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CONSULTORÍA POLÍTICA: UNA DÉCADA DE PROFESIÓN.

Reflexiones sobre diez años de aprendizaje.

A diferencia de mis anteriores publicaciones, esta vez comparto una reflexión un poco más personal, que no es otra que la celebración de diez años en el ejercicio profesional de la consultoría política. Un artículo en el que, de algún modo, también deseo reafirmar mi compromiso con una profesión que, a pesar de sus desafíos, sigue contando con el potencial de poder generar un impacto positivo en nuestra sociedad.

El 20 de noviembre de 2014, en este mismo blog escribía un artículo que titulaba “MIS PRIMEROS 100 DÍAS”. Reconozco que desde entonces no lo he vuelto a releer y, coincidiendo con este décimo aniversario, lo he vuelto a hacer y, sin lugar a duda, es lo que me ha impulsado a publicar este nuevo artículo.

En aquel entonces, mostraba mi felicidad por emprender un nuevo proyecto profesional. Mostraba mi alegría por contar con un primer cliente, ese que, nunca se olvida y ala que le tienes un cariño especial. También hablaba de la “locura” de emprender una nueva aventura profesional.

Ahora, con la perspectiva que nos da el tiempo y la vida, en aquel momento no podía ni imaginar todo lo bueno, y lo malo, que me ha aportado esta profesión y que, sin lugar a duda, ha resultado ser todo un regalo que me ha dado el destino.

Es que me viene a la memoria el día que, después de varios años de actividad profesional en diversos sectores y niveles de responsabilidad, decidí dedicarme a la consultoría política. Fue como embarcarme en una aventura apasionante, llena de desafíos y oportunidades. Diez años después, puedo afirmar que esta decisión fue una de las mejores de mi vida.

A lo largo de esta década, he tenido la suerte de trabajar en proyectos diversos y desafiantes, tanto en España como en Latinoamérica. Cada experiencia ha sido una pieza fundamental en mi formación como consultor político. He aprendido que esta profesión no se limita a las campañas electorales, sino que abarca una amplia gama de actividades que buscan influir en la opinión pública y construir consensos.

Uno de los mayores aprendizajes ha sido la importancia de la búsqueda de una comunicación clara y honesta porque, en un mundo cada vez más polarizado, la capacidad de transmitir mensajes complejos de manera sencilla y persuasiva es más valiosa que nunca. Además, he comprendido que la consultoría política no es un fin en sí mismo, sino un medio para lograr un objetivo superior: construir sociedades más justas y equitativas.

Ahora que han pasado diez años, y aunque la vida nos recuerda la temporalidad de las cosas, parece que fue ayer cuando inicié esta aventura profesional, ese 1 de agosto del año 2014.

Más allá de un simple proyecto profesional, estos diez años, han supuesto un recorrido lleno de retos, satisfacciones y aprendizajes que, de algún modo, han moldeado toda una trayectoria vital.

Recuerdo con cierta nostalgia cómo, tras completar mi formación, emprendí este camino de manera independiente, guiado por la ilusión de contribuir a la vida política desde una perspectiva crítica y constructiva. Una ilusión que ahora, con el paso de tiempo y mirando hacia el futuro, se mantiene vivo aquel objetivo que me propuse de contribuir con esta profesión a un cambio positivo en la política.

Es por eso por lo que, no me arrepiento de aquel mes de octubre de 2013, cuando decidí cursar un máster en asesoramiento de imagen y consultoría política en la Universidad Camilo José Cela, en Madrid. Una decisión que lo cambió todo y que permitió que me adentrada en el apasionante mundo de la consultoría política.

Y lo he hecho como un profesional autónomo, sin mantener, hasta el momento, ningún tipo de afiliación o vinculación directa con ningún partido político, ejerciendo, desde entonces, mi actividad de forma independiente y con el mismo entusiasmo e ilusión del primer día.

A lo largo de estos años, he tenido la oportunidad de trabajar en diversos proyectos, tanto en España como en Latinoamérica, lo que me ha permitido ampliar mis conocimientos y establecer valiosas relaciones profesionales. Sin embargo, también he experimentado momentos de duda y reflexión, cuestionándome el papel de nuestra profesión en la polarización y la crispación que vivimos en la política actual.

A pesar de estas inquietudes, mi pasión por la comunicación política persiste. Creo firmemente que nuestra profesión puede ser una herramienta para fomentar el diálogo, promover la participación ciudadana y contribuir a una política más transparente y cercana a la gente.

Por ello, me propongo afrontar los próximos años de profesión, una nueva etapa, con una perspectiva renovada. Quiero seguir trabajando en el ámbito de la consultoría política, pero con un enfoque más analítico y divulgativo. Aspiro a colaborar en iniciativas que busquen cambiar el paradigma de la política, promoviendo un discurso más constructivo y respetuoso.

Sea como fuere, lo cierto es que, diez años después de dar mis primeros pasos en este campo, me siento agradecido por todo lo que he aprendido y por las personas que he conocido. Miro hacia el futuro con optimismo y con la ilusión de seguir contribuyendo a un mundo más justo y democrático.

Consultoría política: Superando obstáculos.

En este espacio para la reflexión sobre lo que han sido estos últimos diez años de profesión, puedo afirmar que la consultoría política ha sido una experiencia profundamente enriquecedora. He podido disfrutar de un viaje cargado de aprendizajes y desafíos, que me ha permitido conocer diferentes culturas y establecer relaciones duraderas.

Han sido unos años en los que he tenido la oportunidad y el privilegio de poder participar en una amplia gama de proyectos, desde pequeñas campañas electorales de ámbito local hasta grandes elecciones presidenciales, diseñar y ejecutar acciones de comunicación de gobierno o gestionar situaciones complejas de crisis reputacional, así como redactar discursos o producir contenido para redes sociales. He tenido la oportunidad de hacer todo aquello lo que esta profesión, la consultoría política, centra su cuerpo de conocimiento.   

En este tiempo he apoyado a políticos bien distintos, en España, México o en Guatemala, a enfrentar la realidad con datos y argumentos, aunque esto, en algunos casos, no ha sido bien recibido. Pese a ello, la satisfacción de ver cómo una estrategia bien ejecutada puede invertir el resultado de una elección o mejorar significativamente la imagen de un líder político es una recompensa invaluable.

Cada proyecto, cada desafío superado, ha supuesto una nueva oportunidad para crecer y aprender, es lo que, en verdad, aporta esta profesión.

Sin embargo, no niego que ha habido momentos de cansancio y frustración porque, lo que sí que he podido comprobar en primera persona, es que, esta profesión, exige una gran dedicación y flexibilidad. Desplazamientos constantes, horarios irregulares y la necesidad de priorizar los proyectos de los clientes han sido parte de mi día a día.

Al mismo tiempo, en estos diez años, he sido testigo del deterioro de la política, del auge de la desinformación y de la creciente polarización en nuestras sociedades. Esto ha generado un ambiente de trabajo cada vez más complejo y exigente que, confieso, es quizás lo que ha generado mis mayores momentos de desgaste y frustración profesional.  Asistir en primera persona a este deterioro de la política, a este ambiente de confrontación constante que erosiona nuestras democracias, es quizás lo que más me ha afectado.

En este contexto, he tenido que luchar por hacer valer mi trabajo y mi profesionalidad, lo cual, en ocasiones, ha resultado agotador, pero, a pesar de las dificultades, si algo he aprendido en todo este tiempo es que, la perseverancia y la honestidad son fundamentales en esta profesión.

Quizás por eso, he priorizado siempre el trabajo de mis clientes, dejando en segundo plano mi propia marca personal.  En mi caso, podría aplicarse el refrán ‘en casa del herrero, cuchillo de palo’, ya que he priorizado la gestión de la marca de mis clientes frente a la mía propria, que es lo que, por otra parte, siempre debe de procurar un buen consultor político. Aunque esto me ha restado visibilidad, me siento satisfecho de haber contribuido al éxito de mis clientes. Es de lo que más orgulloso me siento.

En estos diez años, he aprendido que la consultoría política, no es solo una profesión, es una vocación. La perseverancia y la honestidad son fundamentales en este campo, aunque, son valores que en nuestra sociedad parece no gozar de demasiada popularidad. Frene a las dificultades y las decepciones inevitables, la lucha por la verdad y la transparencia siempre me ha motivado.

A pesar de los desafíos a los que hemos de hacer frente, los vividos y los que están por venir, la consultoría política sigue siendo una profesión apasionante, que me ha brindado la oportunidad de conocer a personas increíbles, aprender sobre diferentes culturas y crecer, tanto a nivel profesional como personal.

Aunque todavía tengo mucho por aprender, estoy agradecido por esta década llena de experiencias y aprendizaje.

Consultoría política: Una profesión incomprendida.

La consultoría política es una profesión compleja y exigente, llena de desafíos y satisfacciones. Es una profesión en la que hemos de ser capaces de adaptarnos a situaciones cambiantes, a trabajar bajo presión y a tomar decisiones estratégicas en cuestión de segundos. En muchas ocasiones, quizás más de las que me gustaría, la consultoría política puede resultar una auténtica montaña rusa de emociones.

Durante esta década, además de ejercer la consultoría política de manera independiente, he dedicado gran parte de mi esfuerzo a hacer ver, a los políticos y a formaciones políticas, el valor de esta profesión. Hacerles comprender todo aquello que les puede aportar el apoyo y el asesoramiento de profesionales cualificados y experimentados en el campo de la consultoría política.

Esta otra tarea, ha resultado ser un desafío constante. La resistencia a aceptar la importancia del asesoramiento político profesional e independiente ha sido una barrera significativa y, muchas veces, muy difícil de superar. El desconocimiento generalizado sobre nuestra labor, sobre la propia profesión y los prejuicios sobre la objetividad de los consultores políticos, han dificultado esta tarea. Sin embargo, mi respuesta siempre ha sido clara: al igual que confiamos en un médico, deberíamos confiar en un consultor político.

Lamentablemente, aún hoy, muchos asocian a los consultores políticos con intereses partidistas o ideológicos. Sin embargo, mi experiencia demuestra que la consultoría política se basa en conocimientos, metodologías y experiencia que van más allá de cualquier afiliación ideológica.

Aunque la tarea de “educar” o concienciar a los políticos y a la sociedad en general sobre el valor de nuestra profesión ha sido ardua, me siento satisfecho al ver que algunos líderes políticos han comprendido la importancia de contar con asesores externos e independientes.

Pese a las muchas reticencias y aunque la lucha por la profesionalización de la consultoría política ha sido ardua, lo cierto es que, también ha resultado y sigue resultando gratificante.

Consultoría política: Más que una experiencia.

Durante estos años, la consultoría política me ha brindado una amplia gama de experiencias, compensando así la inestabilidad laboral inherente a esta profesión porque, no podemos negar que, se trata de una actividad que, como los actores, cuenta con muchos altos y bajos. Periodos con alta intensidad de trabajo y periodos en donde el teléfono deja de sonar, donde la posibilidad de asumir un nuevo proyecto o conseguir un nuevo cliente, resulta una tarea casi imposible.

Nadie te prepara para esta realidad, pero, una vez que entiendes que esto esa así, todo resulta más fácil. Lo es porque logras disfrutas al máximo cuando te has embarcado en un nuevo proyecto profesional, y también disfrutas en aquellos periodos en los que esta actividad profesional escasea porque, es tiempo para seguir formándote y actualizar tus conocimientos para, con energías renovadas aceptar un nuevo reto profesional.

Afortunadamente, en estos años, he tenido la oportunidad de trabajar en equipos altamente cualificados y de lograr objetivos ambiciosos. Cada nuevo proyecto, desde gestionar crisis reputacional, hasta la participación en una campaña electorales, ha supuesto un desafío que me ha permitido crecer, no solo en ámbito profesional, sino también, en el personal. La colaboración con equipos apasionados y la consecución de objetivos ambiciosos han sido experiencias muy gratificantes.

La satisfacción de ver cómo una estrategia bien ejecutada puede cambiar el rumbo de una campaña electoral, mejorar la imagen de un cliente o lograr un mensaje que logre un alto impacto en la sociedad, es una recompensa invaluable. Esta es la magia de esta profesión.

A lo largo de estos diez años, he podido constatar la importancia crucial de la consultoría política el buen funcionamiento de nuestras democracias y la diferencia entre hacer bien o hacer mal nuestro trabajo, así como las consecuencias que pueden tener.

En diversos contextos y sociedades, he tenido la oportunidad de trabajar con políticos y organizaciones políticas, y he podido comprobar cómo, una comunicación política efectiva, puede ayudar a los líderes a conectar sus ideas con los ciudadanos y a construir una sociedad más informada y participativa. Pero también he visto lo contrario.

Si bien existen excepciones, en términos generales, estoy convencido de que la consultoría política es una herramienta fundamental para construir sociedades más informadas y participativas. Al ayudar a los líderes políticos a comunicar de manera efectiva sus propuestas, contribuimos a un debate público más enriquecido y a una mayor participación ciudadana.

Aun siendo esto así, también es importante hacer autocrítica porque hemos de reconocer que, nuestra profesión, también ha contribuido a la propagación de la desinformación y ha propiciado la polarización de la política y de nuestras sociedades. Hemos sido parte implicada en todo este proceso.

Precisamente, ha sido esta realidad la que, durante varios meses, me ha llevado a reflexionar profundamente sobre mi papel como consultor político y a cuestionar si quería seguir desempeñando esta labor.

Tras un periodo de introspección, creo que hay que seguir reivindicando esta profesión, pero desde un enfoque diferente, que pasa por llevar a cabo un trabajo capaz de contribuir a combatir la desinformación y la polarización, promoviendo una comunicación política más positiva.

Tras este proceso de reflexión y autocrítica, creo firmemente que la comunicación política puede ser una fuerza positiva y que es posible construir discursos constructivos, capaz de apelar a las emociones y a los sentimientos, pero basados en hechos.

Consultoría política: Evolución constante.

A pesar de mi pasión por la consultoría política, es evidente que el sector necesita una transformación profunda para que se valore nuestro trabajo y profesionalidad. La consultoría política es una profesión apasionante, pero requiere un cambio de paradigma para ser valorada en su justa medida.

En este sentido, he de decir que mi objetivo ha sido y sigue siendo, contribuir a dignificar esta actividad. Mi compromiso seguirá siendo la de reivindicar la profesionalidad, la ética y promover la excelencia profesional en el ejercicio de la consultoría política.

Por otra parte, me he propuesto dedicar más tiempo a la reflexión y a la divulgación sobre la consultoría política. Considero fundamental analizar las tendencias actuales y compartir mis conocimientos con otros profesionales y con la sociedad en general, en materia de comunicación política, campañas electorales e incidencia pública.

Aspiro a desarrollar una faceta más analítica y divulgativa. Quiero compartir mi experiencia y conocimientos con otros profesionales y con la sociedad en general, contribuyendo así a un debate público más informado y fundamentado. Este nuevo capítulo en mi trayectoria profesional me brinda la oportunidad de compartir mis conocimientos y opiniones sobre la consultoría política con total libertad.

¿Y ahora qué? Lo cierto es que, la consultoría es una profesión que exige una constante adaptación a los cambios, especialmente el que ya estamos llevando a cabo en un entorno marcado por la transformación digital.

La irrupción de las nuevas tecnologías, y en particular de la inteligencia artificial, ha revolucionado la forma en que nos comunicamos y hacemos política. Es por eso por lo que, en los últimos años (desde el año 2023), he centrado parte de mi actividad a explorar las aplicaciones de la inteligencia artificial, tanto al IA predictiva como en la IA generativa, en el campo de la consultoría política, lo que me ha permitido identificar nuevas oportunidades y desafíos.

Estoy convencido de que la inteligencia artificial desempeñará un papel cada vez más importante en el futuro de la política. Por ello, he de seguir formándome y explorando nuevas formas de aplicar estas tecnologías en mi trabajo.

Esta constante búsqueda de nuevas herramientas y conocimientos me motiva a seguir creciendo profesionalmente y a contribuir a la transformación de nuestra profesión.

Consultoría política: Punto y seguido.

Vivido lo que he vivido y experimentado lo que he experimentado, diez años dedicados a la consultoría política, ha resultado ser un viaje intenso y transformador.

A lo largo de esta década, he aprendido que esta profesión es mucho más que una simple carrera. Es una vocación que exige pasión, perseverancia y un compromiso inquebrantable con la verdad y la transparencia.

He tenido la oportunidad de participar en una variedad de proyectos, cada experiencia ha sido una lección valiosa. Sin embargo, también he sido testigo de cómo la creciente polarización y la desinformación han minado la confianza en las instituciones y dificultado el diálogo constructivo. Estos desafíos han puesto a prueba nuestra profesión, pero también nos han brindado la oportunidad de demostrar nuestra relevancia.

Estoy convencido de que, con un enfoque más analítico y divulgativo, podemos contribuir a un diálogo más informado y a una política más inclusiva.

Mirando hacia el futuro, me siento optimista y motivado para seguir explorando nuevas oportunidades y desafíos, especialmente en el ámbito de la inteligencia artificial y su aplicación en la consultoría política.

Invito a mis colegas y a las nuevas generaciones de consultores políticos a unirse a este esfuerzo. Juntos, podemos construir una consultoría política más ética, innovadora y capaz de responder a los desafíos de nuestro tiempo.

Agradezco profundamente a todas las personas que han formado parte de este viaje. Sus enseñanzas y el apoyo brindado han sido fundamentales en mi crecimiento.

La consultoría política ha sido, y sigue siendo, una pasión y una misión. Este no es el final, sino un punto y seguido en un camino de constante evolución y aprendizaje.

Pese a lo vivido, al momento tan complejo en el que viven nuestras sociedades, sigo creyendo que, la política, es la herramienta más poderosa que tenemos al alcance de nuestras manos, para transformar nuestras sociedades. Y la consultoría política tiene y seguirá teniendo un papel crucial en este proceso.

Gracias por acompañarme en esta década de aprendizajes y desafíos. El futuro está lleno de posibilidades. Juntos podemos seguir trabajando por un mundo más justo y democrático.

Fotos: Imágenes generadas con IA.