipo de estrategia del entorno del presidente y que ha terminado por detonar el  caso de su tesis de doctorado.

Eso sí, de ser cierta mi teoría, estaríamos ante una jugada extremadamente arriesgada y compleja, es como jugar con fuego pero, si lo hace bien, puede que le sea muy favorable. En cambio, si descuida el más mínimo elemento de este complejo entramado, puede que termine por volverse en su contra.

Sé que, todo este análisis puede parecer más una simple eespeculación, más próxima  a lo  que podríamos entender como “política ficción”, o a cualquier trasnochada teoría de la conspiración e incluso un argumento para construir una la trama de una película o serie de televisión pero, ahí lo dejo.

Veremos si, con el transcurrir del tiempo, las piezas de este puzle empiezan a encajar y se confirma mi teoría sobre la tesis doctoral de un presidente como excusa para propiciar una crisis política controlada pensada para fortalecer su figura y debilitar la credibilidad de sus enemigos y de ciertos medos de comunicación. No hay que olvidar que Pedro Sánchez, como nos ha demostrado, es una persona que tiene poco que perder y mucho que ganar, conoce en primera persona cuál es el sabor amargo de la traición y eso, es un factor que sus enemigos políticos nunca ha de perder de vista.

 

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PARTIDO CONTRA PARTIDO

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Alguien dijo alguna vez una frase que se me ha quedado grabada y que, hoy más que nunca sigue creo que sigue vigente más que nunca: «unas elecciones se ganan siempre con partido, nunca contra el partido». Afirmación esta que, a tenor de los acontecimientos en el seno de diferentes formaciones políticas en diversos países de nuestro entorno, me ha empujado a reflexionar sobre ello.

Estarán de acuerdo con migo en que se trata de una evidencia muy simple y justo por eso, su simplicidad, parece que, a quienes están al frente de alguna de estas formaciones políticas, se les olvida.

Da igual el tamaño que tenga una formación política o la capacidad de «seducción» que pueda tener ante su electorado, pero no sólo s eles olvida eta premisa sino que esto ocurre justo en el momento más crítico, cuando se aproxima el momento de afrontar unas elecciones.

Es tan evidente y de sentido común que para afrontar unas elecciones con ciertas garantías de éxito se ha de hacer sin fisuras, con una estructura orgánica y funcional sólida y con capacidad de “ilusionar” a un electorado cada vez más escéptico, sino que parece que en muchos partidos políticos, cuidar estos aspectos, no es algo que els preocupe en demasía.

TxtVotaMeP1No se trata de ser conservador, progresista, liberal, de derechas, de centro o de izquierdas; electorado quiere «seguridad», demanda «solvencia» en quienes van a depositar la confianza de su voto.

Es así de simple, las divisiones internas no son una buena carta de presentación y menos cundo se quiere gobernar. Es por ello que, a esta situación que parece generalizarse entre buena parte de los partidos políticos, podemos aplicar aquella célebre frase de «la mujer del César, no sólo tiene que serlo sino, parecerlo».

Las organizaciones políticas son organismos vivos, integradas por gentes de procedencias distintas, sensibilidades diversas, personalidades diferentes pero que, se supone que aúnan sus esfuerzos por algo que está más allá de un conjunto de individualidades, por un proyecto común, por una idea, por un objetivo. Es así de simple pero así de complicado.

Es un error de manual presentarse ante los ciudadanos de esta manera e intentar que éstos les confíen su voto, máxime cuando se pretender ser una opción de gobierno y la organización que pretende ser un actor principal del devenir del país en los próximos años, «hace aguas».

Tanto, quienes están al frente de los partidos políticos, como sus militantes de base, han de reflexionar seriamente sobre esta cuestión. Unas elecciones sólo se pueden ganar con el partido pero nunca contra el partido o con un partido dividido.

TxtVotaMeP2Les confieso que lo que me cuesta entender que estas cosas pasen en organizaciones que pretenden contar con una opción de gobierno, especialmente en formaciones políticas consolidadas y con años a sus espaldas.

Quizás sea que existe una preocupante carencia de liderazgo o, tal vez, que siguen pesando más los intereses individuales que el interés común. Pero bien sea en un caso u otro (o la suma de ambos), lo que parece estar claro es que parece que se han olvidado el fin último y más importante de su razón de ser: un instrumento que, con su trabajo, sea capaz de mejorar la calidad de vida a los ciudadanos que son los que, gobiernen o no, son a los que ha de servir. Es esta y sólo esta su verdadera razón de ser.

No se trata de dirimir las batallas internas dentro de casa y presentarse ante el electorado como si no pasara nada, sino que hay que ser de coherentes y consecuentes con sus palabas y sus actos. No se pueden permitir el lujo de presentarse ante quienes les han de elegir mostrándose débiles, divididos y poco cohesionados porque, si se afrontan una selecciones de esta manera, no nos han de extrañar fenómenos como la abstención, la polaridad, transferencias casi incomprensibles de voto, la desafección del electorado y todo tipo de comportamientos que el ciudadano va a tener como respuesta a situaciones como estas.

Creo que todos recordamos que, desde pequeños, nos decían aquello de, «la unidad hace la fuerza», algo que, de mayores, parece que hemos desaprendido.

En fin, no creo que esta reflexión aporte demasiado y quizás, sea un asunto de poca trascendencia pero, sobre todo, quienes se dedican a esto de la política nos hemos de preguntar porque siguen pasando cosa como estas y si no hay forma de evitar la triste imagen que muchas formaciones políticas están dando a la ciudadanía justo antes de pedirle su voto. Por eso me sigo preguntando que, ¿sí se trata de algo tan evidente, por qué a pocos días de unas elecciones pasan estas cosas?… ¿alguien lo entiende?

ACUERDOS, ACUERDOS, ACUERDOS

Acuerdo

Hace tiempo que no dedico unos instantes a compartir con ustedes alguna de mis reflexiones en mi blog. Aunque quiero retomarlo, lo cierto es que, por un motivo u otro, lo he ido postergando.

Hay veces que el entorno no nos ayuda a para unos instantes en el devenir diario de nuestra actividad y dedicar unos instantes a  reflexionar pausadamente sobre  aquello que está pasando. Este creo que es uno de esos casos. En el entorno social y político están pasando muchas cosas y lo cierto es que, a veces, los acontecimientos nos superan y nos queda poco tiempo para parar unos segundos y meditar pausadamente sobre todo lo que nos está pasando.

Entre esas cosas que nos está pasando quiero detenerme en la sensación que llegamos a experimentar hace apenas unos meses, especialmente en España, pero también en muchos otros países de nuestro entorno, de la llegada de “nuevos tiempos en política”, eso de lo que tanto se ha hablado del advenimiento de “una nueva forma de hacer política”. Y lo hago porque, pasado ya algún tiempo desde que esta idea se extendiera de forma mesiánica, parece como si todo aquello que se decía, todo aquello que se postulaba, hubiese quedado en algo más parecido a una previsión meteorológica no cumplida, que una esperanza ansiada por muchos.

No sé si es solo una sensación mía, pero hemos vivido unos meses como los días previos a la llegada de los regalos de navidad. En todos nosotros, de una forma u otra, se ha avivado ese nerviosismo por la sorpresa, por lo nuevo, por lo diferente y que, cuando llega ese día, al ver los regalos, comprobamos que «no era para tanto».

Creo que esa es justamente esa y no otra la sensación con la que muchos ciudadanos se han quedado con las promesas de cambio ya que, nos guste o no, la situación política que vivimos en la mayor parte de nuestros países, parece seguir rigiéndose por los mismos patrones de comportamiento de lo que hemos dado en llamar como “la vieja política”.

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Parece que todo cambia, muchos nos quieren vender esa sensación pero, lo cierto es que, al final, nada parece haber cambiado en nuestra “clase política”.

Siguen utilizándose los mismos discursos, resurgen fantasmas, miedos y todo tipo de mensajes y gestos que parecen haber sido rescatados del olvido mientras, el ciudadano, cada vez más, desde una posición más íntima y personal, sabe que ya nada es y será como antes, a pesar que ese “cambio” tarde el llegar.

Nuestra clase política ha de  ser capaz de entender que, más pronto que tarde, se va a  producir en cada uno de nosotros un cambio profundo que, sumando individualidades, será capaz de proyectarse al conjunto de la sociedad. Esa será la única manera en la que se va a producir ese cambio en nuestra exigencia por hacer una “nueva forma de hacer política” por parte de aquellos quienes cuenta con la responsabilidad de asegurarnos una mejor calidad de vida.

Ese cambio partirá de nosotros mismos y no del que se ha querido “vender” desde distintas instancias políticas que, en el fondo,  tras este mensaje de cambio, en verdad se esconde la idea de querer que todo cambie para que, al final, nada cambie.

De hecho, a lo largo de este año, hemos asistido a diferentes citas electorales y lo cierto es que, en todas ellas, da igual en el país en el que hayan tenido lugar, parece haber pasado justo eso, aparentemente han cambiado las cosas pero, en el fondo, nada ha cambiado. El ciudadano ha creído que esta vez sí que las cosas iban a cambiar de verdad pero, al final, todo sigue igual que antes o, quizás, se ha terminado por diseñar un entorno político y social mucho más complejo que el que teníamos meses atrás.

Mediante diversas técnicas de comunicación, mensajes, propaganda y todo tipo de herramientas de movilización del electorado, se han generado y se siguen generando unas expectativas que, pasadas las distintas citas electorales, nos hemos dado cuenta y probablemente nos daremos cuenta (para aquellas que están por llegar) que eran muy inferiores a los que todos esperábamos.

Al final, los viejos partidos siguen con las mismas disputas internas que han vivido años y meses atrás, intentando cada cual salvar su posición para lo que está por llegar. Los nuevos partidos tampoco se salvan del mismo mal ya que, al final, la condición humana es lo que es y en ellos también se reproducen, aunque no sean capaces de admitirlo públicamente, las mismas pautas de comportamiento de quienes conforman las viejas formaciones políticas de la que tanto quieren distanciarse pero, también ellos se encuentran atrapados en aquello que decía el cantante Julio Iglesias en una de sus canciones más populares: “la vida sigue igual”.

Los pactos y acuerdos en las distintas instituciones parecen que no terminan de arrancar. Es cierto que se buscan y se incentivan esos pactos pero una cosa ha sido la intensión de llevarlos a cabo y otra bien distinta es cómo se materializan esos acuerdos entre distintas formaciones políticas en cuestione mucho más tangibles.

Quizás es sólo una sensación subjetiva pero, pareciera que, más que empezar a buscar soluciones concretas a los problemas que más acucian a los ciudadanos, se está negociando y pactando por y para “organizar la casa por dentro”, para ver cómo distribuir pequeñas parcelas de poder que permitan subsistir a las distintas fuerzas políticas antes de tener que enfrentarse a una próxima cita electoral. Y es que, “la vida sigue igual”.

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Son muchas las cosas que están pasando en el mundo y en nuestro entorno más cercano  pero tengo la impresión que frente a ese discurso de querer cambiar las cosas, nuestra clase política parece que, más que querer asumir riesgos e implicarse más decididamente en la toma de decisiones de amplio calado social y político, prefieren esperar a que pase el tiempo y que, de alguna manera dejar que “decidan otros”. El problema es que ¿quiénes son esos “otros”?

De alguna manera, parece como si se prefiriera esperar a que escampe el temporal en vez de actuar y tomar decisiones que, lo más preocupante es que no pueden demorarse por mucho más tiempo. Los ciudadanos no podemos esperar. Van a pasar y están pasando muchas cosas, en todos los ámbitos, en muchos de nuestros países y quienes han resultados elegidos para gestionar nuestras sociedades, no pueden ni deben de esperar  a que de una forma u otra, las cosas terminen arreglándose por queso, nos guste o no, nunca va a pasar.

Es justo esa sensación la que, como ciudadano y como un profesional que se dedica a asesorar a políticos, me hace reaccionar y no permanecer ajeno a esta sensación.

Una sensación que quizás puede estar equivocada pero que, en cualquier caso, no deja de ser sólo eso, una mera percepción de una realidad ante la que no podemos ni debemos quedar impasibles.

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El diagnóstico es complejo, las soluciones no van a ser fáciles y muy probablemente, el coste de tomar decisiones puede ser muy elevado, pero hay que actuar. Nuestros representantes electos, quienes nos gobiernan, han de actuar

No sé quien lo dijo pero, en los momentos en los que nos encontramos, más que nunca hemos de aplicar aquella vieja idea vieja de que, «la política no es más que el arte de llegar a acuerdos para con el interés general, por encima incluso de los propios intereses partidarios».

Es precisamente eso lo que, de una forma u otra demandan los ciudadanos. En su fuero interno saben que ya es hora que sus representantes públicos dejen momentáneamente de lado los intereses partidarios y se sienten a hablar, a negociar, a intentar llegar a acuerdos para superar todos los retos a los que nos enfrentamos y, con ello, hacer que las cosas cambien para mejor y dejar de seguir cometiendo los mismos errores de antaño. Es eso lo que estoy convencido que muchos ciudadanos quieren pero pocos son capaces de exigir públicamente que sea eso lo que han de hacer.

Y es que, “la nueva política” no es más que eso, “negociar, negociar y seguir negociando”. Esforzarnos diariamente en poder alcanzar acuerdos en todo aquello que pueda contribuir a que el conjunto de los ciudadanos pueda contar con una calidad de vida un poco mejor, posibilitando que este diálogo sea capaz de mejorar nuestro presente asegurándonos un futuro mucho mejor. Así de fácil y así de difícil porque también la política no es más que eso, “el arte de hacer fácil lo difícil”.

Estamos justo en ese punto de inflexión en el que ahora, más que nunca, los ciudadanos han de ser sumamente críticos, no dar nada por supuesto y  extremadamente exigentes con sus representantes públicos. Pero también lo hemos de ser para con nosotros mismos para, entre todos, lograr cambiar el rumbo de la historia. Una historia que no podemos dejar que la escriban por nosotros, sino que hemos de ser todos y cada uno nosotros los que tenemos que escribir cada párrafo de una historia que estudiarán generaciones futuras.

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Quiero terminar mi reflexión con una estrofa de la canción con la que en el año 1968 Julio Iglesias ganó el Festival de la Canción de Benidorm (España):

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A veces se nos olvida pero, en esta vida si hay algo cierto es que todos nosotros estamos de paso y, como en la vida, en la política también se está de paso. Por eso, nos guste o no, “las obras quedan y las gentes se van”.

En esto básicamente consiste la política, en que los políticos tengan siempre presente que “están de paso”, que solo sus obras son las que han de perdurar en el tiempo y ser recordados por ellas. No hay más pero, un concepto tan simple y tan sencillo, parece querer olvidarse.

Si realmente somos conscientes de ello, deberíamos trabajar más allá de nuestras propias limitaciones ideológicas o partidarias. Se han de superar las limitaciones que nos impiden sentarnos a hablar. No hay más, esa es la “nueva política”.

Por eso, un político nunca ha de olvidar que “siempre hay algo o alguien por quien vivir y por quién luchar”. Ahora sólo hace falta “ponerse manos a la obra”.

CLASE POLÍTICA EN ESPAÑA SIN RUMBO… ¿O NO?

SinRumbo

Hace tiempo que no escribo ningún artículo de reflexión en mi blog. Probablemente sea porque me encuentro inmerso en el que es mi primer trabajo como consultor político, en pleno desarrollo de la primera campaña electoral a la que me enfrento como profesional independiente, asesorando a una formación política que con curre a las elecciones locales y autonómicas que se celebran en España el próximo 24 de mayo de 2015.

En la medida que no es lo mismo ver el toro desde la barrera que bajar al ruedo y experimentar lo que, en el campo de la batalla electoral, es lo que hace que todas mis energías estén concentradas en conseguir el mejor resultado posible para mi cliente o, cuando menos, que cometa la menor cantidad de errores posible.

Y como ahora toca centrarse en aquél lugar donde la teoría ha de pasar a ser práctica, y donde el mínimo fallo puede llegar a dar un traspié que dé al traste con todo el trabajo que hemos realizado, quizás sea por eso que, al estar todos mis esfuerzos concentrados en esta batalla, no haya tenido tiempo para hacer un alto en el camino y reflexionar sobe aquellas cosas que afectan al entorno de nuestra profesión o a todo lo relacionado con el mundo de la política en general.

TxtSR1Con todo ello, lo que sí puedo decirles es que, no sé porque extraño motivo, hoy sí que he decidido compartir con ustedes una percepción que llevo observando desde hace algún tiempo el ámbito de la política en mi país, España. Percepción que no sé si trasciende de un ámbito meramente local u otro más amplio.

Vivimos un momento un tanto convulso, un tiempo en el que parece que aspiramos a un cambio radical en las cosas, en nuestra vida y en la política pero, de alguna manera, nos encontramos como paralizados. Es como si deseáramos cambiar pero no sabemos bien como dar ese paso. Un paso al que hemos de dar solos porque, de una forma u otra, sabemos que nadie nos va a llevar de la mano en ese tránsito que sí o sí sabemos que hemos de dar.

No sabemos si es lo mejor que podemos hacer, desconocemos lo que podemos encontrar pero internamente, en como si un ciclo vitar estuviera terminando y quisiéramos dar ese paso que nos va a permitir abrir el telón a nuevas oportunidades, a nuevas sensaciones a una nueva forma de enfrentarnos a la vida y al entorno que nos rodea.

Desde la posición que ocupo, desde el campo de la dura confrontación política y electoral, he notado que ese proceso de aspiración al cambio que vimos en un ámbito más personal e íntimo, se estuviera dando en las organizaciones políticas que configuran el panorama político en España.
No sé si también ocurre en otros países pero, en mi país, se evidencia hay una especie de falta de rumbo, no se sabe hacia dónde ir, no se sabe qué hacer, tan siquiera, se atreven a improvisar. Es como si estas organizaciones se encontraran paralizadas, a la espera de recibir instrucciones de no se sabe quién y no se sabe cuándo.

Mientras tanto, sus miembros empiezan a tomar decisiones a título individual o conformando pequeños grupos mientras pasas ese tránsito de cambio que supone encontrarse en el andén de espera al que han llegado tras muchos años de hacer lo que mejor sabían hacer, que no pasara nada. Pero ahora, las circunstancia y buen parte del resultado de sus acciones pasadas, las han colocado en una especie de limbo, esperando no se sabe qué y a no se sabe a quién.

En España nos encontramos con una clase política y unas organizaciones políticas más o menos tradicionales que ha comparado un billete de avión pero, una vez pasado el control de seguridad, se encuentra esperando en el aeropuerto a que salga un avión que sufre un retraso tras otro. Y los que no se encuentran en esta situación están pensando comprar o ya han comprado sendos pasajes para dos vuelos que tienen fecha, pero no saben si llegaran a tomar o no.

TxtSR2Es más, aunque han comprado sus billetes (uno es para las próximas elecciones locales y autonómicas y el otro es para las elecciones generales), lo cierto es que, muchos de ellos, lo han hecho demasiada anticipación y de forma precipitada, como si quisieran aprovechar una interesante oferta en el coste del billete. Han abonado ambos billetes, pero se han dado cuenta que la compra la han hecho en una compañía de bajo coste y cualquier cambio o modificación en el billete supone un sobre coste.

El caso es que, a pocos meses de las elecciones (de tomar el vuelo) saben que han de seleccionar asiento y pagar por ello, facturar más de una maleta y pagar por ello, modificar el billete y pagar por ello.

Pero, lo más inquietante es que, todavía no saben si han de comparar más billetes, o deben de anular alguno de los trayectos de esos billetes que ya han comprado y pagado.

TxtSR3Da la sensación que las los políticos en mi país (España) y las formaciones políticas que aspiran a jugar un papel de actor principal, y no de reparto, en las próximas elecciones (bien sean locales o generales), empeñándose en hacernos ver que tienen todo controlado, que saben dónde van pero, en el fondo, la realidad es otra.

De nada que nos adentremos en el corazón de esas organizaciones políticas, especialmente las tradicionales, nos damos cuenta que existe una clara falta de rumbo, no tienen realmente claro que han de hacer y hacia dónde ir porque, ya no basta con querer ganar las elecciones con mayoría absoluta, sino saber qué plan existe para el día después.

Sus bases e incluso, hasta algunos de sus dirigentes pareciera que esperan recibir instrucciones, de nos e sabe quién y no se sabe cuándo. El caso es que bien no llegan o no se sabe a ciencia cierta quién ha de darlas, y lo que es peor aún, pareciera que no está claro que instrucción o instrucciones dar.

TxtSR4Pero como si de un virus se tratara, incluso las formaciones emergentes que aspiran a ser una alternativa y representan ese cambio que parece venir demandando la sociedad desde hace tiempo ya, han de defenderse para no contagiarse de este virus que parece afectar a las organizaciones políticas tradicionales. Y es que, hasta la fecha no se ha descubierto vacuna alguna que mitigue los efectos de esta situación de falta de rumbo que condicionan al mayor parte de las decisiones y acciones que quieren y desean tomar.

Nos encontramos con organizaciones que sabemos que, como un barco, sus integrantes saben que existe un puente de mando, un capitán y unos oficiales pero, en verdad no saben si están ahí, si están haciendo su trabajo, si están pilotando la nave a un destino bien definido y compartido por toda la organización.

TxtSR5Eso sí, hay mucho ruido mediático, ha mucha declaración, hay reacciones cada vez que surge un nuevo sondeo electoral pero, en el fondo, es como si cada uno fuera por su lado, como si nada pasara, mientras la sociedad “va por libre”, esperando a tomar una decisión pero, tampoco supieran a ciencia cierta cuál tomar.

Igual es una percepción muy subjetiva, pero denoto como si o hubiera, en la mayor parte de las organizaciones políticas en España una estrategia bien definida. Es como si hubiera una conjunción de muchas estrategias, como si de astros se tratara, muchos mensajes, mucho ruido y pocas alternativas que permitan al electorado tomar una posición clara acerca de lo que está pasando y, sobre todo, que les ayuden a decidir cuál es el cambio que quieren y desean hacer.

De una forma u otra, pareciera que quienes pretenden ser los actores principales de estas elecciones, están más centrados en librar sus propias batallas internas, que en ofrecer una alternativa de cambio real.

Falta esa necesaria dulce reconciliación de los políticos con los ciudadanos

Mientras tanto, el ciudadano sigue también esperando, quiera votar, quiere participar pero, a fecha de hoy, muchos ciudadanos, una gran mayoría, sigue sin tener clara cuál es la propuesta de las formaciones política a la que están dispuestos a dar su confianza.

Aunque cueste reconocerlo, falta ilusión y liderazgo. Falta esa necesaria dulce reconciliación de los políticos con los ciudadanos que hoy más que nunca se echa en falta.

Falta que los políticos y sus organizaciones políticas nos vuelvan a enamorar. Sí, esa es la palabra, enamorar.

TxtSR7Es justo aquí donde debieran de centrarse todos los esfuerzos. Trabajar para conseguir que los políticos vuelvan a enamorase del electorado y, a su vez, éste, del político.

Es así de simple, basta con una sonrisa, con una mirada honesta y transparente capaz de provocar ese necesario enamoramiento. Un romance que ha de ir más allá de un mero programa político, de una mera declaración de buenas intenciones o de una historia más o menos elaborada.

Somos humanos y las organizaciones políticas también los son. Éstas han de cambiar su mensaje, mirar de frente a los ciudadanos y hablarles de verdad y sin tapujos.

Por eso, las formaciones políticas han de cambiar su mensaje, es necesario que hablen al corazón, pero con honestidad y confianza.

No sé si ustedes perciben esta sensación o son meras apreciaciones mías. Si se fijan no hago mención a ningunaformación política en particular, y es que, ya sean más recientes o lleven más años entre nosotros, creo que tanto una como otras se encuentran en la misma situación. A la espera que el capitán del barco marque el rumbo a segur y dé la orden de zarpar.

Quizás esté equivocado y solo sean desvaríos de un mero espectador y actor de la política en España, pero llevo tiempo dándole vueltas a este asunto y, como si de una catarsis se tratara, he querido compartirlo con ustedes por si piensan igual que yo, o por el contrario, creen que la situación es otra bien distinta.
Esta es la pregunta, ¿en verdad hay un rumbo bien definido en la política de este país, España, en sus políticos y en las organizaciones políticas que aspiran a poder gobernarnos?

La respuesta, nos guste o no, la tendremos que dar cada uno de nosotros en las urnas. En ese momento de intimidad más absoluta que supone el introducir una papeleta en una urna y cambiar o no una situación que compartimos o que deseamos modificar. El resto, no son más que palabras y conjeturas. Ese es el momento donde todo es posible.