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CLASE POLÍTICA EN ESPAÑA SIN RUMBO… ¿O NO?

SinRumbo

Hace tiempo que no escribo ningún artículo de reflexión en mi blog. Probablemente sea porque me encuentro inmerso en el que es mi primer trabajo como consultor político, en pleno desarrollo de la primera campaña electoral a la que me enfrento como profesional independiente, asesorando a una formación política que con curre a las elecciones locales y autonómicas que se celebran en España el próximo 24 de mayo de 2015.

En la medida que no es lo mismo ver el toro desde la barrera que bajar al ruedo y experimentar lo que, en el campo de la batalla electoral, es lo que hace que todas mis energías estén concentradas en conseguir el mejor resultado posible para mi cliente o, cuando menos, que cometa la menor cantidad de errores posible.

Y como ahora toca centrarse en aquél lugar donde la teoría ha de pasar a ser práctica, y donde el mínimo fallo puede llegar a dar un traspié que dé al traste con todo el trabajo que hemos realizado, quizás sea por eso que, al estar todos mis esfuerzos concentrados en esta batalla, no haya tenido tiempo para hacer un alto en el camino y reflexionar sobe aquellas cosas que afectan al entorno de nuestra profesión o a todo lo relacionado con el mundo de la política en general.

TxtSR1Con todo ello, lo que sí puedo decirles es que, no sé porque extraño motivo, hoy sí que he decidido compartir con ustedes una percepción que llevo observando desde hace algún tiempo el ámbito de la política en mi país, España. Percepción que no sé si trasciende de un ámbito meramente local u otro más amplio.

Vivimos un momento un tanto convulso, un tiempo en el que parece que aspiramos a un cambio radical en las cosas, en nuestra vida y en la política pero, de alguna manera, nos encontramos como paralizados. Es como si deseáramos cambiar pero no sabemos bien como dar ese paso. Un paso al que hemos de dar solos porque, de una forma u otra, sabemos que nadie nos va a llevar de la mano en ese tránsito que sí o sí sabemos que hemos de dar.

No sabemos si es lo mejor que podemos hacer, desconocemos lo que podemos encontrar pero internamente, en como si un ciclo vitar estuviera terminando y quisiéramos dar ese paso que nos va a permitir abrir el telón a nuevas oportunidades, a nuevas sensaciones a una nueva forma de enfrentarnos a la vida y al entorno que nos rodea.

Desde la posición que ocupo, desde el campo de la dura confrontación política y electoral, he notado que ese proceso de aspiración al cambio que vimos en un ámbito más personal e íntimo, se estuviera dando en las organizaciones políticas que configuran el panorama político en España.
No sé si también ocurre en otros países pero, en mi país, se evidencia hay una especie de falta de rumbo, no se sabe hacia dónde ir, no se sabe qué hacer, tan siquiera, se atreven a improvisar. Es como si estas organizaciones se encontraran paralizadas, a la espera de recibir instrucciones de no se sabe quién y no se sabe cuándo.

Mientras tanto, sus miembros empiezan a tomar decisiones a título individual o conformando pequeños grupos mientras pasas ese tránsito de cambio que supone encontrarse en el andén de espera al que han llegado tras muchos años de hacer lo que mejor sabían hacer, que no pasara nada. Pero ahora, las circunstancia y buen parte del resultado de sus acciones pasadas, las han colocado en una especie de limbo, esperando no se sabe qué y a no se sabe a quién.

En España nos encontramos con una clase política y unas organizaciones políticas más o menos tradicionales que ha comparado un billete de avión pero, una vez pasado el control de seguridad, se encuentra esperando en el aeropuerto a que salga un avión que sufre un retraso tras otro. Y los que no se encuentran en esta situación están pensando comprar o ya han comprado sendos pasajes para dos vuelos que tienen fecha, pero no saben si llegaran a tomar o no.

TxtSR2Es más, aunque han comprado sus billetes (uno es para las próximas elecciones locales y autonómicas y el otro es para las elecciones generales), lo cierto es que, muchos de ellos, lo han hecho demasiada anticipación y de forma precipitada, como si quisieran aprovechar una interesante oferta en el coste del billete. Han abonado ambos billetes, pero se han dado cuenta que la compra la han hecho en una compañía de bajo coste y cualquier cambio o modificación en el billete supone un sobre coste.

El caso es que, a pocos meses de las elecciones (de tomar el vuelo) saben que han de seleccionar asiento y pagar por ello, facturar más de una maleta y pagar por ello, modificar el billete y pagar por ello.

Pero, lo más inquietante es que, todavía no saben si han de comparar más billetes, o deben de anular alguno de los trayectos de esos billetes que ya han comprado y pagado.

TxtSR3Da la sensación que las los políticos en mi país (España) y las formaciones políticas que aspiran a jugar un papel de actor principal, y no de reparto, en las próximas elecciones (bien sean locales o generales), empeñándose en hacernos ver que tienen todo controlado, que saben dónde van pero, en el fondo, la realidad es otra.

De nada que nos adentremos en el corazón de esas organizaciones políticas, especialmente las tradicionales, nos damos cuenta que existe una clara falta de rumbo, no tienen realmente claro que han de hacer y hacia dónde ir porque, ya no basta con querer ganar las elecciones con mayoría absoluta, sino saber qué plan existe para el día después.

Sus bases e incluso, hasta algunos de sus dirigentes pareciera que esperan recibir instrucciones, de nos e sabe quién y no se sabe cuándo. El caso es que bien no llegan o no se sabe a ciencia cierta quién ha de darlas, y lo que es peor aún, pareciera que no está claro que instrucción o instrucciones dar.

TxtSR4Pero como si de un virus se tratara, incluso las formaciones emergentes que aspiran a ser una alternativa y representan ese cambio que parece venir demandando la sociedad desde hace tiempo ya, han de defenderse para no contagiarse de este virus que parece afectar a las organizaciones políticas tradicionales. Y es que, hasta la fecha no se ha descubierto vacuna alguna que mitigue los efectos de esta situación de falta de rumbo que condicionan al mayor parte de las decisiones y acciones que quieren y desean tomar.

Nos encontramos con organizaciones que sabemos que, como un barco, sus integrantes saben que existe un puente de mando, un capitán y unos oficiales pero, en verdad no saben si están ahí, si están haciendo su trabajo, si están pilotando la nave a un destino bien definido y compartido por toda la organización.

TxtSR5Eso sí, hay mucho ruido mediático, ha mucha declaración, hay reacciones cada vez que surge un nuevo sondeo electoral pero, en el fondo, es como si cada uno fuera por su lado, como si nada pasara, mientras la sociedad “va por libre”, esperando a tomar una decisión pero, tampoco supieran a ciencia cierta cuál tomar.

Igual es una percepción muy subjetiva, pero denoto como si o hubiera, en la mayor parte de las organizaciones políticas en España una estrategia bien definida. Es como si hubiera una conjunción de muchas estrategias, como si de astros se tratara, muchos mensajes, mucho ruido y pocas alternativas que permitan al electorado tomar una posición clara acerca de lo que está pasando y, sobre todo, que les ayuden a decidir cuál es el cambio que quieren y desean hacer.

De una forma u otra, pareciera que quienes pretenden ser los actores principales de estas elecciones, están más centrados en librar sus propias batallas internas, que en ofrecer una alternativa de cambio real.

Falta esa necesaria dulce reconciliación de los políticos con los ciudadanos

Mientras tanto, el ciudadano sigue también esperando, quiera votar, quiere participar pero, a fecha de hoy, muchos ciudadanos, una gran mayoría, sigue sin tener clara cuál es la propuesta de las formaciones política a la que están dispuestos a dar su confianza.

Aunque cueste reconocerlo, falta ilusión y liderazgo. Falta esa necesaria dulce reconciliación de los políticos con los ciudadanos que hoy más que nunca se echa en falta.

Falta que los políticos y sus organizaciones políticas nos vuelvan a enamorar. Sí, esa es la palabra, enamorar.

TxtSR7Es justo aquí donde debieran de centrarse todos los esfuerzos. Trabajar para conseguir que los políticos vuelvan a enamorase del electorado y, a su vez, éste, del político.

Es así de simple, basta con una sonrisa, con una mirada honesta y transparente capaz de provocar ese necesario enamoramiento. Un romance que ha de ir más allá de un mero programa político, de una mera declaración de buenas intenciones o de una historia más o menos elaborada.

Somos humanos y las organizaciones políticas también los son. Éstas han de cambiar su mensaje, mirar de frente a los ciudadanos y hablarles de verdad y sin tapujos.

Por eso, las formaciones políticas han de cambiar su mensaje, es necesario que hablen al corazón, pero con honestidad y confianza.

No sé si ustedes perciben esta sensación o son meras apreciaciones mías. Si se fijan no hago mención a ningunaformación política en particular, y es que, ya sean más recientes o lleven más años entre nosotros, creo que tanto una como otras se encuentran en la misma situación. A la espera que el capitán del barco marque el rumbo a segur y dé la orden de zarpar.

Quizás esté equivocado y solo sean desvaríos de un mero espectador y actor de la política en España, pero llevo tiempo dándole vueltas a este asunto y, como si de una catarsis se tratara, he querido compartirlo con ustedes por si piensan igual que yo, o por el contrario, creen que la situación es otra bien distinta.
Esta es la pregunta, ¿en verdad hay un rumbo bien definido en la política de este país, España, en sus políticos y en las organizaciones políticas que aspiran a poder gobernarnos?

La respuesta, nos guste o no, la tendremos que dar cada uno de nosotros en las urnas. En ese momento de intimidad más absoluta que supone el introducir una papeleta en una urna y cambiar o no una situación que compartimos o que deseamos modificar. El resto, no son más que palabras y conjeturas. Ese es el momento donde todo es posible.